En ese tiempo, el país ha dado un vuelco total. De la dictadura hemos pasado a una democracia estancada y con falta de oxígeno. Políticos, periodistas y ciudadanos parecen anclados en el pasado y no han sabido entrar en el futuro. Sin embargo, al comienzo de la Transición hubo demasiadas cosas buenas y como dice Nativel Preciado en la presentación de su libro, “La Transición se hizo como se pudo y Adolfo Suárez fue un político generoso”. Ahora falta hacer una reforma en profundidad para adaptar a los nuevos tiempos nuestra democracia. Pero los políticos no se ponen de acuerdo y la ciudadanía no exige lo que tendría que exigir.
Rompió el fuego de la presentación el editor Nacho Garmendía. “La crisis actual debe tener en cuenta las crisis del pasado y no pecar de adanismo. Los que aspiran a una segunda transición no deben olvidar la primera, como parece”, expuso en la primera intervención. "Hagamos memoria" parte de una entrevista que un politólogo hizo a la autora del libro. “Fue bastante agresivo en la misma”, recuerda Nativel Preciado. A partir de ahí, recuerda los años en que ha trabajado como periodista y ha sido testigo de la evolución de nuestra democracia.
“Una de las tesis que maneja Nativel es que el periodismo también es poder”, señala. La cercanía de muchos periodistas al poder hace que tengan una clara relevancia, pero, en estos momentos, el periodismo no está viviendo sus mejores momentos. El pulso del periodismo ha pasado del papel a Internet y Jesús Maraña desde su puesto de director editorial de infoLibre lo atestigua.
Jesús Maraña empezó a trabajar con ella hace más de 30 años en la revista Tiempo. “Creo que puedo decir que no he estado un solo minuto con ella sin aprender algo”, afirmó su compañero y amigo. “En el libro escribe un relato sencillo de sus vivencias y sobre lo que ha vivido”, apunta. Además, traza un paralelismo y, a la vez, confrontación, entre la realidad de la Transición de los setenta con la etapa actual. “En ningún momento se pierde la referencia de hoy y, por supuesto, se hace hincapié en el conflicto generacional que vivimos hoy en día”, expresa con su pasión habitual.
“Este libro respira sinceridad, humildad, autocrítica e independencia. Narra las peripecias que ha vivido en primera persona. Es un libro que es necesario que lean políticos, periodistas y ciudadanos”, diagnóstica con acierto Jesús Maraña en su intervención.
Nativel Preciado ha escrito el libro por muchas razones, pero quizá la principal es: “reivindicar una profesión dignísima como el periodismo. Baste ver a esos periodistas que se desplazan a los lugares en conflicto, como los campos de refugiados, por sus propios medios y a la aventura sin estar cubiertos por un medio”, puntualiza la periodista. Gracias a esos arriesgados periodistas se han denunciado corrupciones como la de los papeles de Panamá. “Es una profesión que sigo admirando”, afirma con convicción y rotundidad y no es la única.
“Yo no me considero protagonista de la actualidad, sino testigo”, apunta. Y como testigo ha vivido la profesión en el Congreso de los Diputados y en sus muchos viajes por nuestra piel de toro. “Mi reproche es que no se profundizase más en la democracia. El sistema que tenemos no ha sido capaz de solucionar nuestros problemas”, reivindica. Cree que la clase política no ha evolucionado y no ha sabido cambiar los mecanismos del poder. “Por una parte es lógico porque no van a legislar contra ellos y sus privilegios”, acota.
Para Nativel Preciado, la Transición fue una obra compleja y llena de aristas. Fue posible por los movimientos ciudadanos y las protestas de trabajadores, sindicalistas, universitarios, curas obreros, etc., que hicieron que los políticos se inclinasen por la democracia, pero el miedo estaba presente. Nadie quería que hubiese violencia. La democracia fue un encaje de bolillos prendido con alfileres.
“La Transición tenía una fecha de caducidad. Fue incompleta porque sus defectos no fueron subsanados por los que tenían la posibilidad de haber profundizado en la labor no resuelta del problema territorial o en el relevo de la judicatura. Esa post Transición dejó problemas pendientes de los que provienen algunos de los que tenemos hoy”, concluye la escritora y periodista.
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