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Juan Bonilla publica "Prohibido entrar sin pantalones"

El 19 de julio de este año se cumple el 120 aniversario del nacimiento de Vladimir Maiakovski (1893-1930)

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
Juan Bonilla publica 'Prohibido entrar sin pantalones'

Prohibido entrar sin pantalones de Juan Bonilla sigue los pasos de Vladimir Maiakovski (1893-1930), el más importante poeta de la revolución soviética, uno de los fundadores del movimiento futurista ruso. Una aproximación libre a una de las figuras más carismáticas de la vanguardia bolchevique. El libro ha sido publicado por la editorial Seix-Barral.

Páginas de ficción en las que Juan Bonilla se adentra en la vida de un poeta combativo, innovador, contrario a las normas establecidas, un artista polifacético que participó en la vida cultural de las vanguardias europeas, que fue admirado y odiado por igual, pero que escondía una enorme pasión y fragilidad en su vida amorosa.

El poeta Vladimir Maiakovski pasó de ser el más enérgico representante de la vanguardia rusa-con muchas gamberradas incluidas a las que llamaba "acciones poéticas- a militar encendidamente en la causa de la Revolución rusa, que lo catapultó a la condición de poeta nacional. De espantar a los burgueses con sus atrevidas metáforas cuando era un joven incendiario, inventor de muchas cosas que sólo con el tiempo alcanzarían fama universal (desde el rap al flashmob), pasó a cantar los logros de Lenin, la necesidad de conseguir que la poesía saliera del ghetto de los cultos y llegara al pueblo, transformada en cine o en teatro o en acción poética. Su ambición no conoció límites. Tampoco su dulce infantilismo: creía en el futuro, creía que el hombre alcanzaría la inmortalidad, creía en que la Revolución proponía un nuevo evangelio y pasaba por alto que para imponerlo fueran necesarias algunas injusticias y no pocos crímenes, de donde no le importara colaborar con la Cheka de Moscú para limpiar de enemigos el paisaje. Tenía una confianza ciega en el poder transformador de la poesía, y llegó a creerse de veras que la Revolución no fue más que la aplicación exacta a la realidad de sus ansias de poeta, como si no pasara de ser una ilustración de sus poemas.

El carácter de su obra expresa bien claramente a esos dos Maiakovskis: el primero es el autor de La Nube en Pantalones o La Flauta de vértebras, grandes obras maestras del futurismo, el segundo no tiene reparo en decir que la hora de la poesía poética ha pasado para ceder el testigo a la poesía periodística.

Su energía de gigante incansable le permitió ser actor de cine, guionista, autor teatral, pintor de viñetas satíricas, editor, agente cultural, propagandista del leninismo, informador de la policía. La misma intensidad que puso en su obra, tiñó también su vida, sobre todo a partir de que conoce a Lily Brik, con la que mantendrá una larga y apasionada relación amorosa, permitida y alentada por el marido de Lily Brik, el crítico Osip. Junto a ellos formó uno de los tríos más famosos de la literatura mundial.

Una vez muerto Lenin, la hora de Maiakovski como poeta nacional pasó: empezó a convertirse en blanco de las iras de los nuevos escritores alentados por Stalin, que lo tacharon de elitista, consentido y burgués. La pérdida de influencia, junto a la deriva en mera rutina de su pasión amorosa, le llevó a un callejón sin salida del que sólo supo salir pegándose un tiro.

Prohibido entrar sin pantalones de Juan Bonilla., sigue los pasos de esa transformación planteando algunas preguntas: ¿qué puede hacer la poesía por cambiar el mundo? ¿es necesario que salga de sus ghettos para transformar las cosas? ¿está condenada una vida poética al fracaso inevitable? ¿puede un poeta con una ambición desmedida llevar a la realidad sus sueños de cambiar la vida sin convertirse en un auténtico monstruo? ¿puede un escritor subversivo, al que se le da bien atacar el poder establecido, la paz injusta de la salita de estar burguesa, alcanzar el poder sin dejar de ser subversivo, sin ser domado por la propia naturaleza del poder, sin rebajarse a justificar crímenes a los que considerará daños colaterales del sueño revolucionario?

Prohibido entrar sin pantalones prescinde de fechas. Es una narración que va dando cuenta de una transformación paralela -la de Maiakovski, pero también la del propio sueño revolucionario- dejándose permear por el propio estilo de su protagonista: las metáforas incendiarias, la opción de convertir el lenguaje vulgar en lenguaje poético -arte en el que los futuristas pusieron mucho empeño-, las ganas de juego y de juerga y de bronca de los primeros años, van desinflándose para dar paso a un lenguaje más periodístico y plano, como le ocurre a la propia poesía de Maiakovski, una vez ganado por la certeza de que para acercar la poesía -y por lo tanto las ansias de cambiar la vida- a las fábricas y las oficinas, a los lugares donde la poesía parecía no tener ningún afán de entrar, había que rebajar la intensidad del lenguaje acercándolo a los métodos del reportaje.

Prohibido entrar sin pantalones es también la historia de la búsqueda de un amor imposible: el de Maiakovski por Lily Brik, a quien dedicó sus más hermosos poemas. Y la historia de un declive que acabó dramáticamente: el joven poeta futurista que en el año 12 arroja a los burgueses una Bofetada al gusto público, después de alcanzar la gloria de ser considerado poeta nacional con la llegada de la Revolución y artista ubicuo que está en todas las iniciativas culturales del nuevo régimen, acabará sus días abucheado por los nuevos jóvenes y los escritores del realismo socialista puesto en marcha por Stalin.

Juan Bonilla nació en Jerez, en 1966. Ha vivido en Barcelona, Madrid, Roma, Londres y Sevilla. Aunque en su bibliografía se hacinan los títulos, él dice que en realidad sólo ha escrito un libro de poemas, repartido en tres volúmenes hasta hoy, uno de ensayos, repartido en cuatro volúmenes y uno de relatos, repartido en cinco volúmenes, entre los que destacan El Estadio de Mármol (Seix Barral, 1995) y Tanta gente sola (Seix Barral, 2009). Además, es autor de las novelas Yo soy, yo eres, yo es (1995), Nadie conoce a nadie (1996), que fue llevada a la gran pantalla por el director Mateo Gil, y Los príncipes nubios (Seix Barral, 2003), con la que ganó el Premio Biblioteca Breve. Es coordinador de la revista Zut.

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