Nancy Abel acaba de jubilarse, después de haber trabajado muchos años en el diario “El País”, como secretaria de dirección y en otros trabajos como secretaria-traductora. El tiempo que no pasa de balde, ha hecho que llegase al final de su vida laboral como tal y se tuviese que jubilar. Este es justo el momento para hacer lo que no se ha podido hacer en la vida profesional. Para Nancy, esa espina que tenía clavada era la de abrir una librería de libros a bajo precio. Como licenciada en Hispánicas, siempre había tenido la ilusión de poder llevar a la práctica lo que ahora emprende.
Sin pensárselo mucho acudió a unos amigos, propietarios del Café del Monaguillo, que anteriormente habían regentado el Café de Ruiz; donde tantas caipiriñas y cafés irlandeses nos habíamos tomado en nuestros, cada vez más lejanos, tiempos universitarios; con aquellas novias que cada vez echamos más de menos. Nancy consiguió el apoyo de sus amigos y ha podido montar en un tiempo récord una interesantísima y acogedora librería low-cost.
“El mundo de la segunda mano en España no está muy bien explotado”, afirma rotundamente Nancy nada más empezar la visita a su librería. En los países anglosajones nos encontramos con librerías de un estilo parecido donde jóvenes y no tan jóvenes buscan entre los anaqueles de la librería los títulos que en su momento no pudieron comprar. “Ahora se están abriendo franquicias de este tipo de librerías pero nuestra apuesta es más personal”, dice orgullosa de lo bien que le ha quedado la librería, trabajo que ha hecho con la ayuda de su hijo Andy y su marido.
El precio de los libros es único. “Un libro vale tres euros, si quieres comprar dos cuestan cinco euros y si te quieres llevar cinco el precio asciende a diez euros”, explica sonriendo como buena librera que es. ¡Vamos un chollo! Porque los más de 4. 200 libros que tiene en su fondo son realmente oportunidades que no deben faltar en una buena librería.
Thelibro@Cafe del Monaguillo se diferencia de los librerías de viejo en que los libros que venden son prácticamente nuevos. “Los compramos a particulares, en ocasiones son pocos libros los que nos venden pero, en otras, son bibliotecas enteras. En alguna ocasión nos han donado los libros y los beneficios de estas ventas los derivamos a una ONG”, nos cuenta Nancy. Concretamente a la Fundacion Mozambique Sur (https://fundacionmozambiquesur.org/).
La oferta que nos ofrece esta americana emprendedora, de vender libros seminuevos dentro de un café, no la hay en ningún otro sitio. La idea es tan buena que dentro de poco, estoy seguro, se la copiaran. Los americanos suelen tener buenas ideas, menos a la hora de escoger presidentes. A Nancy la ha sentado bastante mal, como a su hijo, la victoria holgada de Donald Trump, que, por cierto, también ha escrito algún que otro libro de cómo se ha hecho multimillonario.
Los libros que ofrece están muy bien seleccionados y tienen bastante. Hay libros de poesía, libros de fondo, romántica, novela, cómic y literatura en idiomas extranjeros, “para los muchos turistas que hay en esta zona”, señala. Dentro de poco habilitarán una estantería dedicada a una editorial en especial y los llamaran editorial-residente, pretende invitar a editoriales pequeñas.
Sus compradores, el lector sagaz ya sabrá quiénes son sus compradores mayoritarios: las mujeres. “Más de dos terceras partes de los compradores son mujeres. Suelen comprar o uno o cinco libros y si vienen acompañadas de sus parejas, son éstas las encargadas de pagar, la compra después de tomarse una copa en el café”, refiere Nancy entre risas.
De momento, están vendiendo una media de 70 libros al día, pero espera que sea más dentro de poco, “ya que apenas estamos haciendo publicidad y es el boca a oreja lo que está funcionando, de momento la gente está muy contenta con nuestra propuesta de café y libro”, expone. Ya está trabajando en abrir una página web que, en estos momentos, se están diseñando; de momento tiene página de Face-book con más de 200 seguidores. El éxito de su propuesta y el gusto con lo que ha diseñado el espacio hará, sin lugar a dudas, un lugar de encuentro para realizar tertulias literarias o, simplemente, ir a pasar un buen rato seleccionando las lecturas mientas los cliente se toman un café o una copa. Iniciativas como esta merecen la pena y más cuando sabemos la ilusión y el buen hacer con el que se emprenden.