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Jorge Volpi
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Entrevista a Jorge Volpi, autor de “Memorial del engaño”

"Parece que nadie es responsable de sus actos en las instituciones financieras"

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Jorge Volpi ha publicado su novela más reciente, Memorial del engaño, en la que se hace pasar por uno de los peces gordos de la economía mundial para poner de manifiesto hasta dónde está podrido nuestro sistema.

Jorge Volpi
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En esta entrevista, hemos conversado con el autor acerca de la crisis, la podredumbre del sistema capitalista, las mentiras del sistema neoliberal y de las medidas que no se toman para evitar catástrofes como la que estamos sufriendo y, sobre todo, de Memorial del engaño.

¿Por qué la crisis no la vio nadie pero ahora todo el mundo escribe sobre ella?
La vieron muy pocos, fundamentalmente en el mundo académico, pero fue gente a la que nadie de dentro del sistema hacía caso. Pero en el fondo todos los economistas sabían que estaban en una burbuja y sólo querían prolongarla lo máximo posible a ver si se podía desinflar de una manera que no fuera catastrófica, algo imposible porque el sistema estaba muy contaminado.

Los que no estamos en ese medio, simplemente no lo vimos. Pero, sobre todo, en países como España o EEUU sí que era mucho más visible porque era absolutamente demencial y eso lo notábamos cualquiera de los que veníamos aquí o íbamos a los Estados Unidos. El nivel que estaban alcanzando los precios de la vivienda y la manera en la que la clase media especulaba con bienes inmuebles, comprando y construyendo simplemente como una inversión ya transmitía la sensación de que algo no estaba bien. Pero nadie se imaginaba que la catástrofe iba a ser tan rápida y tan drástica.

Pero, ¿por qué ahora tantos escriben sobre ella? Porque las consecuencias son tan palpables y el estrago es tan grande que se ha convertido en uno de los principales temas por los que los escritores desean escribir sobre lo que pasa en su sociedad. En México hay tanta literatura sobre el narcotráfico porque es uno de los temas centrales. En España o EEUU o donde la crisis ha sido muy poderosa, vemos muchos artistas tratando de explicar qué pasó y las consecuencias de lo que pasó desde la ficción.

¿Qué te llevó a usar el recurso de un manuscrito enviado a una editorial, que se lucra de los crímenes de un ladrón, para estructurar tu novela?
En este caso, los narradores del libro son el agente literario, de quien sólo conocemos sus siglas, y el autor de la novela, J. Volpi. Y las narraciones de ambos son autojustificaciones. Volpi admite que es un criminal pero deja claro que hay criminales peores que él a los que nadie ha buscado. Y en el juego de mentiras que hay a lo largo de todo el libro, el agente, que es parte del mercado, justifica por qué va a publicarlo incluso diciendo que las ganancias van a ir para resarcir un poco a las víctimas de los fraudes de Volpi.

¿Por qué usé este recurso? Es un homenaje directo, primero a Cervantes y segundo a Nabokov En la tradición literaria, El Quijote se presenta como una traducción del árabe y se le dan mil vueltas a ese manuscrito antes de llegar hasta los lectores. En caso de Memorial del engaño, el original es un manuscrito en inglés que llega a manos de un agente y, a partir de él, llega a las librerías.

Aprovechas tu novela para poner en evidencia los vicios del capitalismo
Siempre me ha gustado denunciar todas las ideologías totalizadoras en mis libros y mostrar cómo las recetas que se muestran como infalibles para conseguir el bienestar terminan provocando enormes catástrofes. Igual que el comunismo en su idea de igualdad crea sociedades totalizadoras y dictatoriales, el capitalismo es una ideología igualmente potente, que además se disfraza de no ideología, se disfraza de ser sólo una técnica económica.

¿Es ésta una novela política?
Es una novela evidentemente política, pero no de tesis. En este caso, el personaje es alguien que parece no tener ninguna culpa y lo único que busca es su propio beneficio. Esto retrata uno de los mayores triunfos de la sociedad neoliberal, que es el desprestigio absoluto del altruismo, de la hermandad, de lo comunitario, términos que se vuelven profundamente incómodos hasta casi desaparecer del mensaje político desde los noventa hasta ahora. Frente a eso, lo que triunfa es la idea de que la avaricia es buena, lo que resume la esencia del neoliberalismo: hay que buscar el propio beneficio, porque es el propio beneficio lo que eventualmente acabará beneficiando a otros: hay que hacerse ricos para que ese dinero se filtre y acabe llegando a los demás. Esto se ha demostrado totalmente falso, porque lo que ha sucedido ha sido lo contrario: los ricos se han hecho aún más ricos y los pobres, más pobres. En la novela incluso vemos cómo dona cantidades millonarias a la ópera, pero lo que está haciendo es financiar su propio entretenimiento, además de hacer otra forma de negocio desgravándose impuestos.

