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Caz Frear nos adentra en una red de chantajes, mentiras y corrupción policial en la nueva entrega de la detective Cat Kinsella

Por Hermenegildo Verdugo
miércoles 02 de marzo de 2022, 17:00h
Prohibido llorar
Prohibido llorar

En 2012 el famoso asesino en serie Christopher Masters fue capturado y condenado por el asesinato, en el plazo de dos semanas, de cuatro mujeres. El cuerpo de una de ellas nunca fue encontrado. Cuando seis años después aparecen los restos de la cuarta víctima, muy lejos de donde aparecieron las anteriores y con una causa de muerte distinta, Cat y su equipo reciben el encargo de reabrir el caso. En seguida se despiertan las dudas en la detective Kinsella, ¿por qué ha aparecido tan lejos de las otras víctimas?, ¿por qué la forma de asesinarla fue diferente?, ¿es posible que el verdadero asesino siga suelto?

Tras Dulces mentiras y Corazón despiadado, Caz Frear firma esta nueva entrega de la serie en la que profundiza en algunos de los personajes, como la inspectora Kate Steele, de quien descubriremos un lado vulnerable. “Las cosas que suceden en Prohibido llorar la hacen reflexionar sobre su carrera, e incluso le confiesa a Cat algunos errores profesionales que cometió en el pasado. Los lectores también logran verla a través de la mirada de su antigua mentora, de modo que conocen a la Kate Steele novata en vez de a la «mandamás» a la que están acostumbrados.”

Cat, por su parte, ha ido creciendo como detective y como persona, y en esta nueva etapa la vemos más madura, piensa en su futuro y debe enfrentarse a una decisión importante. Está empezando a verse a sí misma de un modo distinto. “Como era la «hija difícil» de la familia, en muchos sentidos estaba dispuesta a asumir ese papel también en su trabajo, pero en ‘Prohibido llorar’ empieza a adquirir más seguridad en sí misma. Reconoce que es muy buena en su trabajo, y a través de su relación con Aidan acepta que también se merece ser amada, en conjunto se siente más fuerte, con un mayor control de su destino”, comenta la autora.

Frear destaca una vez más por un gran trabajo de elaboración de personajes. “ Una novela puede tener las premisas más interesantes o el argumento más serio y profundo del mundo, pero si los personajes no me convencen, el conjunto se me queda triste. No hace falta que los personajes me caigan bien, no siempre, pero sí tengo que poder creer que son personas del mundo real.” Frear tiene claro que, más allá de tramas y argumentos, lo que hace a los lectores volver una y otra vez a las historias son los personajes: “Hay que hacer que los lectores quieran pasar tiempo en compañía de los personajes, una y otra vez, ¡y eso no es nada fácil de conseguir cuando hay por ahí tanto donde escoger!”.

A la hora de desarrollar el argumento, Frear planifica durante meses cada detalle, y antes de escribir una sola frase no tiene ninguna duda de cómo va a terminar la novela. Quién aparece en escena a cada momento, si las pistas están colocadas con regularidad, si hay un exceso de temas personales y poca investigación policial, etc. Aun así: “He de añadir que no siempre sigo el plan al cien por cien. Normalmente irrumpen una serie de sorpresas y giros que aparecen venidos de ninguna parte. Pero, desde luego, necesito un marco muy detallado que me sirva de referencia.”

Caz Frear es licenciada en Historia y Ciencias Políticas, se crio en Coventry y pasó sus años de adolescencia soñando con irse a vivir a Londres y escribir una novela. Tras cumplir el primero de sus sueños, el segundo, el de escribir, no se hizo realidad hasta que regresó de nuevo a Coventry trece años más tarde. Su primera novela, Dulces mentiras, protagonizada por la detective de Homicidios Cat Kinsella, ganó el concurso Richard & Judy Search for a Bestseller y ha vendido más de 250 000 ejemplares hasta la fecha. A este thriller le siguió Corazón despiadado, también protagonizado por la detective Kinsella, y ahora Prohibido llorar, la continuación de la saga.

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