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Manuela Sáez González rodeada de los miembros de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan
Manuela Sáez González rodeada de los miembros de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan (Foto: Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan)

La impagable labor investigadora de Manuela Sáez González

martes 29 de octubre de 2019, 12:31h

El sábado 26 de octubre, Manuela Sáez González visitó la ciudad para tomar parte en una nueva edición de los Almuerzos de don Quijote, antes de esta actividad conoció el Museo del Hidalgo donde quedó encantada con la lograda musealización de la casa de un hidalgo manchego; también subió a los molinos de Alcázar –declarados Bien de Interés Patrimonial- donde se detuvo en el molino Fierabrás el único que conserva toda su maquinaria y efectúa moliendas regularmente, quedando impresionada por la grandiosidad de su maquinaria y su tecnología tan avanzada para la época. Para finalizar la visita, recorrió la colegiata de Santa María la Mayor (la parroquia más antigua de Ciudad Real) donde Francisco Mazuecos le enseñó el Camarín de la Virgen del Rosario.

En la charla mantenida durante el aperitivo y el almuerzo Manuela Sáez ha contado a los cervantistas alcazareños que está finalizando una completa y ambiciosa biografía sobre el VII conde de Lemos, mecenas de Cervantes, explicándoles que los mecenazgos en el Siglo de Oro Español eran unas relaciones de interés mutuo entre los nobles y los escritores, relación en la que aquellos presumían de tener a los mejores creadores bajo su protección y estos se sentían amparados y favorecidos por las mercedes recibidas, aunque a preguntas de los asociados, Manuela aseguró que es muy difícil demostrar documentalmente este tipo de relaciones ya que a pesar de disponer de una detallada documentación contable, el conde de Lemos tenía asignadas cantidades para sus gastos personales que no pasaban por los libros de gastos de la casa.

En el caso del conde de Lemos, la condesa era la encargada de dar el “visto bueno” de todos los gastos privados de palacio para que el tesorero los pagara y el contador los anotara y resulta curioso que la mayoría de estos gastos privados en el virreinato se disipaban en las comidas de todos los miembros de la Casa así como en gastos para agasajar a otros nobles a los que se acogía y que muchas veces eran enviados por el propio rey.

La doctora Sáez también comentó que según sus impresiones el conde de Lemos de no haber desempeñado cargos políticos tan importantes: Presidente del Consejo de Indias, Virrey de Nápoles y Presidente del Consejo de Italia hubiera sido escritor por su interés por la literatura y por las representaciones teatrales que encargaba a propósito para su propio disfrute y el de los miembros de su corte. A pesar de su gran formación cultural siempre recibía las envidias de otros nobles, cosa normal en la época en la que utilizaban la afilada pluma de los escritores famosos para lanzarse ataques entre ellos, tal como se recoge en un manuscrito anónimo de la Biblioteca Nacional titulado: Papeles varios tocantes a el Reino de Nápoles, en el capítulo: “Contra el panegírico del Marqués de Cusano”. Este panegírico describe todos los logros de Lemos en Nápoles, pero el autor de los papeles de la Biblioteca Nacional arremete contra el conde, con intención de desprestigiarle y le acusa de perder el tiempo leyendo las obras de Cervantes y libros de caballerías, al contrario que el duque de Osuna que prefería los de historiografía y política.

Igualmente, Manuela Sáez Gonzalez reivindicó la figura de la escritora María de Zayas, hija de Fernando de Zayas Sotomayor (persona de toda confianza de Lemos, que le siguió a Nápoles por estar su padre al servicio del conde) a la que calificó de una relevante escritora del Siglo de Oro Español que no ha sido suficientemente valorada a pesar de su afinado estilo literario, queriendo en este acto aprovechar para ponerla en valor y animar a todos a que conozcan su obra.

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