En tus libros relatas episodios profundamente personales y dolorosos. ¿Qué te llevó a decidir que debían salir de lo íntimo para convertirse en literatura?
Dicen que soy muy valiente por dar voz a lo que la sociedad y la familia nos hace callar por vergüenza… Me invitaron a una presentación de una mujer que había escrito sus Traumas a través de la poesía, me encanto escucharla, y ese fue el botón que detono la bomba que llevaba dentro… Ya estaba preparada para contar mis vergüenzas y esa culpa que llevaba desde los seis años tan dentro de mí… Yo cuento la cruda realidad, no hay poesía en mi historia, pero si hay mucho amor, empatía, bondad, templanza, dolor, desgarro del alma, pero con una sonrisa se alivia la carga…
¡Es hora de poner a nuestros demonios internos a raya!
“Paz” es el alter ego que protagoniza tus historias. ¿Qué parte de ti sigue sintiéndose identificada con ella y qué parte ha logrado dejar atrás ese pasado?
En mí sigue albergando esa niña, me sigo emocionando por cosas muy comunes, como puede ser un abrazo inesperado, palabras Bonitas de una persona que te aprecia, el saltar en un charco, el encontrarme con alguien q llevaba una prenda igual que yo o viceversa….
El otro día salí a pasear, tenía sed y ganas de ir al servicio, entre en una tasca y había una mujer rubia preciosa, vestida muy clásica y con las mismas sandalias que yo, éramos el yin y el yan… Yo tan ghotica y ella estilo casual… Nos abrazamos de la nada y empezamos a reír y decir “que buen gusto que tenemos” Hicimos participes a todo el que estaba a nuestro alrededor contagiándolos de nuestra alegría inesperada, esas son las cosas que me hacen no perder a mi niña anterior…
El miedo a ser juzgada o recibir una reprimenda es lo que dejé atrás, ese sentimiento de culpa y responsabilidad que se me adjudicó sin previo aviso.
Al escribir sobre violencia sexual y maltrato, ¿cuál es el mayor reto al que te enfrentas como autora y como mujer?
A ser juzgadas y que se me criminalice como hace la mayoría de veces la sociedad… las instituciones, etc.
Con “Paz en busca de su inocencia” no dormía, tenía pesadillas constantes hasta que recibí las primeras críticas… fueron fabulosas y eso me dio fuerza para sacar la segunda entrega de la trilogía. “Paz en busca de H” …
Al ver la aceptación que tienen, como ayuda A quienes han pasado o están viviendo esa situación, como previene a los adolescentes a crecer con naturalidad sin forzar nada, solo siendo ellos mismos y poniendo nombre a ciertas acciones que no deben aceptar o hacer…
El poner nombre ayuda mucho a no sentirse culpable por hechos ajenos. De los que no somos responsables.
Has dicho que tus libros son una herramienta para empoderar a otras víctimas. ¿Qué tipo de reacciones o mensajes sueles recibir de tus lectores?
(Sonrié) Que no deje de escribir, quieren seguir creciendo y seguir poniendo nombre y límites a cada situación que no deberían normalizar y que en estos tiempos se normalizan. Los niños son niños, no hay que formarlos a un aprendizaje o una experiencia sexual a su corta edad, no les corresponde, y eso es algo que se escucha en tv.
Dejemos que los niños sigan su crecimiento de manera personal, ingenua e inocente sin que haya adultos que los inciten a crecer sexualmente antes de tiempo… lo más bonito que tienen es la inocencia, se corrompen por culpa de los adultos… cuando nuestro papel en su vida debería ser de protección, educación, darles herramientas que les ayuden a crecer sin miedo pero con precaución, darles seguridad y confianza para que puedan contar siempre con el adulto sin ser juzgado… hay que enseñar desde la comprensión… a veces se nos olvida que también fuimos niños… Algun día elegirán su camino y necesitarán unas grandes y fuertes alas para volar tan lejos como alcancen sus sueños…
Cada niño es un mundo y tiene su propio tiempo para madurar, a medida que crecen y se desarrollan irán descubriendo su cuerpo, sus gustos, su inclinación Sexual… sin necesidad Que ningún adulto interfiera en ello… para eso está la pubertad, los niños tienen que jugar, reír, divertirse, estudiar, hacer deporte. En definitiva, ser niños.
Yo escondí mi sexualidad hasta los treinta y mucho…
Tuve una relación con una mujer y la disfracé de amistad.
