La escritora de etnia fang ha escrito una novela pegada a la actualidad donde nos muestra los problemas que tienen algunas mujeres por culpa de su orientación sexual. Guinea continúa siendo una dictadura donde los derechos humanos de las mujeres son menoscabados a diario. Melibea Obono nos cuenta en la entrevista todas sus inquietudes personales y literarias. Una escritora valiente que sabe superar los problemas a los que se enfrenta.
“La bastarda” es su tercera novela. ¿Cuál ha sido su periplo literario hasta llegar a esta obra?
La andadura literaria es un proceso difícil de describir. Hace mucho que escribo, desde el 2006. La dificultad ha sido encontrar editoriales interesadas en mis obras. No me puedo quejar en todo caso, la crisis económica se ha llevado por delante varios proyectos y sectores productivos, la cultura es uno de los afectados y esta realidad bastante negativa, afecta a las personas que escriben. A pesar de las dificultades surgen nuevos retos como la nueva editorial Flores Raras, es un proyecto que se debería admirar.
Su nueva novela la podríamos considerar una novela corta. ¿Se siente a gusto en este formato o prefiere el relato?
Las personas que leen la obra, espero que sean muchas, definirán si se trata de una novela corta o un relato. Lo importante es el mensaje que recorre las páginas: el peso de la tradición sobre la mujer fang, una de las etnias de Guinea Ecuatorial, y la homofobia que sufren las personas con orientaciones sexuales diversas.
“La bastarda” está escrita en primera persona. ¿Le gusta hacerlo así por la cercanía que refleja el narrador?
La verdad es que una persona cuando escribe puede contar la historia en primera persona o elegir otras maneras. Escribí el texto en primera persona porque me salió del corazón a partir de la observación del entorno que me rodea, Guinea Ecuatorial.
¿Qué tiene Okomo, la protagonista, de usted?
Okomo es una niña fang, yo soy una mujer fang. Vive al margen de las normas. Las mujeres fang vivimos así. Somos objetos sexuales y productivos para los hombres de nuestra etnia, ya sean hermanos y padres antes del matrimonio, o en caso de esposas, no tenemos derecho a la propiedad. No somos dueñas de nuestros cuerpos, de nuestras vidas. Es muy triste y duele decirlo, las mujeres, nosotras, somos las encargadas de garantizar nuestra inexistencia de por vida a partir del poder que los hombres delegan en nosotras. Por lo tanto, Okomo es cualquier mujer fang de niña, soltera, casada, mayor, lesbiana, etc. Okomo somos todas.
"La tradición representa nuestra perdición"
La novela es muy crítica con las tradiciones de su país. ¿Por qué?
Porque la tradición representa nuestra perdición, nuestra inexistencia. Los Gobiernos están legislando a favor de la igualdad, la constitución guineana recoge artículos que garantizan la igualdad de género pero no es suficiente. Hace falta que se trabaje el cambio de mentalidad y se socialice a la ciudadanía de otra manera, con los principios que recogen los tratados internacionales sobre el empoderamiento de la mujer y que mi país ha firmado.
¿Es Guinea Ecuatorial un país machista? Y ¿homófobo?
No conozco hasta ahora ningún país feminista, tampoco he oído hablar de estados que toleran la homosexualidad como un hecho natural. El colectivo homosexual está trabajando a favor del respeto a las personas independientemente de su orientación sexual.
Algunos Gobiernos están implementando políticas con el fin de proteger jurídicamente a la mujer. Guinea ha empezado, pero el proceso hacia la libertad es lento y tímido. Se podría hacer más. Se debería hacer más, la sociedad en su conjunto. Queda mucho por hacer.
