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"La Reconquista contada para escépticos", de Juan Eslava Galán

Editorial Planeta. 2022
Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
martes 31 de octubre de 2023, 19:18h
La Reconquista contada para escépticos
La Reconquista contada para escépticos
Estamos ante un libro muy divulgativo, aunque con algunos tópicos y típicos errores habituales historiográficos medievales, que, indudablemente, voy a citar, y no achacables al autor, sino a algunos medievalistas, desde Jiménez de Rada. En primer lugar, agradecer al autor que cite mi libro de la gran reina Urraca I de León (Lobo Sapiens-2020), en la abundante bibliografía de este libro.

Se citan constantemente el nombre de Castilla, bien como la anhistórica Corona de Castilla, como Reino sobreabundado, y como Condado con Fernán González, García Fernández, Sancho García y García Sánchez, nunca cualificados, en todos sus diplomas, por ellos mismos, sino como Condes de Burgos, y todos ellos sometidos a la autoridad de los Reyes de León: Ordoño II, Ramiro II “el Grande o el Invicto”, Ordoño III, Sancho I “el Craso”, Ramiro III, Vermudo II “el Gotoso”, etc. Absolutamente todos los adelantos sociales y legislativos están en el Reino de León (“Señorío de Mujeres”) y nunca en la anhistórica Castilla. Me parece perfecto que no tome partido entre León y Castilla, en lo relativo a las Cortes del Reino de León de 1188 por el Rey Alfonso IX de León “el Legislador o el de las Cortes”, pero la Unesco decidió a su-nuestro favor, de forma taxativa, tras el trabajo documental extraordinario del profesor Rogelio Blanco Martínez, mientras que los castellanistas no pudieron demostrar nada.

En León-1188 se realizó todo un cuerpo doctrinal y jurídico plenos y completos, fueron Cortes sensu stricto, con la participación documentada de los ciudadanos elegidos por las ciudades. Castilla no pudo demostrar nada de ello, en Burgo de Osma no existe nada documentado sobre dicho hecho esencial, además de discutirse sobre si Berenguela se matrimoniaba o no con Conrado Hohenstaufen. La Carta Magna de Juan I Plantagênet de Inglaterra no es más ni menos que la renuncia del poder y la autoridad del monarca frente a la nobleza. Alfonso VII “el Emperador” de León no es Rey de Castilla, ya que este territorio inexistente está subsumido en León, con el nombre de condados como Burgos, Saldaña, Monzón, etc.; tal como se cita en la Crónica Adefonso Imperatoris. Por supuesto, Galib no puede tener ningún a relación con Ramiro II “el Invicto” de León, fallecido muchos años atrás. Y, para finalizar, Sancho II es Rey de Castilla, indudablemente, hasta la batalla de Golpejara, tras ella y hasta el Cerco de Zamora firmará ¡solo! como Rey de León. Ya que esta titulación legionense otorgaba título imperial a todos sus monarcas, desde el neogoticismo, proveniente del Reino visigodo de Toledo. Creo que Covadonga existió, aunque no fuese con esa magnitud Sánchezalbordoziana. Y, por supuesto, como medievalista, subrayo y acepto el concepto de ‘Reconquista’.

«El recuerdo del despojo y de la reivindicación reconquistadora recorre toda la dilatada Edad Media sin desmayo ni olvido. Bienvenida sea, pues, la palabra Reconquista para definir el esfuerzo de nuestros tatarabuelos por recobrar el terruño que los moros les habían arrebatado. En el año 711 d.C. los musulmanes atraviesan el Estrecho, invaden la península ibérica, conquistan el reino cristiano de Toledo e incorporan las nuevas tierras al islam. A lo largo de los siglos siguientes, los reinos cristianos surgidos en el norte rivalizan por afirmarse y constituyen una sociedad guerrera que, al tiempo, conseguirá expulsar al islam de la península. Esa epopeya tardíamente denominada Reconquista ha determinado nuestra historia durante más de ocho siglos. Con las crónicas de la época en la mano y su inigualable ironía, Juan Eslava Galán nos descubre desde una nueva perspectiva -quizá también por eso la más desconocida- del pasado de los españoles. Un recorrido por la Historia Medieval de España de la mano del gran divulgador que es Juan Eslava Galán».

Debo o deseo alabar la agilidad intelectual del título, en lo relativo a dedicar esta obra a los escépticos lectores, sobre la existencia de LA RECONQUISTA del territorio subyugado por el Islam español, tras la derrota del rey visigodo Roderico, previamente duque de la Bética. Todos los 66 capítulos tienen un título muy sugerente, que además vulgariza inteligentemente el hecho a narrar, y de esta forma acerca más a los lectores, de todo tipo y condición, al conocimiento de los narrado. Por ejemplo me emociona el comienzo del capítulo dedicado al sultán nazarí de Granada, Boabdil “el Chico”: “Boabdil recuperó a su hijo, que mientras se ultimaban las negociaciones había sido rehén de los cristianos, junto con otros cuatrocientos vástagos de las principales familias musulmanas, y partió hacia las tierras alpujarreñas que se le habían asignado, en el valle de Purchena, donde ya lo esperaba el resto de la familia. La leyenda asegura que cuando alcanzó el último punto desde el que podía contemplarse la Alhambra no pudo contener las lágrimas. Su madre, la noble Aixa, le reprochó: ‘Llora, como mujer por lo que no supiste defender como hombre’. El lugar fue llamado por los musulmanes Feg Allah Akbar, y por los cristianos, el Suspiro del Moro”.

Nadie ondeó, por supuesto la enseña de Castilla en Granada, sino la cuartelada de los Reinos de León y de Castilla; siendo el Adelantado Mayor del Reino de León, Gutierre de Cárdenas, quien se encargó del cúmulo de las negociaciones con la monarquía nazarí de Granada. La Crónica del Rey Alfonso XI de Castilla y de León se escribe en llingua llionesa o leonés, ya que la realizada en castellano se extravió definitivamente. Y se titula: ‘Cronica de Alfonso, el onceno de los Reyes de Castilla y de León’. Es obvio, que la Reconquista tuvo avances y retrocesos por múltiples causas, desde las continuas rivalidades y suspicacias existentes entre los diversos monarcas cristianos del norte, hasta el fortalecimiento de los mahometanos andalusíes, con la llegada del califato y, mucho después, cuando almorávides, almohades y benimerines, decidieron apoyar a los régulos de las taifas frente a los cristianos septentrionales. Eso añadido a las repetidas traiciones de los condes de Burgos y luego de Castilla contra los reyes-emperadores del Reino de León, y lo mismo entre los magnates de Aragón frente a los Reyes de Pamplona-Navarra. Asimismo, en variopintas ocasiones, los papas apoyaron mucho a Castilla y Aragón frente a León y a Navarra. Y fue mala la independencia del condado de Portugal, frente a León. “Ordoño II de León culpó del desastre de Valdejunquera (920) a los castellanos que no habían acudido en su auxilio. Para castigarlos ejecutó a cuatro de los más significados, Nuño Fernández, Fernando Ansúrez y Abolmondar Albo, con su hijo Diego”. El ‘FONSADO’ era obligatorio, y no acudir al llamado del Rey para la guerra contra el Islam, era un delito de Alta Traición. En suma, recomiendo la lectura de este libro, esforzado, y con una gran cantidad de datos, anécdotas históricas de bastante interés, contrastables con otros textos. Se incrementa así el necesario bagaje histórico-medieval. «Benedictus dominus, adiutor meus, qui docet manus meas ad proelium et digitos meos ad bellum».

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