Aleix Saló cree que hay que meter hierro al auge del fascismo, no quitarlo, y analiza la deriva del discurso político español –y mundial– a lo largo de los últimos años.
El historietista vuelve al cómic para reflexionar sobre el triunfo en España –y también en el resto del mundo– de la polarización y los extremismos. Y lo hace con su estilo marca de la casa, desde un enfoque diferente al que nos han habituado las teles, las radios, los periódicos y las redes sociales, cada uno desde su trinchera.
Desde principios del siglo XXI, la dialéctica política se ha ido convirtiendo en una batalla de desacreditaciones, donde el desgaste del lenguaje y la adopción indiscriminada de estrategias de comunicación han abierto las puertas a las guerras identitarias. Cuando los partidos que detentaban el poder han visto peligrar el statu quo, han empezado a hacer suyos discursos extraparlamentarios, o incluso a servirse de métodos de protesta que tradicionalmente había usado sus rivales. Hasta el punto de que la sociedad ha empezado a votar, cada vez más, a partidos que promulgan ideas que hace poco la mayoría repudiaba.
Aleix Saló es humorista gráfico. Ha dibujado viñetas de actualidad para diversas cabeceras y ha producido vídeos de animación con una gran viralidad en redes. Es autor de los siguientes libros: Hijos de los 80: la Generación Burbuja (2009), Españistán: este país se va a la mierda (2011), Simiocracia: crónica de la Gran Resaca Económica (2012) y Europesadilla: alguien se ha comido a la clase media (2013). Su obra ha sido traducida a cuatro idiomas.
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