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"Música continua", antología personal del destacado poeta argentino César Cantoni

lunes 05 de junio de 2023, 12:11h
Música continua
Música continua

Proyecto Hybris Ediciones, de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina, publicó recientemente la tan esperada antología poética del reconocido autor nacido en 1951, que como "bonus track" incluye en su selección poemas antes inéditos.

Sin lugar a dudas, la voz del poeta platense César Cantoni es una de las más definidas e importantes de la poesía argentina de las últimas décadas. Tanto desde la óptica de la crítica especializada, dentro y fuera de su país, como por el favor alcanzado entre el público lector a lo largo de su prolongada trayectoria en el género, iniciada en 1978 con su poemario Confluencias.

Casi medio siglo de aportar nuevos territorios al género en la lengua española, resume esta ajustada selección lanzada a librerías por el sello Proyecto Hybris Ediciones, realizada por el mismo autor, y que incluye algunas de las piezas más destacadas de nueve de sus poemarios editados hasta la fecha, más el aporte bienvenido de uno de sus títulos antes inédito en formato papel, El último hombre, que abarca 17 poemas.

Música continua (1), tal se denomina esta colección de la obra de Cantoni, permite comprobar la evolución constante de su poética, comenzando desde Linaje humano (1984) y continuando la travesía por los logros alcanzados en La experiencia concreta (1990), Continuidad de la noche (1993), Cuaderno de fin de siglo (1996), Triunfo de lo real (2001), La salud de los condenados (2004), Diario de paso (2008), El fin ya tuvo lugar (2012) y Un arte invisible (2016), más el inédito antes nombrado.

Se advierte cómo el poeta, a medida que fue seleccionando su material para esta antología -trabajo por demás arduo para quien ya lo conoce por haberlo realizado- fue incluyendo mayor número de piezas de sus títulos más cercanos al presente, señalando así con sus opciones de aceptación y de relegamiento la propia visión que tiene de su producción completa.

Lo que contiene Música continua y lo que dejó sin incluir, posibilita conocer sus preferencias en cuanto a estilo y selección de contenidos, lo que sabiendo cuál es el volumen completo de su obra, aquellos que seguimos su trayectoria desde los comienzos podemos comprender mejor cómo se ve a sí mismo en cuanto fautor de una línea expresiva tendiente siempre a la precisión y la mesura, en un viaje continuado hacia la desnudez buscada de su afirmada poética.

Cultor de una poesía despojada de metáforas meramente decorativas y de imágenes ornamentales, que le da invariablemente preferencia a la exactitud de la referencia y al agudo apunte de la realidad en tanto y en cuanto esta responde y se relaciona íntimamente con el discurso elegido por sus versos, el poeta que atravesó por las más variadas "modas de actualidad" en su dilatada carrera escritural, nunca se desvió del camino estético buscado, esa voz propia que alcanzó -esta es mi modesta opinión- del modo más efectivo en los contenidos de su poemario Continuidad de la noche, de mediados de la década de los '90, y que posteriormente siguió expurgando de influencias hasta alcanzar la plenitud que exhiben sus últimas entregas.

Sin cometer el error de entender la poesía como mera representación de lo extrapoético -Cantoni no escribe "según los titulares de los periódicos"- el autor de La Plata lo que logra es atravesar las apariencias de lo que se nos presenta como lo real sin serlo, para extraer la médula misma oculta tras los sucesos y las circunstancias que afectan tanto a lo individual como a lo colectivo, integrándola a su universo personal de un modo magistral, sin caer jamás en los extremos de la tan actualmente difundida -ya hasta el hartazgo- "literatura del yo".

Por el contrario: la voz narrante -que en poesía también la hay, aunque los poetas diestros como lo es César Cantoni saben muy bien cómo disimularla para potenciar prioritariamente aquello a lo que esa misma voz se está refiriendo- se opaca progresivamente en su obra, como lo hizo también en la poesía de su compatriota Juan Laurentino Ortiz (1896-1978)- para que las cosas, los hombres, los conflictos, la belleza y el horror, la efímera felicidad, el desasosiego y la esperanza, cada elemento en mayor o menor medida según el pulso elegido para cada poema, ocupen el primer plano.