¿Hasta dónde te has metido en la piel de tu personaje, ese J.Volpi?
En la narración en primera persona, es un simple mecanismo cerebral el que me hace identificarme del todo con el personaje e incluso sentir empatía por alguien tan despreciable. Aunque sea una ficción, yo lo he vivido como una realidad y he llegado a convertirme en este personaje (ya que he estado dos años escribiendo durante ocho horas al día). Además, cualquiera de nosotros podría ser él. Si yo a los 22 años no me hubiera decantado por la literatura, sino por la economía, no sé si sería un criminal, pero sí sé que sería un poco más rico de lo que soy.

¿Por qué ha escrito sobre una crisis que no ha afectado prácticamente a Latinoamérica?
En los primeros momentos, no sabíamos que esta crisis no iba a afectar a América Latina, pero nuestra sensación era que se iba a avecinar sobre nosotros. La gente de mi generación ha vivido cinco crisis, dos tan fuertes como la que se vive ahora en España. Lo que esperábamos era que en México nos iba a ir mal, como en las crisis anteriores. Y fue una gran sorpresa que no fuera así en este sistema económico tan interrelacionado.

¿Por qué ahora no se defienden tan vehementemente las teorías económicas neoliberales?
Antes, con la defensa ante el comunismo, parecía más justificado defender esas posiciones. Tras la caída del comunismo, se aplican estas recetas neoliberales a saco en todas partes y los resultados en muchas partes son bastante buenos.

¿No hay una serie de regulaciones o cánones previamente establecidos para evitar la corrupción o el dejar de lado los principios?
Aunque los economistas como el protagonista de la novela sean los chivos expiatorios de este sistema, la realidad es que los que provocaron el ambiente propicio para la especulación sin límites fueron los políticos, las grandes empresas y los banqueros, los reguladores y, finalmente, las agencias de calificación. Todos deberían haber tenido otras actitudes y han sido los verdaderos criminales, ya sea por negligencia o por ceguera ideológica o por complicidad, al decidir no hacer nada y permitir que el sistema explote. Y ninguno de ellos está en la cárcel. Lo más próximo ha sido el caso de Islandia, otro país que se hundió por este tipo de maniobras, pero al final no se ha conseguido nada, aunque al menos se intentó. En el resto de los países ni se les ha ocurrido pedir cuentas a estos individuos.

Después de visto esto, ¿se sigue sin hacer nada?
Sí, se sigue sin hacer nada. Y la gran pregunta es, ¿por qué nadie paga por esto? Hay quien dice que nadie paga porque fue una tormenta perfecta y, en teoría, no era culpa directa de nadie. Parece que nadie es responsable de sus actos en las instituciones financieras, para que luego sean rescatados con el dinero de la clase media, por lo que la hunden todavía más.

Lo único que ha sucedido ha sido el desarrollo de una serie de parches para el sistema que intentan que sea más difícil que esto ocurra, pero no ha habido ningún cambio sustancial, que es lo realmente necesario.

La gran trampa neoliberal está en que en ninguna parte está escrito con fuego que los estados no deban intervenir en la economía porque ello destruye la democracia aunque lo que dijeran los clásicos es que el estado no debe intervenir en la economía porque terminaría desembocando en dictadura.

Así, las sociedades más equitativas han sido los estados de bienestar en Europa entre 1950 y 1991 debido a la negociación entre el bloque comunista y la socialdemocracia y la democracia cristiana, que permitía una sociedad más equitativa. Con la caída del comunismo, la izquierda se hunde y pasa a la defensiva (además de copiar el discurso neoliberal) y el centro es absorbido por la derecha neoliberal, lo que supone el fin del estado de bienestar. A su vez, el prestigio de la clase política, comienza a hundirse inexorablemente.

¿Te planteaste en algún momento que este libro fuera un ensayo y no una novela?
No, porque yo no soy economista y lo que me interesaba era meterme en la mente de los que propiciaron esta situación y explicarle desde allí. Sólo quería vivir lo que esos personajes vivieron, lo que hicieron y cómo lo hicieron desde dentro y no como analista.

¿Por qué en la actualidad cuenta tan poco la opinión de los intelectuales?
Uno de los grandes logros del neoliberalismo ha sido volver a la sociedad, intelectuales incluidos, apolítica. A su vez, en un sistema en el que la opinión es algo omnipresente, ya que todo el mundo puede aportar la suya, la opinión de los intelectuales se tiene mucho menos en cuenta.

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