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Inefabilidad

El duelo y la interrogación

14/01/2024@16:16:00
Más allá del insanable (y, en ocasiones, ancho) margen de error que puedan comportar, no resulta aconsejable temerles, al menos en el plano de la crítica literaria, a los pronunciamientos categóricos: El velador, del poeta argentino Guillermo Saavedra (publicado originalmente en 1998 y reeditado por El jardín de las delicias en 2019), ocupa (o tal debiera ser su sitio) un lugar central en el ámbito de la poesía de habla castellana.

Luz de noviembre

La luz de noviembre es una llama temblona en medio del Big Bang. Es delgada y recogida como una vela encendida en la oscuridad frente al rostro de los muertos que se anclan a la inmortalidad de las fotos. El pasado se cree bello en el presente a través del espejo de una foto. La luz de noviembre es una melancolía alargada y reposada frente al hedonismo y la aceleración de la sociedad. Se corta a sí misma el costado con un celaje afilado, como un dulce suicidio, para que se desangren los fotones frente al espectáculo bullicioso de las flores y los vivos en los cementerios. Los padres descansan en paz. Las madres descansan en paz. Los hijos descansan en paz, pero con un sueño perpetuo en la boca.

LA MEMORIA DE LA MIRADA

Uno de los posibles y múltiples modos de acceder o, al menos, atisbar el genuino fenómeno literario (y tal es el caso de Alberto Boco: un fenómeno inequívocamente genuino y literario, como se constata en su reciente antología de poemas, titulada Enigmática gracia de las cosas) sería establecer, grosso modo, cuál de los cinco sentidos predomina en la producción de un autor. Acaso un par de ejemplos, entre tantos, resulten lo suficientemente ilustrativos: Proust huele y transmite con admirable –y aún no igualada- precisión la textura y los matices de cada aroma: el césped recién cortado, la pátina que deja la lluvia sobre el empedrado de las calles parisinas y hasta las fachadas de las catedrales; en la cadencia de la prosa faulknereana, por su parte, cada sonido halla su asiento y todo murmullo hace su habitación: las frases astilladas de un débil mental, la crepitación de un vestido de seda o el estruendo de un martillo que hunde los clavos sobre la tapa de un ataúd. La poesía de Boco, en principio, mira; mira con ojos incendiados y voraces.

Habla Gloria

Publicamos el relato "Habla Gloria" del escritor argentino Rolando Revagliatti.

"Al dios del lugar", de José Ángel Valente

La colección Nuevos textos sagrados (Marginales 104) dirigida por: Juan Gustavo Cobo Borda y Antoni Marí presenta "Al dios del lugar" poemario del ourensano José Ángel Valente.

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UN MONSTRUO EN EL MATADERO

A estar por presunciones suficientemente fundadas, El matadero, texto canónico de la narrativa argentina, fue escrito por Esteban Echeverría entre los años 1838 y 1840; las numerosas referencias epocales en el interior del relato no desmienten esta hipótesis cronológica. Articulando el paso del costumbrismo (restringido en sus límites temáticos) al realismo (de raigambre más universal), comienza como un artículo de costumbres y evoluciona hacia las formas del texto realista, apropiándose del gran hallazgo de Mariano José de Larra (que lo desarrolló en un sinnúmero de sus célebres Artículos): el maridaje entre las pasiones literaria y política (en la acepción más dilatada del término: la ideología).

Ese inasible yo (2ª parte)

EL ESCRITOR SECRETO – José Bianco

A lo largo de los cinco primeros capítulos de La pérdida del reino (Siglo XXI Argentina Editores, 1ra. edición, 1972, 370 páginas; todas las citas remiten a esta edición), que con toda pertinencia se podrían calificar de prólogo, se presenta a los personajes y el motivo argumental dominante: Rufino Velázquez le solicita al narrador, quien cumple funciones de asesoramiento en la editorial Galaxia, que a partir de sus propios recuerdos personales y algunos manuscritos bosquejados escriba una novela; una novela escrita por el narrador que será, sin embargo, la novela de Rufino Velázquez; vale decir, un narrador, en principio, que oficiaría de ghost writer, un escritor fantasma cuyas marcas se pueden adivinar en la escritura, pero cuya materia narrativa le es ajena.

“Árbol”, de Carlos Roberto Gómez Beras: matemática filosofía de la contemplación

El número treinta y tres —según la numerología— es un número de luz, maestro de maestros; es decir: no es reducible. Además, se relaciona con vidas extraordinarias que influyen positivamente en su entorno. El equilibrio es su mayor rasgo distintivo. Si asociamos dichas características con el árbol, símbolo totémico y motivo nuclear de "Árbol" (Isla Negra, 2017), libro de Carlos Roberto Gómez Beras que nos ocupa, no sorprende que los poemas del libro sean treinta y tres, ni que sean tres los versos de cada poema o tres veces tres —o tres multiplicado por sí mismo—, los versos que componen su preludio y coda.

Isabel Alamar y sus "Cantos al camino"

El agua está presente en el primer poema del libro: Y al pasear / en medio de la llovizna del bosque; pero también en el último: Bajo las nubes / y sobre las extensas aguas... Y no sería tan importante este hecho de no ser porque este cuaderno de notas del viajero nos propone eso mismo, ser agua.