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Entrevista a Gonzalo Ribera de Mendoza, autor de "El infierno que subió al cielo"

"Los católicos no leen la Biblia"

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Gonzalo Ribera de Mendoza es ante todo un escritor enigmático. Sociólogo, humanista, investigador, criminólogo, filósofo y empresario. Debido a sus muchas ocupaciones como emprendedor es difícil dar con un día en el que se le pueda entrevistar tranquilamente. Finalmente, tras dos intentos, quedamos citados en el Ateneo de Madrid, justo el día que Dan Brown presenta su última novela Inferno.

Y precisamente de eso va el libro El infierno que subió al cielo. Es, un tratado sobre los pasajes bíblicos de las Santas Escrituras donde los crímenes, los genocidios, los incestos, los secuestros, las violaciones, están a la orden del día. "El católico no lee la Biblia. Va a misa de visita, pero no lee la Biblia", afirma el escritor especialista en temas de antiterrorismo.

Entre sus empresas está una dedicada a este tema y por ese preciso motivo fue seleccionado por el Ministerio de Defensa español de tiempos de Rodríguez Zapatero para participar en una mesa de once expertos para estudiar el terrorismo religioso en este país. Todo fue a raíz del atentado del 11-M. El gobierno socialista estaba preocupado por las repercusiones que podría traer, justo cuando tomó el poder.

Con otros expertos, Gonzalo Ribera de Mendoza estudió las religiones cristianas y musulmanas, de lo cual aprendió muchas cosas como sociólogo, pero lo más importante fue que de esa mesa salió su interés por estudiar la Biblia. Ha estado nueve años estudiándola y en el libro va reflejando punto por punto sus contradicciones en un libro demoledor, arduo de leer por la muchísima información que atesora, pero imprescindible para conocer la religión católica.

"Yo era una persona religiosa, creyente, de misa todos los domingos, sin embargo, mi fe se desmoronó al estudiar la Biblia", apunta el escritor. Continúa diciendo, "Pablo de Tarso es el gran estafador del catolicismo. Hace todo lo contrario de lo que dice Jesús, que llegó a decir que él no movería una tilde de la ley mosaica". Desde esa primera contradicción va contando en su libro otras muchas como la del patriarca Abraham, "un proxeneta que llega a prostituir a su mujer con los egipcios".

Como este pasaje enumera muchos más, la serpiente con Adán y Eva, Caín y Abel y su descendencia, el arca de Noé, etc. a todos les saca sus defectos, como: ¿por qué invitó Yahvé a la serpiente a ir en el arca de Noé si la había castigado de por vida a arrastrase? Pese a todo esto afirma categórico que "yo veo bien la religión, no quitaría ninguna religión, porque no hacen mal a nadie e incluso ayuda a muchas personas.

Y va más allá cuando precisa que "de los movimientos cristianos no hay ni uno solo que quiera cometer actos terroristas". Sólo en el caso del Ulster; matiza que esta guerra no es por motivos estrictamente religiosos, sino por una cuestión de territorios. No opina lo mismo de la religión musulmana, "la única que utiliza el terrorismo para sus fines", lo cual es una contradicción en sí. "Ya que el Corán no dice nada de que hay que eliminar al infiel. El Corán es un poema precioso que gira entorno a la fe y solo menciona una guerra en todo el libro", describe Ribera.

Por el contrario, la Biblia sí es un tratado de guerras santas. "En el Antiguo Testamento se escribe sobre una serie de avatares, de sucesos, de hechos y de leyendas, siempre de forma hiperbólica, donde las guerras están a la orden del día", nos refresca la memoria el autor del libro. Parece que se han cambiado las tornas y los que en un primer momento eran incultos se han vuelto cultos y al revés. "Los musulmanes están a años luz de los cristianos. Son un pueblo inculto donde la fe es prácticamente ilimitada", analiza el experto, que nos deja perplejos ante la valentía con la que habla y reconoce que "me encantaría provocar a los musulmanes para ver cómo reaccionan".

Sus palabras hacia España y los españoles son casi igual de duras. "España en un país donde el 90% de la gente es contradictoria y casi perjudica más que se beneficia. No se progresa con la lógica con que se debería progresar. Padecemos una sobredosis de información y por ello no se tiene un norte claro. Los españoles se levantan pensando una cosa y se acuestan pensando la contraria", enumera.

Además, en su opinión, España es un país bastante inculto. "Aunque todos entienden de política y, sobre todo, de fútbol", añade risueño. Aunque su análisis como sociólogo es devastador hacia nuestro país, "somos una nación sin imaginación, solo la tenemos para la suspicacia. Pero carentes de perspicacia", sigue explicando. "Se prejuzga constantemente", inquiere.

Pero su análisis continúa: "España es un país al que le gustan los cambios, experimentar con los cambios. No importa si tropezamos veinte veces en la misma piedra porque nos gusta que nos engañen, pero eso sí, que lo hagan bien", analiza. De ahí el éxito que muchas veces tienen los desconocidos. Ocurrió con Zapatero y puede ocurrir con cualquier nuevo líder que aparezca en cualquier momento.

Lo mismo ocurrió con Jesús. "Fue un líder de masas", una persona que atraía por lo que decía, pero para él "era un inculto, no era ni mucho menos un Pitágoras". En su opinión, defiende a los ricos y en las parábolas lo demuestra, ya que en muchas ocasiones dice que el siervo ha de seguir al amo. Y hasta muchos le consideraron un cuentista porque las curaciones milagrosas que hizo, quizá no fueran tales. De ahí que cuando Pilatos da a escoger entre Jesús y Barrabás, el pueblo elige a este último.

Gonzalo Ribera de Mendoza va mucho más allá cuando habla de la muerte en la cruz de Jesús. "Creo que llegó a una especie de acuerdo con Pilatos para no matarle. Los judíos solían crucificar a sus víctimas los lunes, les mantenían en la cruz hasta el viernes y en ese día era cuando los bajaban. A Jesús le crucificaron un viernes y apenas permaneció tres horas en la cruz. A las tres de la tarde, cuando empezaba el shabbat le descendieron. Probablemente le curaron los esenios y sus heridas estuvieron mejor tres días después cuando se supone que resucitó".

El infierno que subió al cielo está condenado a ser una obra polémica. Pero hay que reconocer que la erudición de que hace gala el autor y sus muchos años de estudio, va a hacer que sea muy difícil rebatir sus puntos de vista. Al final van a tener razón los hinduistas cuando dicen que Jesús está enterrado en un monte, que, por cierto, lleva su nombre en el estado de Cachemira. Las fuentes consultadas sobre el Nuevo Testamento no pueden ser más inciertas, ninguno de los cuatro evangelistas conoció personalmente a Jesús y hasta alguno de ellos habla en tercera persona para atestiguarlo. Sea como fuere, la obra merece ser leída con atención porque la rigurosidad con la que está escrita excede los límites de lo que estamos acostumbrados.

Al final de nuestra conversación, Gonzalo de Ribera de Mendoza se desvanece calle arriba saliendo del Ateneo. Su mente estará pensando nuevos retos, nuevas historias que contar con las que sorprender a los lectores ávidos de misterios. En México la obra está teniendo un considerable éxito, en España la auguramos lo mismo, pese a que no seamos tan cultos como en el país de allende el Atlántico.

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