El libro que hoy les presento, que supera las 500 páginas, lo califico de: ¡soberbio!, y como buena parte de la colección bibliográfica de la editorial Actas nos acerca de forma muy inteligente a este personaje de la gran Historia del siglo XIX, que nunca pudo pensar que iba a producir tanto tipo de diatribas y enfrentamientos, que se pueden cualificar en 50% a favor y el resto están en contra, sentimientos encontrados y, en pequeñas ocasiones, absurdos, sobre todo en una sociedad estadounidense que se distingue por su parco nivel cultural, que es lo que han conseguido promover sus presidentes, desde el primero, el virginiano y esclavista, amén de matador de británicos y de indios, George Washington (Westmoreland, 22 de febrero de 1732-Mount Vernon, 14 de diciembre de 1799), definido como estricto propietario de esclavos de raza negra, aunque también utilizaba sirvientes blancos. Y lo mismo se puede indicar, inclusive con más gravedad si cabe, por parte del tercer presidente Thomas Jefferson (Shadwell, 13 de abril de 1743-Monticello, 4 de julio de 1826), quien una vez enviudado vivió con una esclava afroamericana llamada Sally Hemings, con la que tuvo seis hijos, que padecieron una vida complicada y difícil. «La leyenda ha eclipsado la realidad personal del general Robert Edward Lee, el gran héroe de la Confederación, hasta convertirlo en una especie de santo laico en el mundo protestante. ¿Quién fue realmente el Viejo Zorro Gris’ ¿Fue el mejor militar de la Guerra Civil Americana o un temerario que provocó la derrota del Sur? ¿Fue un traidor a los Estados Unidos o un leal patriota virginiano? ¿Cómo se comportaba en la intimidad? ¿Fue un padre cariñoso y responsable o un progenitor severo y posesivo? ¿Un esposo fiel o un irrefrenable seductor? ¿Un abyecto esclavista o un defensor de los afroamericanos? ¿Cómo se forjó el mito sobre su persona? ¿Por qué se convirtió en un ídolo, incluso para sus antiguos enemigos? ¿Por qué en la actualidad se retiran sus estatuas y se ataca su figura? Esta obra trata de responder estas y otras cuestiones: analiza toda la carrera militar de Robert Lee y ofrece una valoración táctica y estratégica de su generalato teniendo en cuenta su personalidad, sus condicionantes y anhelos, su contexto, su visión de la vida y de la sociedad. También explica su importante papel en la compleja posguerra. El hombre y el mito con todas las luces y sombras de las formidables cargas emocionales e ideológicas que, todavía en nuestros días, se proyectan sobre este destacado sureño». La mejor definición, que se puede y debe aplicar al general Robert E. Lee es que siempre fue una persona enigmática o críptica, ya que era un ser humano muy dentro de sí mismo, ya que siempre demostró tener un gran autocontrol. En los EE. UU. de mediados del siglo XIX las diferencias sociales, políticas y económicas entre el Norte y el Sur estaban muy acentuadas, y la futura Confederación no se consideraba que estuviese muy cómoda dentro o con la Unión. Con relación al comandante en jefe del ejército rebelde siempre ha existido una imagen bastante distorsionada, ¡ahora mucho más!, y controvertida. En toda ocasión, se le ha destacado por su inteligencia, y no se debería tener en el olvido que el presidente Abraham Lincoln le ofreció, tras el comienzo de la guerra civil (1861-1865), el mando de los ejércitos de la Unión, lo que el rechazó de plano, ya que le manifestaría al presidente que él siempre estaría con su estado, Virginia, y lo defendería hasta la muerte. “Además, la apariencia hierática y patriarcal del hombre de la barba blanca evoca la caballerosidad, la elegancia y la dignidad del viejo Sur, una sociedad agraria y aristocrática, fundada en sólidos valores tradicionales, que fue violentamente barrida de la faz de la tierra por el poderoso Norte, industrial y capitalista. Estos son los grandes rasgos que probablemente adornan al personaje en el imaginario colectivo mundial. La profusa difusión de estas impresiones proviene del mito de la Causa Perdida creada por los sureños. Y es que fueron los perdedores de la Guerra Civil Americana los que escribieron el relato de todo lo acontecido, con su visión sesgada del conflicto y las justificaciones más adecuadas para sus acciones pasadas. Una tradición que responde a los anhelos más profundos y a las necesidades psicológicas de los derrotados, que nunca llegaron a superar realmente el trauma provocado por la desaparición violenta de su idealizada sociedad”. El general Lee es muy conocido, como militar derrotado y defensor del Sur esclavista en su propia patria, pero no es muy conocido como ser humano, y lo que representaba su idiosincrasia. Los defensores, a ultranza, de su figura realizaron una apología pura y simple, que se puede considerar casi un retrato hagiográfico, pero bastante descontextualizado de su momento histórico. Sea como sea, su vida es de una importante riqueza de matices, que se están, ahora, orillando, por la absurda ley del péndulo de la Historia. En la actualidad se atacan y retiran sus estatuas, junto con todos los símbolos confederados. Los absurdos supremacistas blancos del Sur están contribuyendo, con su incalificable comportamiento, a que se juzgue a Robert Edward Lee como un ser humano ético y moral, y se realicen análisis sobre él, desde un punto de vista binario y maniqueo, siendo obvia la perspectiva racista-antirracista con la que se le juzga. Salvando todas las distancias, y únicamente desde un punto de vista frío y aséptico, igualmente se puede uno referir al concepto romano sobre Aníbal Barca “el Grande” o sobre la misma civilización cartaginesa. “Según una inexorable ley del péndulo, las desaforadas e irracionales valoraciones positivas de este general están siendo reemplazadas sin solución de continuidad por otras negativas, pero imbuidas de idéntica sinrazón y desmesura. Así, a la imagen borrosa del militar sureño se está yuxtaponiendo otra igualmente desenfocada, con el resultado final de la completa ocultación de su persona”. No puedo, por menos de indicar dos textos, muy esclarecedores, que nos pueden servir para analizar al personaje. Giordano Bruno: “En cada hombre, en cada individuo, se contempla un mundo, un universo”. O del propio general Robert Edward Lee: “Nunca permitas que el peligro te aparte de la búsqueda del honor o del servicio a tu país…sé consciente de que la muerte es inevitable y la fama de la virtud es inmoral”. Estamos ante un libro extraordinario, sobre el general Robert Edward Lee, que pudo decidir la victoria de la Confederación frente a la Unión, si no hubiese cometido algunos errores. Por consiguiente, recomiendo, sin circunloquios, este libro de una gran calidad. Y Virginia siempre fue el estado más importante de todos los que, como colonias británicas, se enfrentaron a su metrópoli para conseguir ser libres. Los virginianos se jactaban, en ese siglo XIX, de ser la piedra angular de los Estados Unidos de América. «Quam diu etiam iste furor tuus eludet nos? ET. Labor omnia vincit». Puedes comprar el libro en:
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