En su intervención, Cañadas menciona que “esta es mi novela número 12 o 13, pero con esta obra he tenido experiencias muy positivas con mi equipo editorial, quienes se han involucrado profundamente en el desarrollo de la novela. El nivel de trabajo, entrega y pasión que ha tenido el equipo de producción de Planeta con "Fundido a negro" es apabullante”, afirma el autor, dejando entrever la importancia de la colaboración en su proceso creativo. Uno de los aspectos más sorprendentes que Cañadas destaca es la atención al detalle que se ha puesto en el manuscrito. Relata un momento en el que se quedó boquiabierto al descubrir la minuciosidad con la que se ha trabajado cada elemento de la historia. Por ejemplo, menciona una autovía que aparece en la trama, la cual fue cuidadosamente investigada para asegurar que todos los detalles fueran precisos. “Hasta el mínimo detalle está medido tanto en el contenido como en el continente”, asegura el escritor, lo que refleja su compromiso con la veracidad y la calidad de su obra. En cuanto a la estética de la novela, Cañadas ha optado por un enfoque visual que juega con la oscuridad y el misterio. “Este rollo de jugar con el negro, con la oscuridad del pozo, y con la apariencia de cinta de VHS que tiene la novela, es fundamental”, explica. Esta elección no solo busca atraer al lector, sino también sumergirlo en una experiencia audiovisual única, donde cada página encierra un misterio que invita a ser desentrañado. Un elemento innovador que Cañadas ha incorporado en “Fundido a negro” es la idea de los glitches o fallos en la grabación. “Hay un glitch en el vídeo, la palabra sale borrada, y el lector tampoco puede entender bien lo que está pasando”, comenta. Esta técnica busca mantener al lector en un estado de incertidumbre y tensión, sugiriendo más de lo que se cuenta, lo que añade una capa adicional de complejidad a la narrativa. El autor también menciona que ha querido trasladar la experiencia audiovisual a la literatura, explorando cómo diferentes formatos de grabación, desde cintas de programas de televisión de los años 90 hasta grabaciones realizadas con teléfonos móviles, pueden influir en la percepción de la historia. "Eso es un desafío, porque tienes que pensar en cómo lo haces", dice Cañadas, refiriéndose a la necesidad de innovar en la forma de contar historias. El autor gaditano reflexionó sobre su proceso de creación de la novela. “Empecé a hacerme preguntas sobre qué pasaba en la parte de atrás que no vemos en un documental. Y a partir de ahí dije, bueno, ahí hay espacio para hacer muchas cosas. Como, por ejemplo, con los investigadores, al fin y al cabo. Son gente que mira en archivos, que pregunta, que desentraña secretos y que decide al final, que esa es la parte chula, qué se cuenta y lo qué no se cuenta”. “Me interesan los personajes de mierda”“Y eso me dio margen para crear una novela, para crear un misterio que tienen que desentrañar, no un investigador, no un detective, sino un documentalista, una persona que trata de acercarse a un caso y desentrañar todos los secretos que hay dentro. En este caso, una persona de mierda, porque es una cosa que me interesa a mí también bastante, los personajes de mierda, que podemos hablarlo ahora. Si te dedicas a escribir, no puedes hacerlo de otra manera”, analiza Cañadas. La trama del libro es un asesinato colectivo de una secta. “Lo que le pasa a mucha gente que cae en una secta es que, al principio, tienen mariposas en el estómago, se obnubilan, se obsesionas incluso, les encanta, en este caso el grupo, no la persona que te va a someter a maltrato, sino el grupo. Y poquito a poquito se cierra una puerta y empiezas a ver la verdadera cara de esa persona, en este caso de ese grupo, que ya te gusta un poquito menos”, expone.
Cuando ocurre todo esto, la víctima empieza a ver que “esa persona empieza a controlarte un poquito más, y esa persona empieza a aislarte un poquito más, y esa persona va bajando el daño, poquito a poquito, hasta tenerte prisionero. No me estoy refiriendo a un monstruo sino realmente a una persona prisionera dentro de una relación. En este caso, una relación con un grupo, una relación con la secta en sí”. “El protagonista Benja y su equipo representan diferentes personas que han caído de diferentes maneras en las garras de la secta o que han tenido una relación con ellas. La persona que estaba perdida en la vida y que de pronto le dio un fly en el coco y terminó ahí dentro y acabo enamorando de la secta hasta que se torcieron las cosas. La persona que, por curiosidad o por sacar un beneficio, también terminó dentro de sus garras”, señala el autor. A Jesús Cañadas le interesan mucho este tipo de personajes. “Esa es otra de las capas de la novela; está la capa del thriller, la capa de la secta, la capa del audiovisual basado en lo literario y la capa personal que vamos a abordar: cómo funciona una de estas, una de estas mentes y vais a ver en la subtrama de Benja que tiene muchos giros y muchas y muchas reacciones de un montón de casos reales que hemos visto y que todos tenemos en la cabeza”. El autor, que vive en Berlín, da especial importancia a las emociones. “lo que pasa es que la emoción que yo me trabajo es la inquietud y la del miedo porque me gusta porque no hay cosa más bonita que crear una emoción en una persona a través del tiempo y del espacio. Por eso uso solo palabras en este mundo de mierda en el que tenemos, que es lo más parecido que hay a la magia”, subraya. En conclusión, “Fundido a negro” se presenta como una obra que no solo busca entretener, sino también desafiar las convenciones narrativas tradicionales. Con su enfoque en los detalles, la oscuridad y los elementos visuales, Jesús Cañadas invita a los lectores a sumergirse en un thriller que promete ser tanto intrigante como innovador. La novela, que ya ha generado expectativas entre sus seguidores, se perfila como una de las grandes apuestas literarias del año. Puedes comprar el libro en:
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