Basada en hechos históricos, Santiago Castellanos relata las vivencias de los heréticos de la ciudad de Asturica, actual Astorga, pero haciendo hincapié en una trama casi detectivesca. El escritor logroñés se mete en el alma de esos maniqueos para intentar desentrañar las amenazas de muerte a uno de sus líderes y los posteriores asesinatos que se comenten contra sus miembros. Una historia de un profundo calado psicológico donde casi todos son culpables y pocos los inocentes. En la entrevista, nos desvela algunas de las claves de la novela para una lectura más provechosa. ¿Qué de singular tiene el periodo de la caída del Imperio Romano y el comienzo del dominio godo (o bárbaros) para usted? Es uno de mis campos de especialidad científica. Es una época apasionante por más que durante mucho tiempo estuviera presidida por el apriorismo de la decadencia del imperio romano. En realidad, es un mundo apasionante. Como en todas las crisis de la Historia, colapsaban algunas cosas mientras emergían otras. Como especialista en esa época, ¿cree que las novelas llegan a más lectores que sus ensayos históricos? Sí. Máxime en editoriales de amplio impacto comercial. Como es lógico nuestros ensayos académicos están dirigidos a un público universitario, en la mayor parte de los casos estudiantes de facultad sin profesores lo que es absolutamente normal. Las novelas llegan a muchísimos lectores que están fuera de la profesión, puesto que se trata de un público general que adquiere las novelas en pequeñas librerías de barrio, pero también en grandes cadenas de librerías y en plataformas muy presentes en Internet. Se multiplica exponencialmente el número de lectores. “El libro de los crímenes” transcurre poco después de “Gothia” en pleno siglo V. ¿A qué es debido que ese periodo sea tan poco conocido por los lectores? Creo que tiene un poco que ver con lo que antes decía de los apriorismos. Desde Gibbon y la Ilustración en el siglo XVIII, este período fue visto como la decadencia y caída de Roma (“decline” y “fall” en la obra de Gibbon), a la que seguirían los “Dark Ages”, la época oscura). En los medios académicos hace tiempo que se están revisitando los textos y hay una suerte de revolución arqueológica que nos permite comprender mucho mejor esta época de cambios profundos en Europa. En el caso de España supone el paso de la Hispania Romana a la Hispania en la que se asentó el reino visigodo. Intentaremos que a partir de ahora sea una época mejor conocida para el gran público. Su novela se basa en unos hechos históricos ocurridos en Asturica (Astorga), pero la trama de la novela es ficción. ¿Qué ha primado más en ella, la historia o la ficción? Digamos que hay una mezcla. Yo soy aficionado a los cócteles y digamos que en esta mezcla hay mucho de coctelera. Ambas cosas son diferentes pero en una novela histórica tienen que estar bien entrelazadas de manera que no se caiga ni por un sitio ni por el otro. No puede ir contra la lógica de la Historia. De hacerlo, sería una aberración histórica. Pero es una novela. Esto supone que el marco histórico general y algunos hechos concretos son la base histórica, cierto es, pero la ficción permite inyectar la dosis de intriga que atrape la atención del lector. Como un buen Manhattan, el vermouth rojo y el whisky han de estar bien relacionados entre sí en la copa en la que lo vas a tomar. Algo similar ocurre con la base empírica histórica y la ficción literaria. “La intriga es una suerte de comunicación con el lector, uno de los caminos más fructíferos para contactar”En sus novelas, el enigma, la intriga y la investigación suelen estar muy presentes. ¿Es en “El libro de crímenes” donde más están presentes? Creo que sí. He querido profundizar en la intriga. Como lector me atrapa, y como creador me interesa. La intriga es una suerte de comunicación con el lector, uno de los caminos más fructíferos para contactar. La intriga permite adentrarse en la psicología de los personajes, presentárselos al lector en una trama que interese. ¿Le gusta ubicar la acción de la novela en ciudades que conoce a la perfección? No, no necesariamente. En este caso la acción venía marcada por escenarios concretos, Asturica y Emerita, por los hechos históricos en los que se basa la novela, la persecución contra herejes que tenemos documentada en Hidacio y Toribio, a mediados del siglo V. ¿Estamos ante un thriller histórico o una novela policiaca al estilo Poirot ubicada en la Edad Media? Yo la definiría como una novela de intriga histórica. No tiene la acción trepidante que un thriller actual puede contener, los tiempos de la novela histórica son diferentes. Pero se le parece. La intriga es la guía