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Eva Quevedo
Eva Quevedo

Entrevista a Eva Quevedo, autora de "Blog de madre"

"Yo no quiero decirle a nadie cómo debe ser madre"

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Eva Quevedo es una joven escritora que un buen día decidió hacer un blog contando sus experiencias como madre. Tuvo tanto éxito que pudo auto publicar un libro con los post más interesantes. Tal fue el éxito que una de las grandes editoriales españolas, Plaza & Janés, decidió ficharla para publicar su Blog de madre donde cuenta en clave de humor sus experiencias maternales.

En Blog de madre, Eva Quevedo se ríe de sí misma. Ha querido hacer un libro de humor y qué mejor que su experiencia reciente de maternidad. "La literatura de humor no está valorada en el mundo literario. Sin embargo, en España tenemos grandes escritores en este género: Enrique Jardiel Poncela, Miguel Mihura y, más recientemente, Eduardo Mendoza y eso sin irnos a los clásicos", explica la escritora.

El libro versa sobre mujeres y sobre madres, pero todo con un tono de humor sano y actual. Eva Quevedo, a raíz de sus dos maternidades, se mostró muy activa en las redes sociales. De ahí surgió la idea de hacer un blog contando sus experiencias, pero siempre sin "querer decirle a nadie cómo debe ser madre". Gracias a Internet se dio a conocer y alaba las características de este nuevo medio de comunicación al que hay que amoldarse y que está sirviendo para hacer evolucionar la información.

"Internet está ayudando a la democratización del arte. Su acceso es libre, admite todo tipo de expresión cultural y sin connotaciones políticas", dice la escritora madrileña, que también señala la importancia del Twitter en la sociedad. "No hay periodismo y periodista que no esté en Twitter", afirma con toda la razón. Los nuevos medios están revolucionando el mundo de la comunicación y quien no sepa adaptarse no estará presente en este mundo dentro de unos pocos años.

Sin embargo, hay cosas que no cambian ni evolucionan y quizá eso les ocurra a las madres. "Cuando yo tenía unos 15 años pensaba que jamás sería como mi madre. Veinte años después repito sus mismas frases, tengo los mismos miedos que ella y sus inseguridades", reconoce Eva Quevedo. Al fin y al cabo, madre no hay más que una y la educación que da una madre sigue siendo un referente para un hijo durante toda la vida, llegando a repetir errores o aciertos de forma milimétrica. En su familia, los roles estaban muy definidos, ahora es más complicado. Antes las madres solo trabajaban en casa, en la actualidad las madres trabajan en sus puestos de trabajo y en casa, son las pluriempleadas del hogar. ¿Los maridos?, mejor pregunten a las esposas. Si al menos limpiasen el polvo... - la plancha debe ser un instrumento harto complicado para una mente masculina -.

"La madre es pura pasión", afirma, ¿el marido? Es puro televidente. El rol de la madre, pese a los avances, sigue siendo más relevante. La parte pasional y sentimental la abarcan casi en exclusiva porque son perfectamente capaces de dar amor y cariño. Y una madre no exige nada, sólo a sí misma. "Yo sabía que iba a ser madre desde muy pequeña", rememora mirando al infinito y viéndose jugar a las mamás con las muñecas de su infancia. Sabía que terminaría embarazada y no la importaba, "el embarazo es una locura, las emociones se disparan, todo está a flor de piel, pero la maternidad es la experiencia más maravillosa de la vida", añade.

"Por eso, he intentado con el libro, como antes hice con el blog, desdramatizar la experiencia. Que los lectores vean más un libro de humor que un tratado de ser padres. Para eso están las revistas especializadas y los manuales clásicos", reflexiona Eva Quevedo. Porque sus hijas, como confiesa, no se lo ponen nada fácil y hay que saber reírse de eso. 

En el libro da poco consejos, porque lo que la interesa es el humor, pero algo se le escapa de vez en cuando. "Los hijos te ponen al límite constantemente, se pasan todo el día midiéndote, viendo lo que les dejas hacer o no, ese jueguecito te deja sin fuerzas, ahí entran las ayudas que puedas recibir de los abuelos o de las canguros", puntualiza. Sin estas ayudas no se puede desconectar, no se puede recuperar una vida propia. Lo dice muy claro cuando se pregunta: "¿dónde habré dejado mi yo?". Aunque el problema es si vuelves a recuperar ese yo. El libro contiene también unas maravillosas ilustraciones de su amigo Ata Lassalle, director artístico de la empresa donde trabajaba. 

"Los padres somos estrictos, los abuelos indulgentes", dice. Todos conforman un modo de educar en donde la escuela tiene un papel relevante. Si la preguntas si es partidaria de las clases extraescolares, opina que "son necesarias por motivos de falta de tiempo por los trabajos de los padres, pero no hay que volverse loco con tanta clase extra. Los niños han de ser niños, han de jugar", sabias palabras que los forofos de estas actividades deberán valorar. Violín, chino, judo; estás actividades pueden volver loco a un niño, hasta tal punto de convertirlos en locos bajitos, como cantaba Serrat.

"Siempre me he guiado por el instinto con mis hijas, nunca he querido ser una madre perfecta. He querido ser, simplemente, una madre; como lo fue mi madre. Ahora me veo repitiendo lo que hacía y decía mi madre", señala Eva Quevedo. Sin embargo, es partidaria, con toda la razón, de poner "límites. Si no los ponemos, los niños se convierten en tiranos. 

Eva Quevedo estaba destinada a ser escritora. Su padre lo señala en la solapa del libro: "mi hija escribe porque nos apellidamos Quevedo. Si nos apellidásemos Phillips haría bombillas. Las mejores bombillas". De momento libros de humor, más adelante Dios dirá, pero de una cosa sí estoy seguro: que siempre los escribirá con mucho sentido del humor.

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