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06/07/2025@07:07:00
Nos dice Tomás Sánchez Santiago en Almanaque desconcertado (I): «Me confundí de madre. Entre una bolsa y otra bolsa/ supe para siempre lo que era caer en las aguas heladas/ del desamparo. Unos segundos, unos cuantos segundos/ nada más. De bolsa en bolsa. Pero fue suficiente. No pude/ soportar a solas el aullido del mundo». De ese aullido y de ese desamparo surgen muchos de los poemas de El que menos sabe.

“La paz no es simplemente la ausencia de guerra. La paz es la creación de condiciones justas de vida para todos.”
Federico Mayor Zaragoza, Delito de Silencio (2006)

Mientras las bombas caen sobre instalaciones civiles en Irán, Gaza o Siria, mientras los drones son activados a distancia desde oficinas con aire acondicionado en Washington o Tel Aviv, y mientras las víctimas—la mayoría civiles, mujeres y niños—son borradas del mapa y de la conciencia colectiva, nos enfrentamos no solo a una guerra, sino al fracaso total de la arquitectura internacional de la paz.

Protocolo de Ginebra, 1977: la comunidad internacional establece la prohibición de bombardear instalaciones nucleares. Junio de 2025: EE.UU. bombardea las iraníes de Nathanz, Ispahán y Fordo, ésta última a sólo cien kilómetros de Teherán, sin que la comunidad internacional mueva una ceja, ni nadie pregunte por los efectos del polvo radiactivo expandiéndose sobre la población.

Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2025

Desde la aparición, en 2018, de su primer volumen de aforismos, El último refugio, el escritor y periodista Jesús Díaz Hernández (Madrid, 1954) ha visto consolidada su presencia en el panorama literario y editorial de nuestro país. Autor previamente de poemarios como Los sueños perdidos (2003), Olvidos eternos (2007), Quizá en otro mundo (2010) y En mil pedazos (2014), en 2020 vio la luz Invisible: nueva entrega poética que se mostró capaz de condensar todos los aciertos estéticos y discursivos anteriores, lo cual halló continuidad muy pronto, ya en 2022, con la publicación del volumen Nadie recuerda la última lluvia, en colaboración con el pintor Pablo Baeza. La aparición ahora de "Este espejo no devuelve la sonrisa", segunda obra aforística del autor –y que da inicio, además, a un nuevo período en todo cuanto concierne a la difusión de su trabajo-, coincide, pues, con el paulatino asentamiento de un verbo lírico donde conviven orgánicamente las reflexiones existenciales en torno a la condición humana y una hondísima preocupación social y cívica. Por si esto fuera poco, el nombre de Jesús Díaz, en los últimos años, se ha convertido también en habitual dentro del ámbito escénico independiente que viene cristalizando en las salas alternativas de Madrid.