central de la obra. Poirot está presente, de algún modo, y me gusta que usted lo saque a colación. Como él, Festo conduce al lector de personaje en personaje, lo va examinando al tiempo que lo hace el lector, que irá sacando sus propias conclusiones: como lo hacía Poirot, y como lo hace Festo en las páginas de la novela. Si hablamos de herejes, siempre pensamos en el comienzo del segundo milenio, sin embargo usted los ubica en el siglo V. ¿Cómo fueron aquellos primeros herejes? Sabemos muy poco de ellos. El denominador común era que, a ojos del Imperio, una vez instalado en este el catolicismo como “religio” oficial, desde Teodosio, estaban fuera de lo que se consideraba “verdadero”. Fueron perseguidos ya desde el siglo IV, pero especialmente en el V. Se conservan datos como los que sustentan la base histórica de mi novela, y leyes en las que se observa cómo el Imperio terminó poniendo su maquinaria punitiva al servicio de la persecución de los herejes. Conceptos como “haereses” y “haeretici” aparecen por doquier en los textos de aquella época. Finalmente, sabemos que los libros eran elementos básicos en esos grupos. Por supuesto que fueron objeto esencial de atracción de los perseguidores. En su novela, el libro “Memoria Apostolorum” está muy presente. ¿Se conserva íntegro? ¿Por qué lo tenían tanto miedo los primeros obispos católicos? No, no se conserva. Sabemos que existió por fuentes como Orosio y Toribio, desde luego contrarios a las herejías, pero que conocían bien los ambientes de estas. Sabemos que el libro recogía las supuestas enseñanzas secretas de Jesucristo a los Apóstoles. Circulaban varios libros en ese sentido de enseñanzas ocultas en el Occidente del siglo V, que fueron siendo eliminados. El miedo por parte de la jerarquía radicaba en que se trataba de enseñanzas ajenas a la ortodoxia consolidada desde los días de Teodosio. Ajenas y alternativas. El protagonista Festo es el encargado de llevar la investigación de las amenazas de muerte de Eugenio y los asesinatos. ¿Se ha basado en algún investigador conocido? No. Acaso Poirot, como antes hablábamos, es un referente en ese sentido y una influencia declarada, lo he mencionado en varias entrevistas. No solamente en la intriga en sí, sino en la presentación psicológica de los personajes al lector.
Festo era un especialista en leer el alma humana, en la novela hace retratos psicológicos de los investigados. ¿Es es esta su novela más psicológica? Sí, estoy de acuerdo. Me interesa especialmente presentar a mis personajes no solamente en la acción, sino en las causas de su comportamiento. Me interesan, en general, también en nuestro mundo, el mundo que nos rodea, las causas del comportamiento humano. Y la literatura permite adentrarse de lleno en esa inquietud apasionante. También hay mucha introspección y reflexión en sus páginas. ¿Qué similitudes y diferencias hay con la época actual? Sí. A veces los personajes, o el narrador, reflexionan sobre cuestiones de la vida, en general. Naturalmente, cada una de esas reflexiones no tiene por qué corresponder a mi opinión personal, aunque a veces, no digo si muchas o pocas (risas), puede que sea así. ¿Podríamos decir que en la novela hay una crítica a los estamentos de la Iglesia Católica? No. El lector extraerá sus propias conclusiones. La época histórica es la que es, con sus luces y sus sombras. ¿Cómo definiría a los heréticos de su novela? Es un grupo que se siente hostigado se siente perseguido. Buscan la verdad. O, al menos, su verdad. Pero me interesan más en sus individualidades, en sus inquietudes, en su pasado, en sus temores, en sus ambiciones. La trama de intriga se construye sobre esos aspectos, que son totalmente visibles para el lector de 2021. Odio, remordimientos y culpa son los principales sentimientos que tienen sus personajes. ¿Hasta qué punto esas emociones son universales? Absolutamente. Por supuesto, lo son. Mi novela pretende que el lector se involucre en esos sentimientos, porque los va a reconocer, son de nuestro mundo como también lo eran del siglo V. Las emociones universales permiten, en la novela histórica, que el lector se emocione, sea partícipe de esos sentimientos que tan bien va a reconocer, mientras aprende Historia. Ese es, al menos, mi planteamiento. Para finalizar, ¿ha pensado en publicar algún thriller en época actual? Quién sabe. Nunca se puede decir “nunca jamás”, ¿no cree? Como usted mismo ha comentado tanto en Todoliteratura como en alguna tertulia cultural, y en esta misma entrevista, mis novelas históricas tienen un alto componente de análisis psicológico y de intriga criminal. No descarto nada.
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