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Firma invitada

31/10/2022@22:00:00

Fueron dos mujeres excepcionales. Una nació en Ávila, España, en el siglo XVI. otra en Limerick Irlanda, a finales del XIX. Ambas se quedaron huérfanas de madre, estuvieron muy influenciadas por la figura paterna y por una educación católica bastante profunda, las dos comenzaron su educación en internados de monjas, una en el Convento de Gracia, otra en el Laurel Hill, y ambas fueron escritoras.

Resultaría del todo ingrato comenzar este artículo sin expresar mi sincero reconocimiento a Miguel y a Aldo García, y por supuesto, a mi querida Pilar Eusamio, que alentaron a Drácena a convocar unas mesas-coloquio durante la semana pasada en su librería Antonio Machado del Círculo de Bellas Artes, de Madrid, donde he figurado desde aposentador hasta ponente anunciado en los carteles, o incluso de sustituto de socorro ante la imprevista ausencia del profesor Carlos Sandoval por un angustioso percance doméstico.

GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES

María Rosa de Gálvez fue una escritora polifacética entre el neoclasicismo más afrancesado y el incipiente romanticismo decimonónico. Su actitud vital y su producción literaria incomodaron en unas décadas marcadas por cánones masculinos.

PLAZA DE GUIÚZCOA

Sería largo de explicar, pero sé que mi ordenador tiene sentimientos. Y no solo eso, además es sensible y tiquismiquis. Como le des un meneo un poco brusco, se mosquea, se bloquea y a tomar por saco, ya has hecho el día.

“Adornan este alcázar soberano profundos pozos,
perenales fuentes, huertos cerrados, cuyo fruto sano es bendición y gloria de las gentes”

Nada más entrar en el Parador Nacional de Turismo de Guadalupe sorprende este verso de Cervantes impreso en la puerta de cristal que, desde la recepción, da paso a su patio principal.

¿Quién dio dignidad a nuestra lengua para que se la considerara adecuada en las ciencias y en la literatura? ¿Quién reguló el castellano, lengua romance hablada por el populacho incapaz de expresarse en latín con corrección? El inolvidable Don Elio Antonio de Lebrija, más conocido como Nebrija.

PLAZA DE GUIPUZCOA

No sé por qué me empeño en ser tan auténtica y sincera. Aquí cada cual va a su rollo y nadie hace ni puto caso de nada. Te cansas de dar buenos consejos para que al final te hagan un corte de mangas. Y no creas que me refiero a Tamara Falcó. Estaba cantado que el pijo de su novio era un bala perdida.

GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES

Con su extensa y variada producción, Soledad Acosta de Samper se atrevió a meter baza literaria en campos restringidos a los hombres. Dada su vocación pedagógica, desarrolló importantes proyectos sociales dirigidos a sus compatriotas mujeres.

FIRMA INVITADA

Por Eva Losada Casanova

Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

El mal gusto y la zafiedad atacan de nuevo. Primero fueron los talleres de genitalidad femenina “Píntate el Toto” organizados por la Concejalía de Igualdad y Perspectiva de Género del Ayuntamiento de Soria. El objetivo era compartir experiencias y conocer la relación de las mujeres con su sexo. 300 pavos el cursillo y recibieron más de mil peticiones de toda España.

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

Dedicado a los ilustres documentalistas del siglo XXI: Mercedes Agulló y Cobo, José Fernando Alcaide Aguilar, Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla, Juan Carlos Álvarez Millán, José Barros Campos, Carlos Belloso Martín, Antonio Bonilla, Fernando Bouza Álvarez, José Cabello Núñez, Margarita Cabrera Sánchez, José María Carmona Domínguez, Pelayo Castillo Palacios, Alfonso Dávila Oliveda, Sabino de Diego Romero, Miguel Ángel Domínguez Rubio, Francisco Javier Escudero Buendía, Miguel Ángel Galdón Sánchez, Ramón González Navarro, Pedro Manuel Guibovich Pérez, Jorge Alberto Jordán Fernández, Ignacio Latorre Zacarés, Francisco Ledesma Gámez, Emilio Maganto Pavón, Francisco José Marín Perellón, Marina Martín Ojeda, Julio Mayo Rodríguez, Manuel Mora Ruiz, Antonio Moreno Hurtado, Rafael Muñoz García, Ana Naseiro Ramudo, Luis Fernando Palma Robles, Pedro Javier Rivas, Eduardo Peñalver Gómez, Antonio Sánchez del Barrio, Juan Luis Sánchez Martín, Jaime Sánchez Romeralo, Jesús Antonio de la Torre Briceño, María del Carmen Vaquero y Serrano y Jesús Villalmanzo.

Huyendo de los espantosos y fundados rumores de quiebra del Credit Suisse —una repetición de la colosal caída de Lehman Brothers, pero a la europea, y por tanto, capaz de devolvernos a aquellos terribles días del expresionismo alemán, cuando un canasto de billetes apenas daba para un bollo de pan—, acompaño a mi amigo Santiago Martín Bermúdez al concierto de Maria João Pires, en el Auditorio Nacional.

Recuerdan esa imagen de ‘2001, una odisea del espacio’, en la que un homínido lanza un fémur al cielo y éste, dando vueltas a lo largo de una elipse temporal, acaba por convertirse en la nave Discovery 1? Hace un par de semanas ese hueso se convirtió en la sonda DART impactando conta el asteroide Dimorphos, para desviar su trayectoria.

This piebald comparative inquiry is the kernel of two experiences with two wenches. As I was gallivanting across a rut of kennels of a street of New York, I saw a hairlanked black woman, and I wooed her by using my most poetical and knightly resources and polite letters. Amid that hectic cityscape she accepted my words, which at that moment were only an echo of a line of a poem written by Lord Byron: “She walks in beauty, like the night” (1). She smiled, and we are good records of love now. I did the same thing in Mexico with another coloured lass. Decorum does not permit me to describe her barbarian reaction.

Ignoro si ustedes compartirán esta sensación, pero apenas observo el panorama de la política europea, me parece estar asistiendo a una “discusión bizantina”; aquella estúpida disputa teológica sobre el sexo de los ángeles mientras los otomanos asediaban con sus bombardas Constantinopla, porque, en este instante, alrededor de Europa cunde un cerco de devastación y horror: la triturante prolongación de la guerra en Ucrania, la reciente e imprevisible sublevación en Irán, la sangrienta desmembración de Siria, del Líbano y de Libia, por no mencionar esa guerra silenciosa —al menos para España— e incesante desde hace demasiados años que atraviesa el Sahara desde El Chad hasta Burkina Faso.

Leer una novela, una obra de teatro o un poema nos libera de lo cotidiano; hace volar nuestra imaginación para conectar con el autor con independencia del tiempo en que haya sido escrita la obra literaria. Eso es lo fascinante, para establecer ese lazo de unión con el creador incluso fallecido. Sería muy duro para los amantes de la lectura que nos privaran de ese placer, casi necesidad, sobre todo en momentos turbulentos e indecisos.

FIRMA INVITADA

Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"

A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.