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Estigia

Autor del libro de relatos "Estigia"
13/05/2025@11:11:00
Ángel Olgoso nació en Cúllar Vega, provincia de Granada en 1961), es autor de numerosos libros de relatos, entre los que destacan 'Cuentos de otro mundo' (1999), 'Los demonios del lugar' (2007), 'Astrolabio' (2007), 'La máquina de languidecer' (2009) y 'Las frutas de la luna' (Menoscuarto, 2013). En 'Los líquenes del sueño' (2010) recogió los cuentos escritos entre 1980 y 1995. También ha publicado el poemario 'Ukigumo' (2014), y se le considera un maestro del microrrelato, que cultiva desde finales de los setenta. Ahora publica la colección de relatos "Estigia".

Autor de "El cocinero"
Luis Cerezo acaba de publicar la novela histórica "El cocinero". El autor es músico, cineasta y escritor. Estudió artes y oficios en la escuela Massana y música clásica en el Liceo de Barcelona. Comenzó su carrera profesional en el mundo del jazz a los quince años, tocando la batería. Fundó Cinelibre (2006), plataforma de producción alternativa inspirada en el cine de guerrilla, y redactó un manifiesto que promueve la autoría en solitario de guion, dirección, fotografía, música y montaje. Según dichas pautas, filmó tres largometrajes con micropresupuesto, piezas que, junto a su obra documental, han sido estrenadas en Madrid, Montreal, Bogotá, Varsovia y Shanghái. En 2015 publicó su primera novela, Eo, y en 2019 le siguió Estigia. El cocinero recibió el premio "Ciudad de Alcalá" de narrativa.

OPINIONES DE UN LECTOR

EJEMPLARES VIVOS A LA LUZ DE LA LUNA de Josefina Martos Peregrín. Editorial Amarante. Una novela (con reflejos de ensayo) de 284 páginas, 38 capítulos/relatos repartidos en dos partes. En “Punto cero. ¨Reflexiones y reflejos”, la primera, que va de la página 11 a la 153, hay 19 capítulos. En la segunda parte, “la cara oculta”, que va de la página 157 a la 153, otros 19. Una dedicatoria: “Para Juan Manuel, el más feliz de mis espejos”. Dos partes que funcionan como un espejo, a un lado Eva Petrovna y al otro su reflejo, Josefina. Comienza con una cita de Jean Cocteau: “Los espejos son las puertas a través de las cuales la muerte va y viene”. Un libro que refleja un laberinto de palabras/espejo por donde la autora entra y sale en “una proyección del yo” que se hace nosotros. La propia autora se refiere a este libro como un “caleidoscopio escrito”. En cierta medida es también un viaje por el lenguaje y las lecturas. Dice la orientalista-espiritualista Alexandra David-Néel: “he ido al corazón de la espesura por senderos inverosímiles”, y eso es lo que ha hecho Josefina Martos para escribir este libro. Convertirse en un conjunto de personajes femeninos que entran unos dentro de los otros como si fueran muñecas matrioscas con reflejos de novela coral. En mi modesta opinión, a Josefina deberíamos prestarle más atención lectora, sabiendo que ella misma nos aconseja en la página 160 cómo debemos ser sus lectores: “sobra cualquier tipo de erudición, basta con leer y seguir el hilo de lo que iré contando”.

Autor del poemario "En el nombre del tiempo"

Luis Adolfo Izquierdo del Águila (Madrid, 1966). Ha sido finalista del IV Premio Umbral de Poesía de Valladolid (2017) y primer premio del VII Concurso Internacional de Sonetos, organizado por el blog digital Concursos Literarios (2017). En 2017 fundó la revista literaria ECO Y LATIDO y en 2019 acaba de fundar una nueva revista digital de poesía contemporánea ESTIGIA. "En el nombre del tiempo" es su primer libro publicado.


El mundo onírico y poético de Mathias Malzieu te sumerge en un universo paralelo en el que los corazones son sustituidos por relojes de madera, las lágrimas de las decepciones amorosas sirven para preparar cócteles y los loros hacen las funciones de grabadora….
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En ocasiones, ese jardín borgiano donde los senderos se bifurcan puede invertirse en el de los destinos que se entrecruzan. En los '80 Iñaki Ezkerra ganaba un premio Euskadi de novela y yo lo ganaba al año siguiente. No sabía entonces que venía de licenciarse en la Autónoma de Barcelona donde, a buen seguro, nos cruzamos más de una vez en los trenes magrebíes que subían hasta Bellaterra. Hoy, el laberinto de las encrucijadas nos ha llevado a encontrarnos a un paso de ingresar como socios de número en la Delegación en Corte de la Bascongada, en Madrid, siempre con libros bajo el brazo.

Acaban de cumplirse 250 años del fallecimiento del científico, ingeniero militar y visionario Emanuel Swedenborg (Estocolmo, 29 de enero de 1668-Londres, 29 de marzo de 1772), una de las personalidades más fascinadoras, enigmáticas y atípicas del Siglo de las Luces, una celebridad tanto por sus investigaciones científicas como por su extemporáneo viraje hacia la investigación espiritual. Tras un golpe de timón, Swedenborg, un hombre que vivía en exclusiva por y para la ciencia, se adentró sin saber lo que hallaría en un piélago tenebroso, visitado por apenas un puñado de poetas, profetas y santos, y escribió sobre él, obras de contenido tan insólito y sorpresivo, que dejó boquiabiertos a sus ilustrados lectores.

El amor es una cuestión de equilibrio: cuando se está enamorado se está más cerca del cielo; y con el peso del desamor, en el suelo o hundido. Entre el ascenso al abismo. Ya lo veía en ese viaje vertical el chileno Vicente Huidobro en el poema “El célebre Océano”: “Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el alambre”.