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José Joaquín Bermúdez Olivares
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José Joaquín Bermúdez Olivares (Foto: Javier Oliaga)

Entrevista a José Joaquín Bermúdez Olivares, autor de “El hombre de negro”

“La recompensa del lector está en su propia esfuerzo”

Por Javier Velasco Oliaga
lunes 15 de mayo de 2017, 10:54h

El hombre de negro” es la segunda novela del escritor cartagenero José Joaquín Bermúdez Olivares. Y la segunda salida de Rafael Sánchez, el protagonista de “El último de Cuba”. Si ésta no era una novela histórica al uso, la nueva obra de Jota Jota no es una novela de espías al uso. José Joaquín Bermúdez Olivares sabe imprimir a sus novelas un halo de misterio que las diferencia de todo lo que estamos acostumbrados a leer.

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José Joaquín Bermúdez Olivares
José Joaquín Bermúdez Olivares (Foto: Javier Oliaga)

Jota Jota Bermúdez escribió su primera novela sin ninguna ambición de publicar lo que para él parecía impublicable. Envió su primer manuscrito a muchas editoriales y casi ninguna le respondió, sólo la editorial La Huerta Grande mostró interés por publicar su obra y así comienzan las leyendas. José Joaquín Bermúdez Olivares es un escritor inclasificable dento del panorama literario español, de gran poderío narrativo y con un estilo de auténtico maestro que ha bebido de los grandes clásicos del siglo XIX.

“Mi idea es componer una trilogía planificada a nivel conceptual que no formal. El último de Cuba es una novela sobre el bien. El hombre de negro es una novela sobre el mal y la tercera, que aun no tiene título ni está escrita, será una síntesis entre el bien y el mal”, explica el escritor en la librería “Los Editores”, perteneciente a la editorial donde publica sus libros.

Su primera novela se le ocurrió una mañana al despertarse. Empezó a pensar que le habría pasado a la Iglesia Católica después de la independencia de Cuba. ¿Qué pasó con la estructura eclesiástica en la isla? En la novela, el autor nos da una posible visión de esos sucesos. “Además, necesitaba un antagonista que diese un contrapunto a esa historia y ese fue Rafael Sánchez. Me di cuenta que el personaje tenía mucho más recorrido y esta nueva novela es la prueba de ello”, expone el escritor en la conversaciones que mantuvimos rodeados de buenos libros.

En su primera novela, había dos tramas diferenciadas con dos narradores distintos, uno omnisciente. el otro en primera persona. En “El hombre de negro” hay tres tramas diferentes contadas en primera persona. “Tres tristes tramas, un tributo a Guillermo Cabrera Infante, que hablan de la idea del mal, aunque pienso que hablar de ideas abstractas en una novela es muy difícil”, reconoce con pasión el autor.

“En el momento actual es un reto hablar del mal y de la culpa. En la novela vemos la ambigüedad del protagonista de cómo se enfrentaba al mal. Rafael es un estúpido moral que no se atreve a llevar a cabo sus pensamientos. Es una víctima de la guerra aunque haya estado en el bando vencedor, con un punto débil que es su hija”, desmenuza el autor murciano que añade “Rafael fracasa por no tomar decisiones por lo que queda laminado y distraído de la realidad. En la vida nunca sabemos dónde vamos a llegar”.

Jota Jota Bermúdez se muestra muy reacio a escribir con un narrador omnisciente. “Nos encontramos con la posibilidad de que el narrador no haya sido capaz de controlarlo todo por lo que no es un narrador fiable”, señala con lucidez. De ahí que su novela esté escrita en esa primera persona, que ha visto los sucesos que narra y lo hace de forma subjetiva. Todos los acontecimientos que discurren en la novela transcurren en nueve meses del año 1957 en Suiza.

“Ahora podemos hablar de lo que sucedió en la posguerra. No se ha hecho porque nunca fuimos suficientemente derrotados, al contrario que los alemanes en la Segunda Guerra Mundial que sufrieron una derrota brutal. Nosotros somos vencedores de la Transición, pero no del franquismo, de ahí la ambigüedad moral que tenían nuestros padres”, analiza con precisión José Joaquín Bermúdez Olivares.

Su nueva novela tiene muchos elementos del surrealismo y de la parodia. “El tema metafísico se alivia con el uso del humor. En la novela hay un humor más sardónico, más desesperado, como si fuese su último asidero. El amor y el humor no se pueden imponer nunca”, subraya. Considera que su estilo literario es desmesurado y tiene una densidad más alta que lo que consumimos normalmente pero cree que “la recompensa del lector está en su propio esfuerzo” y que toda lectura de un lector es siempre enriquecedora para el autor.

Si su primera novela había tenido una estructura binaria, en ésta segunda la estructura es ternaria. “El hombre de negro aparece cada tres capítulos. Veo el mal como algo circular. El mal nos rodea circularmente y no nos deja escapatoria. Por eso, quiero que la estructura nos diga un poco la ideal del mal. Yo quiero que la estructura me diga un poco cuál es la idea del mal que se desprende de la forma de la novela”, razona.

Rafael Sánchez es un espía muy sui generis, con una trabajo demasiado burocrático y muy alejado a la idea que tenemos de los espías al estilo James Bond. “No trato de hacer mofa en la novela del género, pero sí que quiero que nos planteemos los límites de la narración. Las parodias de los géneros te pueden hacer reír pero, también, hacer pensar”, detalla el autor de “El hombre de negro”.

JJ Bermúdez califica su novela como “de tracción delantera. Todo se acelera al final y el plazo de la novela es el de un embarazo”. También cree que no podría narrar nada de lo acontecido desde que él llegó al mundo por eso no piensa escribir nada sobre los años sesenta y en adelante. “Yo tenía que escribir esto y no sé por qué”, concluye el escritor que lleva escritas dos novelas en su haber a cual más interesante y diferente.

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