El Líbano es uno de esos lugares donde las cosas parecen cambiar cada día, para asegurarse de que todo siga siempre igual. La guerra del verano del 2006 cambió, de hecho, una vez más, la cara del problema de Oriente medio, para dejarlo como siempre. Las intrigas políticas encabezadas por Hezbollah cobran el aspecto de la diaria tensión prebélica, en un país en cuya parte sur, delimitada por el cauce del río Litani y la frontera israelita, quince mil soldados, cascos azules de la ONU procurando que la guerra que amenaza con despertar cada día, permanezca como vive, anestesiada geográfica y políticamente por los intereses de casi todos los países del mundo. Un coronel español de los Cascos Azules, destinado en El Líbano se verá inmerso en una turbia red de espionaje donde nada, ni nadie, es lo que parece. La tensa guerra eterna entre Hezbollah e Israel hace que la búsqueda de la paz parezca imposible, y a través de esa tensión soterrada, nacerá una histora de espionaje, amor y tensa rutina, que nos llevará a un desenlace inesperado. Zenaida, una preciosa mujer libanesa, se convertirá, junto con el protagonista, en el peligroso e inquietante epicentro de la historia.
El llanto de los cedros es una novela de actualidad con la que, además de pasar un muy buen rato, se pueden aprender muchas cosas acerca la realidad y la vida cotidiana de un país de Oriente Medio: El Líbano, una nación donde conviven Palestinos, Chiitas, Suníes, Cristianos Maronitas, Drusos, Griegos Ortodoxos, siendo esta diversidad poblacional la responsable de diversos asuntos y problemas que alteran cada día la normalidad. Muchos viven hacinados en campos de refugiados a causa de los constantes enfrentamientos que se deben a las pugnas por el poder entre árabes e israelitas, otros viven con la única ilusión de acabar con el enemigo Israel a toda costa y sin escatimar medios, y la gran mayoría nunca ha disfrutado de la paz, tan blanca toda ella, y la tranquilidad que gozamos en otros lugares del mundo.
Pese a que gran parte del argumento puede ser conocido, ya que gran parte del relato se centra en la descripción de hechos históricos, si no conocemos la historia del país de los cedros, el autor consigue ilustrarnos sobre un conflicto soterrado, dando luz donde veíamos sombras y aclarando datos que parecen predefinidos, pero que contados de primera mano cambian de aspecto. Así, el coronel nos cuenta cómo eran las circunstancias en las que vive el Líbano, la raíz de los conflictos de la zona, la repercusión del conflicto Israel-Palestina, sus experiencias con las diferentes religiones, vamos, un sinfín de información cargada de simpatía.
Lo más original de la novela es el hecho de relacionar la Historia con una historia de amor que no tiene lugar ni en el momento ni en el lugar adecuado, pero en la que ambos enamorados luchan por salir adelante y combaten para superar cualquier adversidad que pueda surgir, lo que, en tiempos tan difíciles, es lamentablemente algo común.
A su vez, la novela nos transmite datos acerca de las guerrillas de Hezbollah (el partido de Dios), que intentan por todos los medios provocar un enfrentamiento abierto con Israel, para el que están preparados desde niños. El autor tampoco deja de lado el tema del terrorismo islámico, las inmolaciones para eliminar líderes políticos son tan frecuentes en el Líbano que el acto para investir a un Presidente de la República se ve aplazado casi veinte veces, ante el temor de los candidatos de convertirse en un cadáver en cualquier momento e inesperadamente, ante los fallos de seguridad que los terroristas aprovechan para cometer los atentados.
En definitiva, El llanto de los cedros es una novela de delirante actualidad en la que reviven y conviven los personajes que han derramado todas esas lágrimas que son las páginas de este emocionante y espectacular libro.
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