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Allan Pitronello
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Allan Pitronello (Foto: cedida por el autor)

Entrevista a Allan Pitronello: “Es una mezcla de pasión y trabajo lo que hace que una historia tire hacia adelante”

Autor de “La orden de los condenados”
Por Oliaga & Ventosa
jueves 28 de diciembre de 2023, 17:30h

Allan Pitronello es chileno de nacimiento y valenciano de adopción. Lleva más de veinte años viviendo en España. Hasta ahora, lleva publicadas tres novelas históricas, la última “La orden de los condenados”, en la que nos lleva a la Italia, su familia tiene su origen allí, de finales del siglo XV, cuando el Gran Capitán dirigía la guerra de Nápoles y los Borgia comenzaban su dominio en la Roma de los papas.

Allan Pitronello
Allan Pitronello (Foto: cedida por el autor)

Sus anteriores novelas, “La segunda expedición” y “Vientos de conquista” se han visto reconocidas por diversos premios. Como especialista en la Edad Moderna es un amante de esa época y sus obras han discurrido en ese tiempo. En la entrevista, nos cuenta algunos de los muchos secretos de su nueva novela histórica. Género en el que se está convirtiendo en uno de los más sólidos escritores de nuestra tierra.

Sus novelas anteriores han recibido el reconocimiento de los lectores y galardones importantes, ¿cree que La orden de los condenados seguirá el mismo camino?

Imposible saberlo… los lectores son el verdadero jurado. Cuando se produce el lanzamiento de una novela, el autor trata de intuir cómo será la recepción de su obra, pero la incertidumbre siempre está ahí. En mi caso, me pregunto si se entenderá lo que he querido contar, si apreciarán la labor de investigación y la ficción que he propuesto. Pero como digo, los lectores son soberanos. De ellos depende, en gran parte, la vida y el recorrido de un libro. Solo diré que me he divertido mucho escribiendo este thriller histórico y los asedios del Gran Capitán.

Su tercera novela está ambientada en la Roma de finales del S.XV, ¿ya tocaba hacer un guiño histórico a los orígenes de su familia?

¡Me moría de ganas! Amo Italia y su cultura, quería describir sus ciudades y su sociedad en el siglo XV envueltas en un aura de misterio. ¿A quién no le fascina el Renacimiento? ¿Quién no se ha imaginado alguna vez en esa Roma oscura, de palacios lujosos, viviendo una intriga o siendo parte de una conspiración? Quería contar algo diferente y que lo hispánico fuera protagonista a través de los Borgia, de Diego de Paredes y de Gonzalo Fernández de Córdoba.

Alan Pitronello es experto en Historia Moderna, concretamente de los siglos XV y XVI, ¿cómo decide sobré qué etapa, familia o acontecimiento, quiere escribir?

Esa pregunta es difícil y cada escritor dirá algo diferente. Tengo varios proyectos de novela que he ido guardando de otras lecturas e investigaciones, pero las historias no siempre germinan. Hay ideas que funcionan y otras que no, a veces por los personajes o porque la trama no prospera. Creo que es una mezcla de pasión y trabajo lo que hace que una historia tire hacia adelante, algo así como enamorarse primero y luego comprometerse. Por eso digo que cada novela es un mundo aparte. Para La Orden de los Condenados tenía claro que quería alejarme de los temas de mis dos novelas anteriores, la conquista de América, y probar con la intriga y el misterio, sin renunciar a la acción y a la aventura.

Se documenta de manera rigurosa, como buen historiador, a la hora de escribir sus obras, ¿dónde encuentra las mayores dificultades?

En la caracterización de los personajes reales. Hay que leer mucho y en el caso de esta novela tuve que enfrentarme a la leyenda negra que tanto acusó y vilipendió a los Borgia a lo largo de los siglos, desde sus contemporáneos hasta la literatura de Victor Hugo o de Dumas que los acusó de ser lo peor de lo peor. ¿Cómo era, en realidad, Alejandro VI? ¿Era tan malo como lo pintaban? La misma dificultad la encontré en la caracterización de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, o en la de Diego García de Paredes. Ahí está el riesgo del novelista.

A las figuras históricas hay que bajarlas del pedestal sin miedo y dotarlas de alma.

Sobre los Borgia se han escrito muchos libros, se han rodado películas… ¿qué datos nuevos aporta su libro?

De los Borgia se ha escrito de todo… pero no siempre con acierto. La Orden de los Condenados es un thriller histórico, una novela de personajes, ágil y dinámica. Me gustaría dejar claro que no es una novela de los Borgia, aunque tengan una parte de protagonismo. He pretendido exponer una época en su totalidad, podría decir que es una novela esencialmente hispana, con personajes castellanos, extremeños, aragoneses, que mezcla política, intriga y misterio con batallas y asedios. Es una historia dentro de la Historia. Sin descuidar el contexto, he tratado de mostrar una visión de los Borgia más cercana a la verdad histórica y moldear la ficción de tal modo que el lector pueda contemplar una panorámica del renacimiento italiano desde el punto de vista de sus protagonistas, que luchan por encontrar a un asesino que amenaza la corte del papa. No puedo decir mucho más sin desvelar la trama.

Su novela está ambientado en un momento en el que las traiciones y los cambios de bando son moneda corriente, ¿se pueden establecer paralelismos con la época que estamos viviendo?