En cuanto a la homofobia, no existe en nuestro país ninguna ley que condena la homosexualidad, pero tampoco alguna norma que castiga la homofobia. Así que las agresiones físicas y psicológicas a las personas de orientaciones sexuales no heterosexuales son frecuentes, incluyen palizas, insultos y humillaciones. No obstante, la mano dura a las personas homosexuales procede sobre todo de las familias porque en África negra, se considera una moda traída por los blancos, no como un hecho natural, humano; como consecuencia, la familia de aísla, te deshereda, te desprecia.
¿Cuándo se es diferente en Guinea resulta fácil desarrollar su verdadera personalidad o condición sexual?
Sí, resulta difícil porque los roles de género están muy definidos. Salir de lo establecido tiene su castigo cultural. Dejas de pertenecer a la tribu, ya no se cuenta contigo en la familia, ya avergüenzas al poner en entredicho el honor de las personas que oficialmente son tu familia.
La protagonista es una joven de la etnia fang, la mayoritaria del su país. ¿Por qué la sitúa en esta etnia y no en otra más minoritaria?
Por razones económicas. Con una buena financiación se puede investigar el fenómeno de la homosexualidad en Guinea Ecuatorial. Pero las limitaciones de recursos condenan la novela a la restricción étnica.
¿Hasta qué punto es importante para la protagonista encontrar sus raíces?
En la etnia fang las bastardas y los bastardos sufren mucha discriminación. Es así porque proceden de una madre soltera, lo que supone una humillación social, la soltería femenina. Antiguamente se daban pocos casos de mujeres solteras, los matrimonios forzados sucedían a la orden del día. Una niña tras el destete se marchaba obligatoriamente con la familia del marido, allí crecía, envejecía y se moría. Se daban pocos casos de menores bastardos. Hoy, tras la colonización y la independencia, más la presión internacional, paulatinamente se están desapareciendo los matrimonios precoces.
El problema que existe en Guinea ahora es la paternidad y la maternidad de las niñas y niños que nacen antes de la entrega de la dote, principal método de legalización matrimonial. Oficialmente, sus padres son los hermanos de las madres pero muchas veces, no se ocupan de su crianza. Las consecuencias sociales son graves: se trata de menores que crecen sin amor, sin cariño, sin autoridad, sin familia, son hijas e hijos de todos pero en el momento de la verdad, de nadie.
¿Siguen quedando rasgos del colonialismo en su país?
En mi país el colonialismo y el neocolonialismo conviven. Son un matrimonio afortunado.
¿Algún día la libertad se establecerá en su país?
La libertad es como el horizonte, la libertad cuando crees que la has agarrado, se vuelve a escapar.
En la novela nos da muchas claves sociológicas y antropológicas. ¿Los europeos –o los blanquitos como la llama- hasta qué punto desconocen sus tradiciones y su cultura?
Los europeos estuvieron colonizando Guinea. No se quedaron acá para conocernos, explotaron los recursos y se fueron. Es nuestro deber conocernos a nosotros mismos y avanzar, definir lo que queremos ser. Se llama aquí blanquitos a los blancos de manera negativa, aquí hay mucho racismo de las personas negras hacia las blancas. Ser una persona blanca de piel o por cultura/haber estudiado en Occidente, no es muy positivo. La sociedad te rechaza y admira a la vez.
Según el Instituto Cervantes el español sigue siendo la lengua predominante en su país pese a la imposición del idioma francés por el gobierno. ¿Goza de buena salud la literatura en español en su tierra?
El francés no es una legua impuesta en Guinea, ha llegado a nuestra tierra por conveniencia política y por la debilidad del estado guineano. Y en Guinea no hablamos español sino el castellano guineano, un castellano con mucha influencia de las lenguas locales, étnicas.
¿A qué escritoras admira?
A Chimamanda Ngozi Adichie, Maria Nsue, Celia Amorós, Virginie Despentes, etc.
¿Por qué escribe en español?
El castellano guineano es mi lengua materna, lo mismo que el fang.
¿Es fácil publicar en español en Guinea?
En Guinea no es fácil publicar en ninguna lengua. En Guinea no es fácil publicar.
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