Mi segunda relación con una mujer no la oculté, quien me ame tiene que aceptar que creo en el amor sin condición o distinción de sexo…
Con mis libros hay personas que han corregido comportamientos hacia sus hijos, porque no eran conscientes de los traumas que pueden acarrear ciertas palabras o comportamientos a nuestros menores.
Hay que hablarles con cariño y respeto, validar sus emociones, que puedan expresarse con libertad, hay que proteger su inocencia.
Tu estilo es directo y sin concesiones. ¿Temes que tu crudeza pueda incomodar o es precisamente esa incomodidad lo que buscas provocar?
Hay que estar incómodos para crecer, hay que salir de esa burbuja que cada uno crea, para avanzar.
Esa incomodidad es la que nos hace adquirir plumas para desplegar nuestras alas…
¿Qué descubriste de ti misma durante el proceso de escribir “Paz en busca de su inocencia” y “Paz en busca de H”?
Que soy una persona poco disciplinada, con mucha perseverancia, que pese a que me distraigo y postergo mis obligaciones consigo mis objetivos.
Le pongo mucho empeño. esfuerzo y amor a cuanto hago.
Soy un bonito caos… jjjjjj en fin… soy muy desastre, aunque intento cada día ser más disciplinada y cumplir horarios…
Más allá de la denuncia, ¿crees que tus libros son también un acto de búsqueda de justicia personal?
Personal y social.
A las victimas nada más entrar por la puerta de la sala donde se celebra el juicio ya estamos siendo juzgadas, por cómo vamos vestidas, maquilladas, como hablamos, todo… antes de abrir la boca ya somos culpables o inocentes.
En mi caso, en el último juicio que tuve mi abogada me llamo una hora antes de celebrarse.
Me dijo que sino decía exactamente todo tal cual había declarado en la denuncia, me iban a condenar a mí a pagar las costas del juicio…
Mi abogada me dijo, estas a tiempo de retirar la denuncia o si lo prefieres declarar…
Mi estado animico te puedes imaginar cual era, de incredulidad de lo que estaba escuchando…
Ya estaba sentenciada antes de empezar.
Él salió absuelto por falta de pruebas. Ni las fotos, ni audios, ni testigos fueron suficientes ni las tres veces que incumplió la orden de alejamiento…
Esa es la justicia que tuve yo…
Es cierto que si bien las instituciones son las correctas algunos de los miembros no son perfectos y en ocasiones algunos miembros de las mismas no lo son tanto y pueden incurrir en praxis no tan correctas, pero siendo consciente de ello tengo una fe plena tanto en la Justicia y en las instituciones que buscan defender a las víctimas, y quizás haya que mejorar en algunos aspectos.
Estás trabajando en una tercera obra que promete ser aún más valiente. ¿Qué aspectos nuevos de tu historia o de ti misma pretendes abordar?
Mi adiccion al sexo… al ser abusada en la infancia y en la adolescencia eso en mi tapa adulta me hizo utilizar el sexo como válvula de escape.
Me hizo no tener relaciones muy sanas…
En mi caso no es que buscara sexo desesperada con cualquier persona, esa adicción estaba provocada por los malos tratos que recibí por parte de varias parejas que tuve.
Entre en una vorágine desmesurada e incontrolable…
Fue muy frustrante y nocivo para mí y mi salud mental
¿Cómo gestionas el equilibrio entre tu vida privada y la exposición mediática que implica compartir tu testimonio?
Mi privacidad la tengo muy protegida, nadie sabe que hago o no en cada momento. Yo he relatado muchísimos aspectos de mi vida para ayudar y proteger la vida y salud de quienes leen mi historia.
Pero cada día me suceden cosas, solo cuento a través de las redes aquello que pueda ayudar a sanar heridas, cosas de valor…
Pero no soy de contar, ni develar mi vida privada, viajes, gustos, compañías eso es sólo parte de mí y de mi círculo más cercano. Si lloro, rio, soy no feliz es cuestión que me gusta proteger.
Si pudieras elegir que tus libros dejen una única huella en quien los lea, ¿cuál sería?
Resiliencia.
Es tan importante para las víctimas dejar ese papel y volver a brillar…
¿En qué momento descubriste que escribir no solo era catártico, sino también una forma de compromiso social?
