¿Alguna vez has sentido que la vida se te escapaba y que, aunque estabas rodeado de gente,te sentías más solo que la una?. Igual acertamos si decimos que la amplia mayoría de quien nos lee ha pasado o sufrido alguna sensación o situación parecida. Y quizás por eso "Las maravillas de la tienda de Cheongpa-dong" de Kim Ho-Yeon puede llegar a dejar huella en el lector. No es solo la continuación de una historia única sobre una tienda en una calle de Seúl (el título precedente fue La asombrosa tienda de la señora Yeom, también publicado por Duomo ediciones hace tan solo dos años); sino que es sobre todo un tierno retrato de la gente moderna, sus anhelos, sus dramas silenciosos y los microscópicos milagros que pueden ocurrir incluso a las dos de la madrugada, enun lugar apartado del mundanal ruido. Comenzamos con la Sra. Oh: cansada, un poco resignada, pero aún intentando mantener su dignidad como gerente. Con una pandemia, escasez de personal, caída de ventas. ¿Suena bastante familiar, verdad?. Pero cuando contrata al hablador Geun-bae, algo cambia. De repente, ya no se trata tan solo de una tienda. Ahora se ha convertido en un lugar de encuentro. Un punto de reunión para unos pocos que oscila entre el fracaso y la esperanza. Un espacio donde personas como tú y yo nos detenemos un momento para recordar que, aunque en ocasiones pueda parecer lo contrario, no estamos solos. El libro cuenta varias historias distintas, y se van entrelazando de forma harto extraña y muy original: Un chico cuyos padres aman más a su hermano; una chica con un título universitario pero que apenas alberga un futuro profesional a corto plazo; un hombre que regenta un restaurante y se ha perdido en su afanosa búsqueda del éxito a cualquier precio, sin saber que está a punto de perder a su familia... Son momentos vitales para nada espectaculares, pero ahí reside el poder de esta novela: revelan una cotidianidad que se esconde tras algo increíblemente real. Quien haya visto la serie de Netflix La cantina de medianoche, sabrá de qué estamos hablando, y quien aún no haya tenido la oportunidad de visionarla, pues ya está tardando. Kim Ho-Yeon no moraliza. Muestra. Y nosotros, como lectores, empezamos a ver las cosas de otra manera. Al vecino que compra lo mismo todos los días. A la cajera que charla cuando no tiene por qué. A la gente con la que nos cruzamos, pensando que no tienen nada de especial. ¿O tal vez sí?... Disfrutamos mucho de estas visitas a la tienda de conveniencia 24 horas. Apreciamos las historias que el autor ha creado, entrelazando las tramas para que en algún momento converjan en la tienda, que funciona como un refugio. Muchos encuentran aquí consuelo, paz y apoyo, y se van con una nueva perspectiva del mundo. Sin embargo, no es un lugar mágico; enfrenta muchos desafíos, y el hijo del dueño no lo facilita. Las historias se cuentan con calma y sensibilidad, pero definitivamente no son aburridas. Al contrario, este libro te permite hacer una pausa y calmarte un poco, no necesariamente para reevaluar tu vida o cambiar tu forma de pensar, pero sin duda te ayudará a respirar aliviado. En definitiva, un libro que nos recuerda que la empatía es un superpoder. Y que a veces basta con mirar a alguien a los ojos, escuchar, servir una taza de jarabe de maíz caliente, para que algo cambie. No de repente. No de forma drástica. Pero lo suficiente como para volver a respirar hondo. Puedes comprar el libro en:
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