www.todoliteratura.es

9788491042181

23/09/2016@08:11:46

Para la defensa de sus tesis (abrumadoras, en verdad) a propósito del bien de la lentitud, el autor comienza por hacer una confesión cuyo sustrato, sin duda, ha sido elaborado con delectación y lentitud a lo largo de su vida: “Para los viejos ingenuos como yo…” Pero no debe leerse aquí una autoinculpación, no, antes al contrario, una defensa in person de lo que considera un buen aliado para la inteligencia de la realidad, para la comprensión del mundo, para la apreciación de lo más significativo, sea cual fuere su tamaño y, sobre todo, dicho con la pausa y reflexión necesarios.

  • 1