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“La ciudad del trueno” de Miguel Fortea

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h


Por Javier Velasco Oliaga

“La ciudad del trueno” de Miguel Fortea es una novela negra vertiginosa, con todas las buenas característica de las novelas de género, muy bien ambientada y documentada que refleja una época, la década de los treinta, de una manera original y de forma distinta a este tipo de obras.


Estamos en el año 1936, la situación política en España está candente y a punto de estallar. Se están incendiando iglesias, se están persiguiendo a personas por sus ideas políticas e, incluso, por su forma de vestir: llevar corbata y sombrero te hacían ser sospechoso. Grupos de radicales de ambos extremos campaban a sus anchas sin que la policía hiciese nada por impedirlo.

Coches incautados por unos. CNT, FAI, UGT, PCE sembraban el terror en los barrios pudientes de Madrid. Coches lujosos por las noches, con falangistas, disparaban a transeúntes en los barrios populares. En esta situación un empresario republicano denuncia la desaparición de su hija, novia de un anarquista soñador y aprendiz de literato. El inspector Dalmau, valenciano de Calpe, es encargado de buscar a la señorita Sonia Araujo y aquí comienzan todos sus males.

Dalmau es un subinspector cínico, bebedor, solitario, le gusta la juerga nocturna y salir con prostitutas; muchos defectos para un servidor del orden, pero con una gran virtud difícil de encontrar en esa época, era un policía honrado y concienzudo. Al poco estalla la Guerra Civil y las prioridades de la policía cambian, pese a ello y pese a encontrarse en una comisaria, la de la calle de la Luna desvencijada y sin apenas personal, él comienza una investigación que le acarreará muchos más problemas que satisfacciones.

Araujo, el padre de la secuestrada, no le ayuda todo lo que debiera. La jefatura de la policía no da importancia a un secuestro en una ciudad donde todas las noches morían fusiladas centenares de personas. Dalmau se encuentra solo y busca fuentes para resolver el enigma por todos los sitios inimaginables; la casualidad le hace conocer a Ernest Hemingway, al que resuelve un robo del que ha sido víctima. En agradecimiento le ayuda a investigar y le lleva a conocer a los comisarios soviéticos que hay en la ciudad, que a su vez le ponen en contacto con el ministerio del Interior.

Es un galimatías que no acierta bien a entender. Según va avanzando en la investigación va haciendo más enemigos; en su camino de búsqueda de la joven, es sacudido en varias ocasiones hasta recibir un impacto de bala en la misma comisaría que le deja fuera una temporada.

La novela tiene dos tramas principales, una es la investigación de José Dalmau, y otra la búsqueda del Elefante Blanco, un personaje enigmático y escurridizo que trabaja para el bando nacionalista. Los fascistas alemanes mandan una persona para ayudar a sus camaradas españoles y qué mejor que infiltrarlo en las Brigadas Internacionales. Las dos tramas terminan confluyendo, aclarando todos los enigmas.

Como habrán podido observar son muchos los alicientes de esta obra, con ingredientes tomados de la realidad pero en situaciones imaginadas pero posibles. La novela está escrita en primera persona lo que le da una cercanía especial. Parece que estamos metidos e inmersos en medio de la trama porque el protagonista, Dalmau, es un acierto sobresaliente en esta novela, un personaje de unas cualidades muy cotidianas pero atrayentes que nos va desvelando cómo era el Madrid de la Guerra Civil: una ciudad muy parecida al Chicago de los años treinta donde los gangsters son sustituidos por pistoleros milicianos.

El escritor burgalés está especialmente dotado para este tipo de literatura y aunque la novela tiene similitudes con las obras de Hammett o Chandler, La ciudad del trueno incluye pasajes de novela bélica perfectamente descritos y con un lenguaje muy cinematográfico. ¡Que gran serie saldría de esta novela! Y no esos tostones increíbles que nos vemos obligados a ver en la televisión.

La novela destila credibilidad por su magnífica documentación y por sus pasajes totalmente reales. Destila humor, evidentemente negro, por sus comentarios cáusticos y cínicos usando la ironía y plagando de metáforas y paradojas todo el texto. Encaja perfectamente a los personajes reales con los ficticios. Mantiene la tensión hasta el final. Describe hechos y personajes con rasgos bien definidos y escuetos. Y nos descubre un protagonista muy sólido, aunque golpeado por todos. Bien podría ser esta novela el inicio de una serie sumamente atractiva.

Le ha costado publicar el libro varios años. Mandó el original a muchas editoriales y fue rechazada. Finalmente decidió enviarla a agentes literarios y fue Carmen Balcells la que tuvo el olfato necesario para saber que estaba ante una obra de un envergadura considerable, por eso es la mejor en su profesión. Plaza & Janés ha tenido el acierto de publicarla y esperemos que siga depositando en Miguel Fortea su confianza, se la merece.

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