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El cebo de José Carlos Somoza

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h


Por Francisco Jiménez de Cisneros

José Carlos Somoza
presentó hoy martes 18 de mayo su nueva novela El cebo en dos actos. Por la mañana, a los medios especializados en el conocido Hotel Kafka, situado en la vieja oficina de la editorial de don Benito Pérez Gáldos, y estuvo acompañado de su editor David Trías, y por la tarde hizo una presentación más pública de la mano de su amigo y escritor Fernando Martínez Laínez.


El cebo es una novela con una historia inquietante y con muchas dosis de intriga psicológica que se mueve en el universo teatral de William Shakespeare, “el mundo teatral ha quedado injustamente olvidado y eso no es del todo positivo si tenemos que representar los deseos humanos que nos caracterizan”, señaló Somoza en la presentación de su nuevo libro publicado por Plaza&Janés. Dijo estar encantado en mezclar sus conocimientos psicológicos - hay que recordar que él es psiquiatra, actividad que abandonó hace ya un tiempo para dedicarse en exclusiva a la literatura - con el teatro.

El escritor José Carlos Somoza nació en La Habana en 1959 pero no se siente cubano, ya que con un año abandonó la isla para afincarse en España. Su nueva novela es un thriller, género que ya cultivó en su galardonada y famosa novela Clara y la penumbra. Es una historia con muchos elementos inquietantes y con muchísima intriga psicológica que se centra y adentra en el universo teatral de William Shakespeare. Sobre el autor británico dijo que “saber lo que opinaba era muy difícil. No sabemos casi nada de él, era el escritor menos comprometido que haya existido”, aseguró.

La novela, según su editor, tiene muchos niveles de lectura; policíaca, futurista, ciencia-ficción, etc. Pero su característica especial es el thriller o el suspense tecnológico. Se centra en un tiempo en el que la tecnología ya no basta para atrapar a los asesinos. La policía descubre un método infalible cuyas claves se pueden hallar en el teatro de Shakespeare: cada una de las obras del dramaturgo, escritas bajo el influjo del Círculo Gnóstico de Londres, refleja la manera de manipular el deseo. Este deseo se puede cifrar con una fórmula matemática que llama psinoma, que es como un genoma codificado que tiene toda la información de los deseos futuros y así la policía se puede adelantar a los pensamientos.

Para desarrollar esta técnica utiliza a los cebos, expertos en conductas humanas, que se les adiestra para que utilicen ese poder creando máscaras que controlen todo lo que anida dentro de nosotros. Cuando Diana Blanco, la protagonista, el mejor cebo de la policía, descubre que su hermana es el próximo objetivo del Espectador, un brutal psicópata, iniciará una carrera contrarreloj que la conducirá hasta la guarida del
monstruo. A partir de ese momento se desencadena un trepidante juego de sospechas que llevará a la protagonista a un final inquietante y explosivo, siguiendo la estela de un paisaje desolado donde nada ni nadie son lo que parecen.

”Todos mis personajes me han hablado alguna vez y he tratado de conocerlos en profundidad, pero Diana Blanco ha sido a quien más he querido conocer”, afirmó el novelista, que para dar una sensación de mayor cercanía ha vuelto a escribir en primera persona, cosa que ya no solía hacer porque “parcializa el punto de vista de la novela demasiado”, precisó. A la protagonista la describió como “una persona enormemente sincera, pero en el que todo su mundo es un teatro”.

Cree que la tensión de la novela se mantiene durante toda la obra, aunque no piensa que sea una novela de anticipación como han apuntado algunos globeros en la Red porque “ya en Internet se están analizando nuestros gustos y nos mandan la publicidad según éstos. Por eso, no me parece la novela tan fantástica, más bien refleja un mundo en el que ya estamos viviendo”, dijo.

Respecto a la protagonista abundó sobre la sinceridad con la que se mueve, “arrasa con cualquier oscuridad”, recalcó, y pese a esta característica que repitió varias veces, pese a ello “queda una parcela de misterio que no dice y que hay que leer entre líneas”, subrayó. Para terminar diciendo que “al final, hay una cierta catarsis, una revelación de cómo va a discurrir su vida”, pero para saberlo habrá que leer su novela.

José Carlos Somoza está considerado uno de los mejores autores renovadores de la novela de intriga en castellano. Entre sus novelas destacan Silencio de Blanca (premio La Sonrisa Vertical, 1996), La ventana pintada (premio Café Gijón, 1998) que reedita Plaza&Janés en su edición de bolsillo , Dafne desvanecida (finalista del premio Nadal, 2000), La caverna de las ideas (premio Gold Dagger 2002 a la mejor novela de suspense publicada en el Reino Unido y premio Flintyxan 2004 de novela histórica en Suecia), Clara y la penumbra (premio Fernando Lara de novela 2001, premio Hammett a la mejor novela policíaca 2002), Zigzag (2006, finalista del premio John W. Campbell en EEUU, la primera novela en castellano que opta a ese prestigioso galardón) y La Llave del Abismo (VI Premio de Novela Ciudad de Torrevieja, 2007).

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