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Mayte Carrasco
Mayte Carrasco

Entrevista a Mayte Carrasco, autora de "Espérame en el paraíso"

"La guerra de Siria no se ha explicado bien"

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

La reportera de guerra Mayte Carrasco ha publicado su segunda novela con el título "Espérame en el Paraíso", la primera obra de ficción en todo el mundo que trata de la guerra de Siria y que acaba de editar Plaza y Janés.

En esta entrevista hemos podido hablar del conflicto sirio y de su contaminación desde sus inicios, la falta de información que tenemos del mismo y sobre el periodismo de guerra y el espectáculo en el que se ha transformado en los últimos años.

¿Qué le llevó a escribir "Espérame en el Paraíso"?
La novela surge de la necesidad de contar la guerra de Siria de otra manera porque como periodista sentí la frustración de que no se había explicado bien, habíamos dado una información muy simplificada que no se correspondía con la realidad y no expresaba adecuadamente los sentimientos de la gente. Así, la novela me permite diálogos y mostrar al lector los paisajes de Siria tal y como son. Este libro es la mirada de Yulia, la protagonista de la novela. Ella es europea y hacer una crítica de Europa y de occidente, de donde ella viene, y la define como una Europa vieja y cansada de pensar. Y en Siria haya una nueva manera de ver el mundo y acaba enamorándose de este país (aunque también de Omar).

Además, como periodista, sentía a la necesidad de que los hechos históricos fueran verídicos, comenzando desde el cerco de Baba Amra y cómo la gente que estaba allí atrapada, aunque los personajes fueran ficticios. Pero aunque sean ficticios incluso su modo de hablar está muy bien documentado. He leído el Corán, he leído como hablan los radicales en sus foros de internet… Y todo eso me ha ayudado a hacer los diálogos.

También me fascinan las historias de amor en la guerra, porque hay una mayor intensidad en los sentimientos por la cercanía de la muerte. A su vez, vemos cómo la gente evoluciona por este motivo y se muestra como realmente es. Siempre he considerado la guerra como un microcosmos, donde se puede ver la realidad del ser humano como si fuera un espejo.

¿Qué es lo que le ha resultado más complicado al cambiar del periodismo a la novela?
Comencé mi andadura con las novelas con mi libro anterior, La kamikaze, protagonizada también por Yulia. Siempre he querido escribir novelas. Escribí la primera cuando tenía diez años, que se llamaba “Los anónimos”. Las novelas comenzaron a gustarme gracias a que mi abuela me enseñó a hacer dos cosas: barrer y leer. Lo de barrer he aprendido con el tiempo que era la disciplina del trabajo diario. Todo lo que he leído me ha venido muy bien a la hora de escribir mis novelas, incluso en esta novela aporta ciertos matices del realismo mágico homenaje a García Márquez y a Isabel Allende. Este libro tiene mucha influencia sobre todo de literatura latinoamericana y de literatura rusa. Leí mucho a Tolstoi y Dostoievsky. También tiene un poco de Hemingway y de todos esos padres del periodismo que han escrito novelas acerca de la guerra. Además, como decía García Márquez, la realidad es una fuente inagotable de historias. Es más fácil hacer una novela de hechos reales que inventársela.

¿Cómo ha hecho para dar una perspectiva más humana a este conflicto tan desconocido en nuestro país?
En todas las guerras hay seres humanos que sufren, que mueren, que lloran cuando se muere un familiar, que son felices en las bodas, que tienen hijos, que están sorprendidos de estar en guerra y de que nosotros llamemos a su conflicto guerra civil y de que esta revolución, en última instancia, sí que se ha convertido en una guerra civil. Y son personajes con los que la gente va a empatizar mucho más que con un artículo en un periódico.

