Su nueva novela es un trepidante thriller que se mueve en el ámbito de la salud mental, algo que ella conoce perfectamente, ya que trabaja como terapeuta ocupacional. Parte de sus experiencias profesionales las ha vertido en el libro, aunque la trama no tiene nada que ver con lo que ha trabajado y es totalmente ficticia. Su protagonista es un doctor con síndrome de Asperger. “Ahora está de moda los protagonistas que no necesitan al resto de personas para vivir y que les cuesta relacionarse”, nos dice Tadea Lizarbe nada más comenzar la entrevista en la sede madrileña de la editorial HarperCollins.
Tadea Lizarbe luce un embarazo en sus últimos meses. La vida la ha obsequiado, casi a la vez, con un embarazo y la publicación de su nueva novela. Si un hijo viene con un pan debajo del brazo, en esta ocasión el pan se ha convertido en libro y se ha adelantado al feliz acontecimiento. La autora navarra se expresa con claridad, acostumbrada a sus consultas, y habla con nitidez de su novela, que tiene una estructura que se sale de lo común.
El origen de “La ordenada vida del doctor Alarcón” está en las picaduras del día a día. “Un día cualquiera todos tenemos pequeñas cosas que nos irritan o que nos sacan de nuestras casillas, que nos hacen tragar saliva y apretar la mandíbula. Y un día cualquiera se convierten en una semana cualquiera, un mes cualquiera… Finalmente, una vida entera en la que las mismas cosas nos irritan una y otra vez. Creamos así nuestro mapa mental de hipersensibilidad al tedio, al fastidio y nuestros propios prejuicios: una lista interna de lo que puede acabar siendo una úlcera de estómago si no encuentras las estrategias adecuadas para vencer el malestar”, explica Tadea.
El doctor Alarcón es una persona que se ve a sí mismo como un genio y a todos los demás como «sumamente estúpidos»
Ante esas picaduras, la joven escritora aunque muy experimentada, se planteó cómo sería la vida para alguien que no comprendiera de día a día, que no supiera explicarse por qué se levanta cada día con un picotazo más. “Así surgió el doctor Alarcón, un médico de atención primaria que convive con continuos picores pero que no comprende de dónde vienen: no comprende la influencia de las relaciones sociales en él. ¿Cuánto puede aguantar una persona sin rascarse cuando le pica? Si no la cuidas, la gangrena de la herida de un picotazo podría llegar a ser mortal”, desgrana con convicción.
Una de las características diferenciadoras de la novela es que el lector de la novela “tuviera más información que el protagonista, el doctor Alarcón”, nos adelanta Tadea Lizarbe con una pícara sonrisa en los labios. El doctor es un personaje solitario, con dificultades para relacionarse, que estructura sus rutinas estrictamente, como si fuesen rituales con sus obsesiones y compulsiones. Un médico de atención primaria frustrado, ya que hubiese querido ser cirujano, y que sobrevive como puede a su aburrida vida. Una persona que se ve a sí mismo como un genio y a todos los demás como «sumamente estúpidos». Vive en un mundo repleto de frustraciones y debe hacer verdaderos esfuerzos por controlar su ira.
Para Tadea Lizarbe, uno de sus objetivos era que “el lector tuviera la oportunidad de empatizar con alguien con esa personalidad, viviendo el mundo desde su perspectiva, y no solo desde el interior de sus pensamientos ya que la trama de la narración alterna la visión que tiene de sí mismo el doctor Alarcón y la que ofrece al resto de personajes, que tienen su propio hueco para hablar con el lector. Describir a una misma persona desde diferentes puntos de vista: el pensamiento interno del doctor Alarcón, la de las personas con las que interactúa y las propias conclusiones que saque el lector de la novela, se convierten en una interacción viva e interesante”.
“En una novela no se puede dejar de lado el suspense, es algo vital”
La trama de la novela sucede en un Centro de Salud, “es el escenario perfecto para la ebullición de la trama y para la propia ebullición al rojo vivo del doctor Alarcón. Sabemos que alrededor del doctor está muriendo gente en extrañas circunstancias y él, debido a las tareas propias de su oficio, sabe que está rodeado de personas relacionadas entre sí; en su círculo social y laboral todos son sospechosos, el número de posibles homicidas es tan exponencial como lo puede ser un catarro contagioso. Y todos pasan por sus manos”, cuenta la autora pamplonica.
Tadea Lizarbe tiene dos vocaciones en su vida. La primera es la terapia vocacional y la segunda le escritura. “Empecé a escribir por necesidad”, confiesa sin rubor. Y respecto a su trabajo social, reconoce que “las enfermedades mentales están estigmatizadas y asustan a las personas. La diferencia entre un psicópata y una persona normal es la diferencia entre lo que han sufrido”, sentencia de manera vehemente.
La escritora considera que su novela tiene estructura de thriller. “Mi absoluta intención era no romper en ningún momento el pacto de ficción con el lector, creando una atmósfera de tensión y una sensación de que en cualquier momento puede derrumbarse todo, una sensación de riesgo real que va en aumento. Ya en sus primeras páginas comienza con mucha fuerza, dejando claros los puntos sobre los que voy a apoyar la historia y planteando suficientes incógnitas como para mantener el interés y la agilidad del ritmo”, expone y concluye “en una novela no se puede dejar de lado el suspense, es algo que me parece vital”.
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