Aquello bien podía ser México, pero también la España judía reencontrada en la India o la Viena de los años treinta o una sala de tortura en la Argentina de los militares, revivida en un escenario madrileño, o tal vez, las naves inglesas asaltando Cádiz y llevándose en el saqueo toneladas de vino de Jerez, que luego se beberán los personajes de Shakespeare. Nostalgias, en fin, de vidas no vividas y por eso imaginadas, aunque muchos de esos instantes estén construidos con el material de la propia.
En estas narraciones se da la paradoja de que algunos de sus personajes sacados de la realidad son más “inventados” que los creados por la fantasía narrativa. Así, las vivencias con Marlon Brando en el cuento Cómo conocí a MB, me parecen más intensas vitalmente (incluso más reales) que las que cruzan fantasmales con personajes auténticos, como el pintor Antonio Saura o el director teatral Adolfo Marsillach».
Por las páginas de Aquello bien podía ser México desfilan personajes tan ficticios como reales: los actores Marlon Brando y Adolfo Marsillach, el usurero Shylock, el poeta gallego Novoneyra, el pintor Antonio Saura,...
Dieciséis historias que son un destilado de viajes, lugares, encuentros, lecturas e indagaciones reflejo de una personalidad curiosa y de una trayectoria vital tan rica e intensa como la de Eusebio Lázaro.
Llevando al lector de México a Inglaterra y de ahí a la sierra del Courel o a la España judía, estos relatos nos hablan de la condición humana, de sus alegrías y terrores, del amor y la amistad, del eco de los sueños, de la nostalgia.
«He ido a visitar a Marlon Brando a su casa de los Ángeles. Bueno, no es propiamente su casa: él posee una mansión enorme en Mulholland Drive. Este es un lugar inverosímil, una especie de vivienda en la que únicamente aparece visible un cuarto de estar con una pequeña cocina incorporada y un dormitorio al fondo. El apartamento está dentro de los estudios y lo han habilitado especialmente para él mientras dure la filmación. Brando me recibe con el rostro estropeado, es un deterioro que no me esperaba pues no había transcurrido tanto tiempo desde que nos habíamos visto. Tiene un punto de peso desfasado pero sin llegar a la gordura».
Eusebio Lázaro nació en Cartagena, es escritor, traductor, actor, profesor y director de cine y teatro. Miembro de la Academia de Cine, ha visto reconocido su trabajo como director teatral (ha traducido, adaptado y dirigido obras como Ricardo III y Otelo) y de cine: fue premiado con la Espiga de Oro en la Semana Internacional de Cine de Valladolid en 1985 por su mediometraje El clarinete.
Como actor ha trabajado con grandes directores españoles: Almodóvar, Saura, Berlanga, G. Aragón, Camus, Cuerda, etc., y en producciones extranjeras con Richard Lester, Christopher Hampton, Andy García, Martin Sheen, Guillermo del Toro, Milos Forman… En las series españolas es recordado por sus interpretaciones del profesor don Severiano en la serie Cuéntame, don Paco en Amar en tiempos revueltos o el Padre Gorozarri en El Ministerio del Tiempo, entre otras.
Es también autor de varias obras de teatro (El ensayo, El premio, Finale, Los perros de Van Gogh) y guiones cinematográficos: (El clarinete, La cena, La infancia prohibida, La realidad en pedazos…). Ha impartido clases en varios países de América y en la Escuela de Cine de Madrid.
Últimamente ha publicado la crónica de memorias Fiebre alta (Ed. La Discreta, 2018) y ha coeditado y coordinado el libro colectivo Erótica C-19 narraciones (Huerga y Fierro, 2020).
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