“La novela no se basa en un hecho real acaecido en Casarrubios”, nos cuenta el escritor de Dos Hermanas nada más comenzar la entrevista y añade “durante el Siglo de Oro ocurrieron muchos casos de exorcismos en diversas poblaciones españolas donde acudía el Santo Oficio; lo que yo he hecho ha sido transportarlo al pueblo toledano porque su geografía me venía muy bien para desarrollar la trama que quería”. En aquellos años del señor de 1588 había una iglesia edificada en Casarrubios y otra que estaban edificando extramuros de la población y que no terminaba de arrancar. Un paisaje perfecto para ña trama como la que “La boca del diablo” plantea. Por aquellos años, Casarrubios era una importante población situada en pleno Camino Real de Portugal, hoy sigue situado en el Camino Real pero ahor se denomina carretera de Extremadura. En los años en que se desarrolla la novela vivían en dicha población unas 3000 almas, ahora algo más de 5000, y en comparación con Madrid que tenía unos 12000 vecinos, era un municipio muy importante. Tanto que llegó a ser la capital de España durante un corto periodo de tiempo, cuando Felipe III al regresar de Lisboa cayó gravemente enfermo y situó allí la corte. Teo Palacios reconoce en nuestra charla que le gusta “mucho cambiar de escenarios y épocas. Me gusta mucho moverme”. Quizá por ello siempre busque episodios diferentes y extraños que contar. “Hasta ahora no se habían juntado los géneros históricos y de terror, era un territorio bastante virgen, lo que sí había hecho era mezclar la investigación policiaca con el género histórico. Esta novela tiene mucho de eso, se puede decir que la investigación de la Inquisición tiene mucho de policiaco, con un monje bueno y un monje malo”, desmenuza con pasión el escritor. Investigar sucesos como el de Casarrubios conllevaba que fueran a hacerlo en pareja, casi como la guardia civil del Duque de Ahumada. “Siempre tuve muy claro lo que quería hacer, pero no comencé a escribir la novela hasta que me vino la idea central”, señala con energía Teo Palacios. Él es un escritor que no comienza a escribir la novela hasta que no tiene diseñado el esquema de la obra, el título también suele tenerlo antes de comenzar a escribir la novela. “En aquella época hubo una auténtica explosión de brujería por toda Europa y yo quería escribir sobre esos episodios”, confiesa nuestro terrorífico autor histórico. A Teo Palacios, le encanta la creación de personajes singulares, “si tengo una buena historia y los personajes no funcionan, el resultado es malo. Los personajes han de ser únicos, a mí me gusta el trasfondo que tienen cada uno de ellos”, afirma con convicción el novelista. De ahí que haya escogido a dos monjes, uno dominico y el otro franciscano, en uno predomina la fe, en el otro la razón y como contrapunto, un superviviente del desastre de la Gran Armada, el soldado Juan Lobo. “Yo no quiero decir al lector lo que pasa realmente”Teo Palacios quiere guardar la intriga en su novela hasta el último momento. De hecho, cada lector hará una interpretación distinta de la conclusión de la historia. “Yo no quiero decir al lector lo que pasado y para ello les doy dos versiones la de fray Gonzalo y la de fray Bernardo, y si me apuran una tercera, la de Juan Lobo”, apunta divertido el escritor afincado cerca de la ría de Vigo. El tercer personaje protagonista de la novela es Juan Lobo, superviviente del naufragio de la Gran Armada y servidor de Baltasar de Zúñiga, personaje que recupera de una anterior novela. El noble, tío del Conde-duque de Olivares, fue el encargado de dar la mala nueva a Felipe II sobre el desastre sucedido en las costas británicas. Zúñiga realizó el viaje de vuelta escoltado por Juan Lobo. “Las noticias, en aquella época, tardaban muchísimo y, además llegaban distorsionadas”, subraya Teo Palacios.
Además, hay una curiosa historia de amor entre Juan Lobo y su amada Mariña, que no le espera y se casa con el panadero de su pueblo. Creo que está historia dará en el futuro frutos nuevos. Todos estos argumentos giran, de una manera espectacular, en un momento dado hacia el terror. El lector se queda sorprendido porque no se espera lo que va a suceder desde ese momento. Es lo que podríamos denominar una novela con truco. La demonolatría está presente, desde ese momento, en el desarrollo de la novela. “En aquella época era muy usual. La Celestina no era otra cosa que una bruja. Cervantes también trató el tema y, últimamente, Nerea Riesco también lo ha hecho”, concluye el autor de “Muerte y cenizas”. El tema de la Inquisición sigue dando mucho juego en nuestra literatura, lo que hace diferente a “La boca del diablo” es el maridaje con el terror, afincado en Galicia, a Teo Palacios se le empieza a notar la influencia de la meigas, que como todo el mundo sabe no existen, peor haberlas, haylas. Puedes comprar el libro en:
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