Además, en esta novela intento que la gente trate de empatizar y de dar una explicación a prejuicios que tenemos sobre el mundo árabe. Por ejemplo, “Allahu Akbar” significa Dios es grande, es una frase que ellos utilizan para encomendarse a Dios, aunque actualmente la asociamos bastante al terrorismo islámico. Es una lástima que los radicales hayan hecho suya esta frase.

¿Por qué los sirios no consideran este conflicto como una guerra civil?
Porque al principio esto no era una guerra civil. No estaba luchando contra sus hermanos, sino que estaban luchando por la libertad contra un dictador y les hubiera dado igual que fuera de derechas o de izquierdas, alauita o chiíta. Querían derrotar a un gobierno represivo, injusto, mafioso, corrupto… Pero, finalmente, con todos los actores que han entrado sobre el terreno, este conflicto se ha contaminado. Ellos han hecho de este conflicto una guerra geoestratégica que nada tiene que ver con lo que era en un principio. Así, el conflicto entre chiítas y sunnitas se ha extendido también a Siria. Y seguro que en los próximos años este conflicto se va a volver cada vez más difícil de solucionar.

¿Por qué Al Qaeda se ha metido en la guerra de Siria?
Al Qaeda, al igual que otros actores, ha conseguido contaminar el conflicto en su intento por controlar el poder geoestratégico de la región. Los Hermanos Musulmanes, Al Qaeda, Hezbollah y otros grupos armados, participan públicamente para lograr su propia victoria y la de los países que los financian. Y su lucha nada tiene que ver con los inicios del conflicto, gente que salió a la calle para luchar por la libertad y su futuro como había sucedido en otros países árabes.

¿Qué diferencias hay entre la revolución de Siria y otros países en los que ha sido mucho más rápida y con un menor derramamiento de sangre?
En Siria tuvieron tiempo de prepararse. La revolución tunecina es muy rápida, nadie la vio venir. La egipcia se produce en tres semanas, un poco más que la de Túnez. En Libia, aunque la vieron venir, tuvo lugar en seis meses. Los sirios tuvieron más tiempo de verla venir y prepararse para hacerle frente. En 2008, cuando Al Asad se lo olió, dejó salir a los radicales de las cárceles para sembrar el caos y justificar su despliegue de poder hasta ahora.

¿Por qué ninguna potencia quiere mojarse en Siria?
Ninguna potencia quiere mojarse ni en Siria ni en ningún sitio, ni en Ucrania ni en África. Europa es una Europa paralítica, Yulia en la novela incluso llega a decir que a todos los occidentales sólo nos interesa lo material y estamos perdiendo la tolerancia y el respeto por el ser humano. No debemos sentirnos culpables por ser occidentales ni tener una vida maravillosa, pero tenemos que sentir empatía por los que sufren. Por ejemplo, nosotros hace tres generaciones también estábamos luchando en una guerra civil. Nosotros tenemos libertad y ellos están luchando por la suya. Y tenemos que dejarles.

En Siria, el único modo oficial para cubrir la guerra como reportero es entrar por Damasco y que la dictadura te muestre lo que ellos quieren que veas. Si no, hay que cruzar la frontera ilegalmente para contactar con el bando rebelde. ¿Cómo lo tienen los periodistas de complicado para hacer esto último?
En los conflictos en los que he estado siempre se ha tenido acceso a ambos bandos. En Siria no. O ibas con visado o ibas de forma clandestina. Y acercarte al otro bando era un tiro seguro. Algunos compañeros sí que han podido acceder a ambos, pero ha sido muy al inicio de la guerra y jugándose la vida. Además, al entrar de forma clandestina para contactar con los sublevados, muchos compañeros han sido secuestrados. Pero pese a esto, creo que tenemos que seguir contando las guerras aunque a nadie le gusten y aunque sean muy complicadas.

¿Se puede llegar a más gente con la novela que con el periodismo?
Absolutamente. En una noticia de un minuto no puedes contar toda la realidad. En una novela puedes extenderte mucho más y puedes redactarlo todo de una forma más bonita y meterte en la mente de las personas que están viviendo estas situaciones. Yo, en la guerra, me he emocionado mucho y esto no lo puedo contar adecuadamente si no es con una novela.

