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Carlos G. Reigosa
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Carlos G. Reigosa (Foto: Javier Oliaga)

Entrevista a Carlos G. Reigosa, autor de “La venganza del difunto”

“La historia que nos están contando hoy coincide muy poco con la memoria de las personas”

Por Javier Velasco Oliaga
lunes 04 de abril de 2016, 11:22h

La venganza del difunto” es la quinta novela negra de Carlos G. Reigosa que tiene como protagonistas al detective privado Nivardo Castro y al periodista Carlos Conde. Desde que publicó “Crimen en Compostela” en 1984 se le ha considerado el iniciador de la novela negra en la literatura gallega. Es el escritor de este género más leído en Galicia; de momento, no podemos decir lo mismo en el resto de España.

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Carlos G. Reigosa (Foto: Javier Oliaga)

Crimen en Compostela vendió en ambos idiomas más de 130.000 ejemplares, incluida la edición para un periódico. Pero he de reconocer que soy muy leído en mi tierra y muy poco en el resto de España”, reconoce el escritor y periodista. Buena parte de su carrera profesional la realizó en la Agencia EFE como redactor, director de Información (1990-97) y de Publicaciones, Análisis y Estilo (1997-2004), hasta que se acogió a una prejubilación para tener más tiempo para escribir.

El autor nacido en A Pastoriza escribe en gallego, aunque, –reconoce-, algunos de sus libros los empezó a escribir en castellano y a la mitad los tradujo para seguir escribiéndolos en gallego. Él mismo se suele traducir, salvo en una ocasión. Le gusta tener el control de su obra.

La venganza del difunto” es una original novela negra donde un excéntrico multimillonario, Eliseo Sandamil, le contrata para investigar su muerte, una vez se haya producido. Otros dos encargos, parecidos, dejó a otros dos investigadores privados, uno de los cuales muere al regreso de su investigación por Argentina. Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad pontevedresa de Vigo fue utilizada como vía de escape de judíos y posteriormente, de nazis hacia Argentina. También el puerto de Vigo se utilizó como refugio para la armada alemana en ese comienzo de los años cuarenta, donde sucederían unos hechos en los que Sandamil estaría implicado con tres nazis.

Carlos G. Reigosa escribe sus novelas con un alto contenido histórico, pero siempre con una reflexión sobre un tema de actualidad. “Mis novelas siempre terminan llegando a la actualidad, entre otras cosas porque se desarrollan en el presente”, señala el autor gallego, que ha venido vestido a la entrevista con una elegante chaqueta de cuero para dar el pego de detective.

En la novela, el detective, Nivardo Castro, empieza la investigación muy despistado, con lo que el desarrollo de la trama va en un suspense in crescendo. “La trama tiene que ofrecer una base suficiente de la situación en la que se encuentra, esto permitirá que se hagan las preguntas adecuadas para continuar con la acción. El detective tiene que buscar el contexto que vaya dando luz a la trama. El elemento primordial en una novela negra es la intriga”, reflexiona Reigosa sobre el género policiaco.

Sus cinco novelas negras, hasta la fecha, las protagonizan esta pareja que forman el detective y el periodista. “Carlos Conde es un periodista que huele una buena historia y esta, lo es. Mantiene una sólida relación de amistad con Nivardo que es el verdadero protagonista de la novela. Carlos tiene un trabajo muy cómodo en una revista nacional, domiciliada en Barcelona”, señala el autor gallego.

En muchas de las novelas de Carlos G. Reigosa el elemento histórico es muy importante. Ha tratado el maquis y la Segunda Guerra Mundial como pocos lo han tratado en España y es un verdadero especialista en eso que hemos dado en llamar memoria histórica. “La historia que nos están contando hoy coincide muy poco con la memoria de las personas”, afirma con rotundidad el periodista. Y lo argumenta con sólidos ejemplos: “Para un libro de un maquis que estoy escribiendo, cogí a varias decenas de testigos presenciales y cada uno me dio una versión distinta. Al final tuve que aplicar la teoría del porcentaje: lo que más recordaban lo cogí como lo sucedido”, explica con ironía gallega y agrega con decisión: “yo le he perdido el respeto a la memoria histórica”

“Los recuerdos individuales tienden a disfrazar todas las reglas generales para volverlas ininteligibles. Lo que está en la base es la complicación”, refiere sobre la memoria histórica. Por eso, no le importa si sus personajes se le han ido de años. “Todos son nonagenarios, demasiado mayores, pero lo que la historia tiene que ser es creíble, tener credibilidad, pero hay que tener en cuenta que esto es una novela”, dice con toda la razón este escritor que escribe sin horarios. “Unos días escribo por las mañanas, otros por la tarde; cuando estoy muy imbuido en una historia lo hago a todas horas y me olvido del tiempo suspendiendo citas o lo que haga falta. Siempre hay una disciplina que impone la misma novela”, opina con convicción.

Como escritor tiene un humor muy gallego, “a veces, algo que vives con mucha tristeza, cuando lo escribes tiene su punto de humor, como las conversaciones con esos ancianos con demencia senil. Algunos lectores me han dicho que es de lo más gracioso que he escrito”, recuerda el autor de “La venganza del difunto” que ha sido publicado por la editorial HarperCollins.

El libro incluye dos conversaciones totalmente reales. Las que hace al antiguo alcalde de A Coruña Francisco Vázquez y al periodista Celso Collazo Lema. Ambas charlas sirven para ilustrar el contexto histórico de la novela. Además, en el caso del periodista, fue testigo directo de los barcos alemanes fondeados en la ría de Vigo frente a la islas Cíes.

“El tema de la memoria me causa mucho espanto, ya que el efecto del recuerdo es deformante y la memoria se termina borrando y sin la memoria no somos nada”, expone el autor. Quizá por eso, Carlos G. Reigosa no escribe de sitios que no conozca, le gusta saber, ver y oler lo que escribe. “Somos todo lo que nos pasa, por eso viajo para reconocer los lugares y así poder ilustrar y seducir al lector”, expresa con su comedido acento gallego.

En la novela hace merecido homenaje a escritores de la talla de Manuel Vázquez Montalbán. “Su aportación es esencial a la novela negra española y no está reconocido en lo esencial”, dice o Augusto Assía, maestro de periodistas: “fue el único corresponsal español que estuvo toda la Segunda Guerra Mundial en Londres; bueno, también permaneció un tiempo Luis Calvo pero terminó en la cárcel. Después vivió en Estados Unidos. Se puede decir que estuvo en el sitio adecuado en el momento adecuado y lo supo rentabilizar”, recuerda. Hoy este periodista está bastante olvidado.

Carlos G. Reigosa nos anticipa la trama de su siguiente novela de pronta publicación en gallego, sobre un escritor que se retira a un pueblecito de la costa atlántica gallega a escribir y allí se topará con una historia oculta. Tiene depositadas muchas esperanzas en ella ya que cree que le ha salido muy redonda. “Ahora siento una libertad enorme en mi literatura y sé que sólo voy a escribir novelas hasta que me llegue mi hora”, concluye con ese deje gallego del que se impregnan todas sus novelas. Esperemos que esa hora tarde mucho tiempo en llegar.

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