04/11/2016@19:39:18
A modo de aquellas famosas ‘Apostillas al nombre de la rosa’ que, en su día, firmó el prolífico Umberto Eco para complementar-celebrar-aclarar su magnífica novela ‘El nombre de la rosa’, nos llega ahora, editado por Sexto Piso, una también a modo de coda o complemento del extraordinario título que, bajo la autoría de Gregor von Rezzori, entregó a las librerías esta misma editorial (2015) con el título de ‘La muerte de mi hermano Abel’ (¿Recuerdan la dedicatoria?: ‘A quién sino a ti’ He ahí el primer enigma).
Autor de "Madera de deriva"
Con una trayectoria rica y prolífica en el ámbito de la literatura fantástica, que le ha otorgado tanto reconocimiento como un amplio número de lectores, Ángel Olgoso se atreve a dar un giro inesperado a su estilo narrativo. Se adentra en territorios donde se entrelazan la hibridación y el humor melancólico, mostrando la libertad y maestría de quien ya no siente la necesidad de probar nada. En esta etapa de su vida, marcada por la juventud que solo pueden brindar los años y la experiencia, decide «negarse a convertir el milagro en profesión», optando por no repetirse ni conformarse con sus logros previos (lo cual podría hacer, pues tiene derecho a ello).
Hace ahora 40 años la editorial italiana Bompiani publicó una de esas novelas llamadas a convertirse pronto en un clásico y entrar por derecho propio en la historia de la literatura universal, ‘El nombre de la rosa’ del escritor piamontés Umberto Eco.
Por Héctor Maravall
Buena parte de las cosas que se decían en nuestro país en las plazas del 15-M, estaban ya escritas casi 50 años antes por Bob Dylan. Rodeados de tantas malas noticias en España y en el mundo en general, la concesión del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan es un acontecimiento que debe llenarnos de alegría.
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Entrevista realizada por Rolando Revagliatti
Carlos Cúccaro nació el 8 de julio de 1968 en Azul, ciudad en la que reside, provincia de Buenos Aires, la Argentina. Fue Secretario General y luego Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, filial Azul, entre 2002 y 2006. Ha sido premiado por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Luján de Cuyo, provincia de Mendoza, y por los municipios bonaerenses de las ciudades de Olavarría, Las Flores, Azul, Ramallo y Tapalqué. Fue incluido en las antologías “Poetas argentinos del interior” (1994) y “Poesía hacia el nuevo milenio” (2000). Además de la plaqueta “Los suburbios del fuego” (1998), publicó los poemarios “Ultrasenderos” (1993), “Libro de Babilonia” (1996), “Los latidos oscuros del silencio” (2001), “Blues” (2007), “Luciflor o la sangre” (2008), “Tharsis” (2011) y “Los árboles del abismo” (2015).
No podemos reprochar que una joven poeta como María Marín (Cieza, 1991) sea pesimista en sus poemas. La realidad en España no es muy alentadora para cualquiera que todavía no ha cumplido los treinta. Tampoco es más prometedora la prosperidad mundial, mucho menos, para quien confía parte de su futuro a las Humanidades; menos aún, si eres poeta. Lo cierto es que, sin saber si los futuros libros de esta autora incursionarán en la desesperanza que manifiesta en su primera obra, este afortunado intento dibuja un retrato bastante realista de un fracaso tácito y general que no solo sirve a su autora para hundirse en las ciénagas de la melancolía.
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