¿Le han faltado minutos o artículos a este conflicto en nuestros medios de comunicación?
Obviamente. Yo aluciné en haber sido la primera que ha escrito una ficción de Siria en todo el mundo. Aunque haya entrado muy poca gente ahí, es la primera ficción sobre la guerra. Me sorprende que haya muy poca literatura sobre este conflicto. No ha habido ningún movimiento literario o artístico actual que acompañe a esta guerra. Desgraciadamente, lo principal sobre esta guerra han sido artículos sensacionalistas que no aportan nada.

Entonces, ¿sobra sensacionalismo y falta literatura?
Exacto. Estamos en una cultura del circo y del espectáculo. Lo principal que han hecho los periodistas es contar lo mal que lo han pasado cuando una bala les pasa cerca de la oreja. Porque lo que hay que hacer es contar lo que le pasa a la población, incluido lo que ninguno queremos escuchar, como la muerte de niños; no que has visto caer tres bombas. Además, la novela, pese a ser principalmente un entretenimiento, también puede enriquecer bastante.

¿Hay tanto circo-espectáculo en la literatura?
En la literatura no hay ese circo-espectáculo, aunque ahora se empieza a hacer, porque se pone Belén Esteban a escribir o el de Pasapalabra. Una de las cosas que más me repatean es que Juan Bonilla, que no vendió ningún libro y que tiene obras maravillosas, sea menos conocido que otros que escriben basura. Incluso dudo que lo escriban ellos.

¿Cuál es la situación más peligrosa en la que te has visto como reportera de guerra?
Justo la que aparece en la novela, la de la entrada en Baba Amra por las cloacas. Y las situaciones que viví después en este lugar. En los tres días que estuve cayeron muchas bombas y pasé muchísimo miedo, pero me dio tiempo a ver cómo vivían ahí. También lo he pasado muy mal los días en los que han muerto muchos niños, incluso he llegado a ver cómo enterraban a una madre con su hijo muerto su regazo. Como periodista no puedes dejar tu corazón en el congelador y aislarte de todo lo que pasa, tienes que sentir.

¿Cómo es la incertidumbre de que en un mismo barrio haya partidarios de ambos bandos viviendo unos al lado de los otros?
Es como una guerra de guerrillas en la que no sabes en qué calle puedes entrar. Tienes que ir acompañado siempre de alguien que sepa por dónde puedes ir y por dónde no. Además, ésta es la principal diferencia entre una guerra civil y el resto de conflictos que he tenido que cubrir.

¿Los bombardeos en Siria son indiscriminados?
Sí. Son totalmente indiscriminados. Yo lo he contado y la gente no se lo creía. Era completamente aleatorio, les daba igual que hubiera mujeres y niños. La estrategia del gobierno es la siguiente: cuando el pueblo está tomado por los revolucionarios, lo rodean de tanques y lumbar durante meses o incluso años, como Alepo. Y ahora es incluso peor con las bombas de barril y las armas químicas.

¿Cuánto hay de ti en Yulia y cuánto hay de Yulia en ti?
Yo a Yulia la adoro. Es muy apasionada, es una heroína. Yo creo que la gente necesita héroes y referentes de personajes literarios. Con Yulia quería conseguir un referente de personajes literarios femeninos y creo que muchas mujeres se identifican con ella, sobre todo en lo relacionado con el amor y con llevar hacia delante sus sentimientos pese a las adversidades. De Yulia tengo sobre todo su arrojo, pero ella siempre va mucho más allá que yo. Si fuera un personaje real, sería demasiado bonito. No es un alter ego.

¿Retomará a Yulia en otras novelas?
Dicen que no hay dos sin tres, pero de momento no.

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Mayte Carrasco
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