Por supuesto. Es una de las razones de ser de la novela histórica, erigirse como un espejo de la realidad a través del tiempo. La corte de Roma fue uno de los escenarios de la diplomacia europea. En ella participaban emisarios, embajadores y representantes de todas las repúblicas, ducados y monarquías de toda Italia y de Europa y se desarrolló la política de alianzas y de ligas. Por tanto, las amistades temporales e interesadas estaban a la orden del día, así como las intrigas de palacio, los cambios de bando y las traiciones, todas ellas situaciones que siguen desarrollándose en la política actual. Otro aspecto interesante para destacar fue el uso de tropas mercenarias por parte de los estados y las dificultades que tuvieron en la gestión, por impagos o incumplimientos en los contratos. Un tema, por desgracia, de actualidad a causa de las guerras. Ya lo decía Maquiavelo, embajador de la república florentina, un príncipe cuyo gobierno descanse en mercenarios nunca estará tranquilo.

“El miedo está por encima de la traición, la ambición, el afán de poder o el odio, y en gran medida, explica el origen de estos”

Traición, ambición, afán de poder, odio, miedo, ¿son emociones universales que habitan en los humanos independientemente del lugar o época en la que habiten?

Sin ser un experto de las emociones, he tratado de indagar a través de los sentimientos. En mi opinión, el miedo está por encima de la traición, la ambición, el afán de poder o el odio, y en gran medida, explica el origen de estos. El miedo está presente en el ser humano desde su origen, desde la era de la oscuridad antes del descubrimiento del fuego. Nos ha hecho estar en alerta constante, ser previsores, tratar de sobrevivir. El miedo ha sido el motor de nuestro progreso. Nos hemos vestido para no morir de frío, hemos cosechado para no morir de hambre, hemos confeccionado armas y utensilios, hemos amurallado ciudades para no ser atacados, hemos creado religiones para vencer a la muerte… Todos los sentimientos anteriores derivan de esta idea primitiva, la lucha de poder, el odio o la traición son hijos de la búsqueda de la supervivencia, de intentar prevalecer por encima de los otros. Incluso el miedo al fracaso nos ha impulsado. Dicho de forma simplificada, a lo largo de la historia, no hemos sido más que unos tipos muertos de miedo.

El Renacimiento es una de las épocas, a nivel intelectual, más interesantes de la historia, ¿cabe todo en una sola novela? ¿Cómo elige qué quitar y qué se queda en la suya?

No cabe todo el Renacimiento en una novela, ni el arte ni la ciencia ni tampoco sus personajes reales. ¡Hay tantos! Desde los Borgia, Rodrigo, César, Lucrecia, pasando por los Della Rovere, los Orsini, los Colonna, hasta Maquiavelo, Savonarola, Miguel Ángel, Leonardo, Ludovico el Moro, Caterina Sforza, por nombrar algunos muy conocidos. Qué quitar, qué dejar. Esa era la clave. Como no caben, algunos son solo guiños, pinceladas. Porque la novela corre en los rieles de una trama que no se detiene y el paisaje cambia de manera constante.

Siempre he pensado que el lector firma una especie de pacto con el escritor en el que le ofrece su confianza y se dejará llevar a través de la historia

Cuando un libro comienza con un listado de personajes tan extenso como el suyo, ¿puede asustar al lector? ¿Tendrá que consultarlo a menudo para no perderse?

Para nada. Pienso que un texto debe defenderse por sí solo, sin la ayuda de complementos, ni listados, ni mapas, ni notas al pie. Si están, es porque son anexos que el lector agradece, por curiosidad o por gusto, pero en ningún caso como elemento esencial para la lectura.

Siempre he pensado que el lector firma una especie de pacto con el escritor en el que le ofrece su confianza y se dejará llevar a través de la historia, a través del texto en cuestión, por el autor. El escenario debe haber sido preparado por el escritor para esa visita. Así entiendo la literatura. El libro lo escribo yo, para provocar un cambio, pero la historia se crea a partir de la experiencia del lector. La novela la hacemos los dos. Considero que cualquier engaño o dificultad en la escritura es faltar a ese pacto de lealtad.

¿Qué tiene esta novela en común con sus libros anteriores?

He querido crear un universo con las tres novelas, sin ser una trilogía, y tender puentes entre unas y otras. Para aquellos que han leído La Segunda Expedición o Vientos de Conquista se encontrarán con algún personaje o guiño que les hará emocionar.

¿Cuál es la parte favorita que narra que no ha dudado en incluirla entera?

Los asedios del Gran Capitán, en especial, Laurino, donde demuestra su grandeza como estratega, y la toma de Ostia de 1497, donde comparte campo de batalla con las tropas pontificias. También he disfrutado mucho narrando los sucesos que acontecen en el Palacio de los Príncipes, donde el lujo, el poder y la lujuria se aprecian a través de las máscaras y donde nadie tiene nombre.

¿Con qué personaje se identifica más? ¿A cuál admira por encima de otros?

He disfrutado mucho con el tándem que forman Diego de Paredes y Tristán de Rueda. El caballero batallador en busca de la redención y el joven escudero idealista con ganas de comerse el mundo. Creo que esa pareja daría para una serie completa de libros. Admiro mucho al resto de personajes como a Gonzalo de Córdoba o a César Borgia, o a María, la extremeña, una cortesana que se busca la vida en la corte del papa. De todos ellos, me decanto por aquel al que llaman el Toscano, el asesino de la trama. Su figura fusiona muchas de las artes del Renacimiento —alquimia, astrología, teología, filosofía— envueltas en un velo de misterio e intelectualidad.

¿Le gustaría continuar la historia una vez que César Borgia jura, con veinticuatro años, proteger la Iglesia?

La novela acaba con el ascenso de César Borgia y a partir de ahí se abre un nuevo escenario en Italia, la caída de la familia Borgia, la guerra de España con Francia, la nueva campaña del Gran Capitán… Hay mucho por contar de esa época, desde luego. Pero, como siempre, no cabe todo en una sola novela.

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