"Quería contar una historia sobre la amistad", explica el autor nada más comenzar nuestra conversación. "Pero también sobre el periodismo. La lectura me ha acompañado desde muy joven, desde los 12 años. He sido un lector voraz de literatura y de periódicos, leo cualquier sección. Hace poco tiempo me realizaron una operación de retina y durante un tiempo no pude leer. Me tenían que leer la prensa y eso es lo que he querido llevar a la novela", añade. En Un amigo así, José, uno de los protagonistas, sufre un accidente y Lucas le acompaña leyéndole un periódico que casualmente llevaban en una de las mochilas.
Para escribir su última novela ha tenido que documentarse profusamente. "He leído mucho sobre alpinismo y montañismo, todo lo que iba leyendo sobre el nacimiento del alpinismo me iba gustando mucho. Las historias que vivieron Balmat y Paccard, que en cierto modo se repiten en la novela, que fueron los pioneros en el ascenso al Mont Blanc. Pero también las historias de Mallorey o Bonnati", dice. Son semejanzas que buscan poner de manifiesto el carácter tenaz y perseverante que tiene este tipo de personas que se dedican a conquistar las cimas montañosas.
En los momentos en que el alpinista se enfrenta a los retos alpinos es cuando se tiene la necesidad de "soltar todo lo que se tiene dentro". El alpinismo nació en los Alpes, de ahí su nombre. Por eso, Martín Casariego, escogió el Mont Blanc como escenario de su novela. "Está situado en el corazón de Europa", apunta. Y aunque el ascenso no sea muy complicado, todos los años hay accidentes, sobre todo en verano a consecuencia de los aludes.
Qué mejor escenario que las nieves perpetuas del Mont Blanc para una novela sobre la amistad. La pureza de la nieve y la rudeza de la roca son dos símiles de una "amistad limpia, pura y perfecta, pero, también, no todo es tan puro. Tenía que haber algo entre ellos, algo menos inocente. En este caso algo que les iba pudriendo por dentro", desvela el autor de Un amigo así.
La trama salta por los aires cuando José sufre un accidente en la ascensión. El no sabe que va a morir; "en un primer instante era posible, de ahí pasa a probable y, después a inevitable", apunta Martin Casariego. En ese proceso, el lector se da cuenta de que la pureza, la perfección, no existen. Que no hay amistad pura por fuerte que sea. Y en el caso de José y Lucas, en su amistad hay una sombra; pese a eso es muy verdadera. "El conflicto surge cuando se ha de decidir si hay que sincerarse o no. ¿Es un acto de sinceridad? ¿Es un acto de egoísmo? ¿De descargar la conciencia?", se pregunta el escritor madrileño.
Un amigo así es una novela de alpinismo, pero sobre todo de una amistad. Es una novela muy literaria. La montaña como acción y como idea, pero también, sobre la épica deportiva, como una conquista de la civilización. "No es solo una novela de aventuras. En ella, claro está, hay una parte física, de esfuerzo que paralelamente se va contando como una conquista cultural", aclara el novelista. Porque la novela se va desarrollando en dos niveles, diferentes pero parejos. Por un lado la historia de esos dos amigos escaladores y por otra la historia del alpinismo. A ello se unen la mujer y el hijo de José.
Los dos escaladores, y todos los escaladores, desarrollan su deporte en equipo, en cordadas, donde unos se ayudan a los otros. Las dudas, las emociones, la lealtad, la certeza y la confianza en el compañero son fundamentales, pero también puede surgir la traición o la desconfianza. Como señala Casariego, "todo acto humano casi siempre suele tener dos caras" y esta novela está aquí para demostrarlo, la certeza al 100% no existe.
El alpinista busca el silencio, la paz, la soledad. Pero puede ser una huida. ¿Buscas o huyes? O las dos cosas a la vez. Es también un reto, una superación personal. Vencer a las dificultades, ponerse a prueba cada día, cada ascensión. Enfrentarse a los elementos y a uno mismo. "Puede llegar a ser una adicción. La droga de estos alpinistas es la montaña", sintetiza.
Esta novela es la obra de madurez del escritor. Una novela de reflexión. Largamente pensada y escrita con un afán de perfección. "La empecé a escribir en tercera persona pero no me acababa de gustar. Por eso, pasé a reescribirla en primera persona, pero siempre intentando guardar una cierta distancia con la historia", se sincera el escritor. Para él, el narrador tiene que tener muy en cuenta quién cuenta la historia. De ahí que la novela esté muy trabajada y despojada de cualquier acto superfluo. Tardó un año en escribirla y otro año más en reescribirla, hasta que quedó convencido del resultado final.
Martin Casariego ha querido desvelar en esta obra el alma humana, su dicotomía. "Nos pasamos media vida enseñando y otra media ocultando. Todos tenemos mil cosas que mostrar y enseñar y otras tantas que ocultar. En cualquier relación hay cosas buenas y cosas malas. La sinceridad es buena o mala, todo depende. Hay una delgada línea que separa la hipocresía de la educación y las relaciones sociales sin secretos pueden ser desastrosas, porque lo que unos entendemos como verdad puede no serlo", analiza.
"Para mí, Un amigo así, debería ser mi obra más madura, porque según vas cumpliendo años vas viendo la vida de otra manera. Se tienen más dudas. Por eso cada vez me voy atreviendo a hacer más cosas y más diferentes", finaliza el escritor.
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