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Joël Dicker
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Joël Dicker (Foto: Javier Oliaga)

Joël Dicker presenta la continuación de “La verdad sobre el caso Harry Quebert”

“Un libro comienza a existir sólo cuando se enseña y lo leen los lectores”
Por Javier Velasco Oliaga
lunes 30 de mayo de 2016, 21:34h

Joël Dicker es un autor que ha caído en gracia en España y, también, en el resto del mundo. La primera novela que publicó “La verdad sobre el caso Harry Quebert” fue un éxito de ventas en medio mundo y en nuestro país alcanzó el número uno en ventas durante variass semanas. Ahora, regresa con el protagonista de esa novela, Marcus Goldman, en una nueva aventura titulada “El libro de los Baltimore”.


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Joël Dicker
Joël Dicker (Foto: Javier Oliaga)

En el patio central del Instituto Francés de Madrid citó Joël Dicker a los medios de comunicación para presentar su nueva novela. La editora bonarense María Fasce hizo las veces de anfitriona y recordó que cuando el escritor suizo publicó su novela hace tres años en una pequeña editorial suiza, nadie se podía imaginar que fuese un éxito de ventas de tan larga duración. “El libro ha recibido numerosos premios pero el más importante es el de los lectores que siguen comprando el libro”, dijo la directora editorial de Alfaguara.

Hay que reconocer que Joël Dicker es una persona que cae bien a todo el mundo, afable, simpático y cercano no le importa chapurrear unas palabras en castellano para comunicarse con cualquier lector. En el encuentro con la prensa se mostró muy amable y contento de poder volver a Madrid. “El libro de los Baltimore es la continuación del Harry Quebert en 2012 y es posible que vuelva a escribir sobre él otro libro, el tiempo lo dirá”, dijo enigmático. En el libro cuenta toda la juventud de Marcus Goldman, sobre todo su amistad con Alexandra pero, en esta ocasión, desde la perspectiva de la familia de Baltimore. “Esa familia había triunfado más que la suya", subrayó, lo que no deja de ser un contrapunto a su historia.

Joël Dicker reconoce que no creía que pudiese tener tanto éxito con su novela. Ese éxito le ha llevado a escribir esta nueva novela, “quería escribir algo nuevo pero que tuviese relación con Marcus”, afirmó en rueda de prensa. Una vez que su primera novela publicada, guarda unas cuantas en el cajón, tuvo ese éxito inesperado, ya sabía cual era la forma de encarar una nueva novela, “no me planteé lo que tenía que hacer con esta nueva novela para que tuviese éxito porque ya sabía lo que tenía que hacer”.

El libro de los Bartimore lo terminé de escribir hace dos años y medio, durante la promoción de La verdad sobre el caso Harry Quebert. La escribí más rápido porque ya no tuve que hacer una investigación como tal ya que la tenía hecha”, apunta. Su receta para escribir es “la mejor guía para escribir un libro son las ganas y el placer”. A Joël ganas no le faltan y se nota que disfruta con lo que hace y así lo transmite a las personas que le escuchan.

Sin embargo, reconoce que el “éxito depende de los lectores, aunque también los periodistas y los libreros tienen mucho que decir”. Como todos sus lectores saben, Marcus Goldman es un escritor. Eso no quiere decir que tenga el autor características de él o al revés. “Sólo somos dos escritores contemporáneos, no hay más relación entre nosotros. Yo no pienso lo que él piensa”, apostilla convencido y subraya “lo creé igual que a otros personajes. No me identifico con ninguno de ellos”.

Preguntado sobre cómo ve a la literatura francesa, responde “que está en constante evolución y que los escritores, como él, que no son franceses pero sí francófonos tiene cada vez más peso en la literatura de Francia”. Lo mismo opina de la literatura hispana de la que considera que tiene una gran riqueza gracias a los escritores que viven a las dos orillas del océano Atlántico.

“No tengo una receta milagrosa para el éxito. Cuando escribo lo hago sin un guión previo. No quiero ningún tipo de limitaciones. Escribo una idea y esa me lleva a otra y así ininterrumpidamente. Es como cuando tienes un amigo que conoces todo de él. No necesitas apuntar nada porque lo tienes en la cabeza y si tuviese que apuntar algo sería como un poco fallido”, desgrana con lucidez el escritor suizo.

Para terminar se despide con el deseo que éste no sea su último libro y nos podamos seguir reuniendo en un sitio tan precioso como en el de este encuentro. Sólo espera que guste a los lectores y que el proceso de edición sea tan fluido como lo es ahora. Hay que recordar que “un libro comienza a existir sólo cuando se enseña y lo leen los lectores. Si no queda sólo en la mente del escritor”, concluye.

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