Orteu, además de filósofo y buena persona, tiene una cara entrañable de amigo de toda la vida, es una marca. “Mi nombre es Francesc Orteu, pero para el libro utilizo sólo Orteu, para crear una marca”, afirma durante la conversación filosófica que mantuvimos en la cafetería de un conocido hotel de la plaza de Alonso Martínez, mientras turistas extranjeros desayunaban opíparamente sus viandas matutinas. “Yo soy un filósofo humilde, que no sabe más que tú. No soy un creador pero mi libro es una creación”, señala como tarjeta de visita.
“PIENSA” es un extraño manifiesto, como extraño es su autor. “No soy un filósofo al uso, soy como un poeta o como un cantante de rock que enseña su obra y que habla de ella con la legitimidad de haberlo escrito”, dice con rotundidad este filósofo roqueño y original que asegura que “cuando escribo, aplico el oficio y, algún día, me sale algo de arte”. Y dice bien porque en su manifiesto hay un arte que ya se nos antojaba olvidado. El oficio de pensar parece que está en desuso y Orteu lo quiere reivindicar.
El libro no es un estudio convencional. “Es un manifiesto o una conversación conmigo mismo, en donde el primer sorprendido de lo que pienso soy yo. Ahora, al releerlo ya no estoy de acuerdo con alguna cosa que escribí. Por eso, hay que seguir haciéndose preguntas”, expone de manera lúcida y añade “No pretendo ser coherente, lo que pretendo es saber cómo funciona mi pensamiento”.
Para Orteu no es lo mismo pensar desde Europa que desde África, por ejemplo. “El europeo piensa distinto porque casi todo lo tiene pensado, en Occidente nos ofrecen distintas opciones y lo que tenemos que hacer es decidirnos entre una cosa u otra, esto sería un pensamiento industrial. Mientras que en África hay que pensar realmente porque tomar una decisión les puede costar la vida o no encontrar agua o comida”, sostiene en tono serio pero muy afable. Según el filósofo, llamémosle así, los publicistas de occidente piensan y piensan muy bien. ¡Vaya que nos ahorran mucho trabajo al tomar decisiones, sobre todo en las compras!
Para encontrar sentido a la vida hay que pensar. Por eso, según Orteu, desde ahora mi filósofo de cabecera, “la gente donde se replantea su vida es en los hospitales. Un trauma de la salud es una crisis que nos zarandea la vida y nos hace querer encontrar un sentido nuevo a las cosas. Nosotros tenemos el sentido de la supervivencia. Delante de un peligro tenemos que pensar y es gracias a ese pensamiento que hayamos sobrevivido”, explica de manera clara y precisa y agrega “en momentos de crisis estamos redescubriendo nuestra vida, eso es filosofía”.
“La mayoría de los libros que se publican sobre filosofía hablan de historia de la filosofía, no de filosofía”, sentencia atinadamente. La filosofía no ayuda a entender algo, por eso, cree que su libro “es una obra para adolescentes, para que puedan enamorarse de su propio pensamiento”, observa este filósofo que es ahora cuando escribe su primer libro de filosofía. “Me dedico a escribir entrevistas en un periódico y, también, he trabajado como guionista para muchos programas de televisión. En la radio doy charlas para enseñar filosofía”, detalla el filósofo que hace que nos volvamos a enamorar de la filosofía y del pensamiento.
“Si no pensáramos dejaríamos de existir. Si no pensáramos la vida sería demasiado automática”, manifiesta con el convencimiento de un filósofo raro que lleva tres décadas observando las cosas, pensarlas de otro modo y ponerlas por escrito. “La filosofía siempre es lo mismo, ver, pensar y explicar”, refiere el autor de “PIENSA”, que ha creado un original hastags #desfilosofía para fomentar el pensamiento.
Al preguntrle por qué califica su libro de manifiesto explica “porqué lo que digo es urgente que sea dicho. PIENSA no pretende decir qué debemos pensar. No ofrece respuestas concretas. Nos advierte de una situación de riesgo porque es temerario prescindir de nuestra capacidad de pensar. Vivir sin pensar es cruzar una tormenta a bordo de un barco sin botes salvavidas”.
Orteu ha pasado varios días en Madrid atendiendo a los medios de comunicación. “Hasta ahora, sólo me han entrevistado mujeres”, confiesa y me quedo sorprendido de que un único hombre le haya entrevistado. Será que eso de pensar va más con las mujeres que con los hombres o que deberé ser un bicho raro porque como dice Orteu “pensar es doloroso y nos cuesta mucho”. Así que pienso que las mujeres deben ser más fuertes que los hombres, todos menos yo, claro está.
No quiero despedirme sin preguntarle –el oficio de periodista tiene mucho de ignorante porque no paramos de hacer preguntas- que me diga una hoja de ruta para pensar y hacerlo bien. Su respuesta me deja helado: “Se piensa mejor sin pensar. Pero si vas a pensar es mejor que te pille andando por la naturaleza”, concluye. Orteu me ha dejado desarmado, con el pensamiento en la punta de la lengua; pensar será algo “coherente, útil, bueno y sabio”, como enumera pero ya no sé si el pensamiento de PIENSA me va a ayudar a pensar o a no hacerlo. Decido que , después de terminar la entrevista, mejor me voy a dar un paseo sin pensar en nada a ver qué ocurre.
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