En el 2023… el día 3 de julio cumplo 49 años y llevo desde los diez años escribiendo. He utilizado varios seudónimos por vergüenza a expresar mis sentimientos, de hecho, tengo un perfil en Facebook que no he conseguido recuperar, pero está en activo, Sylesia Adams. Allí expresaba todos mis oscuros sentimientos…
¿Qué te inspira a seguir escribiendo sobre temas tan dolorosos, incluso sabiendo que revives parte de tu pasado en cada página?
La verdad que llevo en mi interior, esa que durante décadas he callado por miedo y vergüenza…
Ahora mi camino es más llano, sigue habiendo baches, las caídas a veces son necesarias para poder seguir brillando con más intensidad.
¿Hay alguna escena, en cualquiera de tus libros, que todavía no seas capaz de releer sin que te duela?
La muerte de mi abuelo. Es hablar de él y ponerme a llorar… no me pude despedir de él y eso me pesa a día de hoy, las despedidas son importantes… al menos para mi… es necesario cerrar puertas para abrir otras…
¿Qué opinas del papel de la literatura en la denuncia de las violencias sexuales y la reparación de las víctimas? ¿Crees que los libros pueden cambiar mentalidades?
Puede cambiar mentalidades y comportamientos de personas que son conscientes de sus sombras e imperfecciones, quien va por la vida creyendo que todo lo hace bien y sabe que deja cadáveres emocionales, esas personas no cambian. Mis libros van dirigidos a quienes quieren aprender a desaprender lo aprendido. Es decir, esas conductas que de pequeños quizás fueran validas pero que ahora de adultos están obsoletas…
No dejamos de ser personas únicas e irrepetibles, somos parecidos unos a otros en algunas cosas, pero no iguales, somos parecidos a nuestros padres, pero no somos ellos, al final somos dueños de nuestros caminos y responsables de nuestras palabras y acciones.
Más allá de la escritora y la superviviente, ¿quién es Helena Cueto H en lo cotidiano? ¿Qué te da paz o alegría?
En mi vida cotidiana voy a la compra casi a diario. Aun tengo fobia a relacionarme con las personas por el episodio que vivi en enero de este año.
Uno de mis amigos de hace muchísimos años me violo sin contemplaciones, físicamente me hizo un desgarro y fisura anal y psicologicamente me hizo quedarme estancada… desde entonces estoy de nuevo en terapia psicológica y psiquiátrica, por suerte tengo muchas herramientas para salir cuanto antes de esta pesadilla.
Por ese motivo tengo la nevera vacía y voy a comprar cada día, llevo un horario estricto de comidas para alimentarme bien, cosa que llevo haciendo un mes, había engordado catorce km Por mi estrés pista traumatico y ahora estoy otra vez recuperando mi peso.
Vuelvo a ser mi mejor amiga y no mi amiga destructiva.
Aún evito estar en sitios donde haya demasiada gente, pero poco a poco volveré a llevar una vida como la dejé antes de enero.
La Paz la encuentro en la naturaleza, en ese silencio donde sólo se escuchan a los animales que habitan en el campo, esa brisa que mueve el follaje de los árboles…
Y con mis tres gatos. Sade, Salem Ragnar y mi Grajilla Raven, ellos son quienes me acompañan a diario.
Se sobre entiende que mis hijas pese a que ya son dos mujeres independientes me dan paz y guerra… porque sus emociones y su dolor se convierte en el mío… las acompañó en ese camino hasta verlas alzar el vuelo de nuevo…
Mi familia es mi refugio.
¡Como dije en la última presentación… yo no estoy en contra del hombre! Los hombres de mi vida son héroes, empezando por mi abuelo materno, mis tíos, primos y por supuesto mi hermano.
Al final en mí hay un pedacito de cada uno de ellos… y que decir de las mujeres de mi familia. Son unas guerreras…
Por eso escribo mi nombre con H…
Es un homenaje a los héroes y heroínas de mi familia.
Al finalizar el evento, Helena abrazó a una lectora que lloraba en silencio. Sin palabras. Solo latidos. Ahí, entre lágrimas compartidas, quedó claro que sus libros no son tinta sobre papel, sino herramientas para desenterrar verdades. Como ella misma dice: "Resistí para que otras no tengan que hacerlo solas". Esta noche, Madrid no fue testigo de una firma de ejemplares, sino de un acto de justicia poética. Helena Cueto H ya no escribe desde el dolor; escribe desde la trinchera. Y su batalla, queridos lectores, acaba de comenzar.
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