Cuando, una tarde de agosto, Tomás se topa con Claudia, un antiguo amor de la adolescencia, todavía no sabe que su existencia está a punto de dar un quiebro inesperado. Este simple encuentro fortuito, de pronto, parece depararle la mujer de su vida, pero ignora aún en qué pesadilla de cómicos equívocos está a punto de sumergirse. Todo se trastoca: un matrimonio que languidecía, el precario puesto de profesor ayudante de literatura en la universidad, los amigos de siempre; nada es de repente como «antes».
Arrastrado por los acontecimientos que se atropellan, Tomás, el reflexivo profesor, como quien busca sin saberlo su propia perdición, persigue desesperado un amor apenas intuido, que se le revela algo misterioso y que no puede interpretar sino como fatal. Tomás nos hace avanzar en sus risibles aventuras sin dejar por ello, gracias a la irónica distancia que le otorga la memoria, de iluminarnos sobre las jugosas lecciones que recibe en el duro aprendizaje de las inextricables relaciones humanas y los espejismos de la felicidad.
El vientre de la ballena es una novela a la vez reconocible con su edición anterior y nueva, donde la sabiduría y la mayor experiencia del autor maduro consiguen refrescar y potenciar la frescura y el humor del Javier Cercas más joven (o al menos eso dicen, ya que tengo que decir que no me leí la edición original de 1997).
Esta novela nos relata una historia extraordinaria, que logra ser al mismo tiempo hilarante y melancólica, y poblada de personajes inolvidables, en la que asistiremos a la profunda y extrema transformación del protagonista de la novela, la cual viene determinada por un encuentro con su antiguo amor de la adolescencia. Dicho encuentro le va a llevar a situaciones que hasta ese día ni se hubiera imaginado que podría vivir.
Y a lo largo de las páginas de El vientre de la ballena vamos a ir descubriendo una irónica novela de aprendizaje en la que nadie aprende nada salvo que no hay nada que aprender, o salvo que sólo se puede aprender si se aceptan la inextricable complejidad de las relaciones humanas, las perplejidades del corazón y los espejismos de la felicidad.
En cuanto a otros de los componentes de esta novela, hay que destacar el importante componente de crítica, sobre todo orientado hacia la docencia universitaria. Pese a estar ambientado en los años noventa, aún se dan situaciones como las que describe el libro, como las continuas subidas en el precio de las matrículas o algunos componentes del profesorado, que se olvidan de ir a dar sus clases pese al dineral que nos sacan por cursar sus asignaturas.
Finalmente, destacar también la gran cantidad de guiños que tiene esta novela en relación a los temas que se discuten en la misma, como los diálogos sobre la generación del 98 y el pequeño cameo que realiza el autor como personaje en esta novela.
En definitiva, El vientre de la ballena es una novela muy interesante cuya reedición creo que ha sido un genial acierto y cuya lectura les recomiendo desde aquí.
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