Sin embargo y felizmente, no podemos adscribir a Cantoni en la corriente neobjetivista que impregnó buena parte de la poesía argentina más publicitada por los medios locales entre fines de los '80 y mediados de los '90, aquella que buscó un padre adoptivo, para tener un aval previo, en la figura y los trabajos de Joaquín Giannuzzi (1924-2004). En este último la voz personal asoma aquí y allá, si bien esporádicamente, pese a los esfuerzos denodados de los neobjetivistas argentinos por hacerse a ultranza de su padrinazgo. En Cantoni el yo poético está contenido en lo que observa, no como en Giannuzzi, que procede muchas veces de modo inverso, apropiándose del objeto y revistiéndolo de sentidos trascendentalistas, un elemento que contradice de plano los postulados a los que se lo quería sumar como prestigioso precedente. Factor determinante que obviaron prudentemente los partidarios de esa corriente estética criolla, según la intentó definir el poeta argentino Daniel Samoilovich (1949): ""no se refiere a la presunción de traducir los objetos a palabras -tarea químicamente inverosímil- sino al intento de crear con palabras artefactos que tengan la evidencia y la disponibilidad de los objetos." (2)

En vez, Cantoni atiende a que la evidencia y la disponibilidad de los objetos (y los seres y sus circunstancias también) vayan más allá de la condición de meros artefactos o dispositivos sintácticos, para que el toque de realidad impreso en sus versos tenga la misma contundencia expositiva que esos elementos tienen al presentarse ante nuestros ojos o nuestra capacidad de imaginación, con todas las consecuencias posibles para quien lo lee. Es decir, Cantoni no convierte nada en otra cosa que no sea ella misma, pero penetrada hasta el hueso y con el hueso expuesto a la luz misma de su poesía. Rara avis en el panorama poético nacional, Cantoni tiene asegurado un sitial destacado y perdurable como hito en ese horizonte, muchas veces plano o apenas ligeramente irregular, según las últimas épocas de lo sucedido en el género local.

Una voz singular y dotada de una infrecuente coherencia a lo largo de sus 45 años de desarrollo hasta la fecha, que posibilita la lectura de Música continua como si en vez de ser una selección de textos provenientes de muy diversas épocas de la poesía argentina en general y de la poética de Cantoni en particular, fuese un extenso poemario de sólida estructura y ensamblaje perfecto, como escrito de una sola vez y para siempre.

El autor

César Cantoni nació en La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina, el 23 de febrero de 1951. Publicó once libros de poesía: Confluencias (1978), Los días habitados (1982), Linaje humano (1984), La experiencia concreta (1990), Continuidad de la noche (1993), Cuaderno de fin de siglo (1996), Triunfo de lo real (2001), La salud de los condenados (2004), Diario de paso (2008), El fin ya tuvo lugar (2012) y Un arte invisible (2016). Su obra publicada incluye, además, el libro de aforismos Pensar no cuesta nada (2020) y dos cuadernillos: Intemperie y otros poemas (2006) y Latencia: poesía y dictadura (crónica literaria, 2013). Figura en numerosas antologías poéticas argentinas e hispanoamericanas. Algunos de sus poemas fueron traducidos al inglés, francés, italiano, portugués, catalán, griego, ruso y albanés. Colabora con diarios, revistas y páginas virtuales de Argentina y del exterior. Administra el blog de poesía platense Los poetas no van al cielo. Reside en su ciudad natal.

NOTAS

(1) Proyecto Hybris Ediciones, ISBN 978-987-88-6351, 180 pp., La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 2023.

(2) Diario de Poesía, Buenos Aires, Nº 14, verano 1990; pp. 18.

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