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9788418208676

05/05/2021@07:00:00

Ricardo Bellveser Icardo (Valencia, 27 de noviembre de 1948) se licenció en Periodismo por la Escuela Superior de Madrid con una tesis de licenciatura sobre la revista Clima que obtuvo la máxima calificación. Después, se licenció en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Como último trayecto como estudiante universitario se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia con una tesis de licenciatura sobre La Comedia Bribona del «pare» Mulet (1624-1675) que obtuvo la máxima calificación. Bellveser es ensayista, novelista, profesor, conferenciante; un periodista de dilatada experiencia que, también como poeta, es autor de una apreciada obra que comenzó a publicar en 1977 y llega hasta 2020. El mediterranismo, es uno de los rasgos que se ha mantenido vivo en su poética a lo largo de esos cuarenta y tres años de trayectoria.

Nunca el verbo se hizo tan carne, carne herida y sangrante. Carne de otra carne dolorida, carne hermana, carne gemela, esa que solo la palabra puede explicar en sí misma, porque grande y generosa son las huellas dejada en ella, la carne, señales y cicatrices que solo el verbo es capaz de mostrar en su rotundo esplendor de cenizas o de luz. Horadada la carne se halla el verso más limpio y puro, como si te hubieran abierto las entrañas y notaras fluir toda su esencia, desnuda y libre, cuando el tiempo cae sobre el mundo como una gigantesca losa que acalla todos sonidos del silencio.
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La poética de Ricardo Bellveser puede escindirse en dos etapas: la histórica, compuesta por sus cuatro primeros libros: Cuerpo a cuerpo, La estrategia, Manuales y Cautivo y desarmado; y la emotiva, la cual comenzó con su libro El agua del abedul y siguió con Fragilidad de las heridas, Las cenizas del nido, Jardines y Primavera de la noche. Los poemarios De profundis y Julia en julio quedan, pues, como gozne del conjunto, una membrana que posee atributos de ambas etapas, las articula, pero son algo diferente. Estanterías vacías supone la cumbre de la emotividad bellveseriana, es la noche de esa primavera anticipada en su anterior título, pero una noche luminosa, un poemario crepuscular en el que la voz poética se presenta quizás más desnuda y más sincera que nunca para certificar que vida y poesía, o poesía y vida, son una misma cosa en la concepción más desnuda de su poesía.