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Presentado el libro John Fitzgerald Kennedy. Discursos (1960-1963). Una Presidencia para la Historia, de Salvador Rus Rufino

El acto estuvo presidido por el Ministro Wert

Por José Belló Aliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

El 22 de noviembre de 1963 John Fitzgerald Kennedy fue asesinado convirtiéndose en un personaje histórico y en uno de los políticos más influyentes y carismáticos de la historia contemporánea. Ahora, Editorial Tecnos, gracias a este libro a cargo del catedrático Salvador Rus Rufino rememora el legado político de Kennedy a través de sus discursos y analiza su ideario a través de las páginas de una cuidada edición ilustrada titulada John Fitzgerald Kennedy. Discursos (1960-1963). Una Presidencia para la Historia.

El acto de presentación del libro, presidido por el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, tuvo lugar en Casa de América (Plaza de Cibeles, s/n. Madrid) e intervinieron, además, Antonio Garrigues Walker, jurista; Felipe Sahagún, periodista y profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid (UCM); el autor de la obra, Salvador Rus Rufino y el director de Tribuna Americana de Casa de América, Rodrigo Campos que coordinó el acto.

La obra presentada

Esta edición contiene una recopilación de más de veinte de los discursos que marcaron su carrera política, incluido el que iba a pronunciar en el Trade Mart de Dallas (Texas) antes de su asesinato.

El libro incluye cuarenta imágenes que recorren algunos de los momentos más significativos de la vida personal, familiar y política del Presidente y una cronología desde su nacimiento. El estudio, traducción, edición y notas son del catedrático Salvador Rus Rufino con la colaboración de Jaime Alberto Rus Sánchez; la presentación es de José Ignacio Wert Ortega, Ministro de Educación, Cultura y Deporte y el prólogo a la obra lo firma Antonio Garrigues Walker.

Veintidós discursos

Este ensayo realiza una interesante trayectoria por veintidós de los discursos de Kennedy desde el de toma de posesión como Presidente de los EE. UU. frente al Capitolio en enero de 1961 al pronunciado en Berlín (Ich bin ein Berliner) ante el Muro en junio del 63 o la alocución televisada durante la crisis de los misiles de Cuba en octubre del mismo año. Sin olvidarse de algunos tan importantes como el pronunciado desde la tribuna de la Asamblea General de la ONU en Nueva York en septiembre del 61 o el de junio del 63 en defensa de los derechos civiles pasando por el realizado ante el Parlamento de la República de Irlanda en Dublín en junio del 63.

Un líder

Todos ellos hicieron de Kennedy un líder, un político de verdad capaz de mover y conmover a la gente. "John Fitzgerald Kennedy fue un político que se compro¬metió con su tiempo, luchó por conseguir lo que deseaba alcanzar buscando el bien de todos por encima del suyo propio. Mostró que un hombre de acción transforma la información en ideas y éstas en proyectos que dan cauce a las acciones", afirma Rus.

1.032 días

La presidencia de John F. Kennedy duró 1.032 días, poco más de tres años que sirvieron para justificar una vida, cambiar el estilo de hacer política y situar a los EE. UU. en el liderazgo mundial. Mil días que revelaron cómo una nueva y joven generación de políticos nacidos en el siglo XX podían asumir los retos y las responsabilidades que entrañaba volver a poner en marcha a una nación. Mil días de importantes reformas sociales, políticas, jurídicas, económicas, culturales y educativas. Mil días para afrontar algunos de los problemas internacionales más graves de la historia como la crisis de los misiles de Cuba, las tensiones en Vietnam, Laos, Birmania, Berlín, la Guerra Fría o el uso de armas nucleares.

"Él siempre iba más allá", afirma Salvador Rus y añade que desde la firmeza que le daba su tremendo poder siempre buscó "la ver¬dad, la justicia, la libertad y la concordia".

"Huella duradera de su paso"

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, afirma en el prólogo de este libro que "todo político -consciente o inconscientemente- desea dejar una huella duradera de su paso" y en el caso de Kennedy va más allá pues "si 50 años después de su muerte seguimos hablando de él es porque estamos ante la persistente huella de un estilo y la duradera añoranza de lo que no llegó a ser."

Antonio Garrigues Walker, cuyo padre fue amigo de la familia Kennedy, explica que "ser un Kennedy, no ha sido, ni será nunca, una tarea fácil. Pertenecer a esta familia implica asumir compromisos muy complejos y niveles de exigencia muy especiales." Salvador Rus añade que "en la familia Kennedy los hijos aprendían que hay que supe¬rar todos los obstáculos para conseguir llegar a la meta, que los objetivos se consiguen con esfuerzo y tesón y que en la vida nadie regala nada porque todos compiten para alcanzar el éxito".

Cuadro póstumo

La imagen del cuadro póstumo pintado por Aaron Shikler en 1970 para la galería de retratos de la Casa Blanca y que ilustra la cubierta de esta edición, muestra un hombre en actitud reflexiva que apenas deja ver la mitad de su rostro. Un hombre que vivió la política como una equilibrada y acertada combinación entre la voluntad y el deseo de alcanzar la certeza, con la pasión para afrontar los problemas y solucionarlos. Pero sobre todo, impone como propias las preguntas ¿qué puede, qué quiere y qué está dispuesto hacer cada uno por el mundo para que sea mejor?

Política

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