La novela completa la exitosa saga Verano, mostrándonos el lado más personal de la protagonista en su camino hasta convertirse en La Vecina Rubia. Los dos primeros títulos de la saga ya se han convertido en un éxito editorial imparable, logrando ocupar el top de la lista de más vendidos durante varios meses. Con este libro cierra una trilogía. ¿Hemos conocido a la protagonista, o nos falta por conocer algo de ella? Siempre queda algo por conocer de la protagonista. La chica del verano cierra una trilogía, pero no una vida, o al menos eso quiero creer como autora. Sinceramente, espero haber podido cumplido las expectativas no solo las de las lectoras, sino la de los propios personajes, que a veces son incluso más difíciles, aun sabiendo que siempre quedan preguntas por responder. En la portada se puede leer que “los finales felices son para los valientes. ¿Si una no es atrevida, el final será infeliz? Más que con el atrevimiento tiene que ver con las decisiones ineludibles a las que nos sentimos obligadas a tomar a partir de una edad. Las protagonistas han recorrido parte del camino de la vida en esta trilogía, creciendo como mujeres. El momento en el que se encuentran es esa línea que te circunscribe dentro de la edad adulta, con todo el contexto vital que eso conlleva. Intersecciones que las obligan a tomar decisiones, a veces difíciles, otrora incomprensibles, y estas son a las que el subtítulo hace alusión, a las que por valientes acaban siendo virtuosas. ¿Qué le ha llevado a elegir Grecia como punto de partida para esta aventura literaria? Las islas son puntos de inflexión durante las tres novelas. Una metáfora de un lugar que marca un punto y aparte dentro la historia. Siempre he dicho que las islas son el lugar ideal para reflexionar sobre una misma. Un pedazo de tierra rodeada por el mar es un lugar muy apropiado para mirar en el interior de los personajes y cada uno de los viajes a Ibiza, o en este caso a las islas griegas, viene precedido de una etapa emocional con la que hay que romper. En este caso, el viaje a Grecia con el que arranca La chica del verano viene precedido de una crisis con uno de los personajes en Contando atardeceres, la segunda parte de la saga. Grecia supone el momento de celebrar la vida, dejando al pasado, pisado. ¿Ha recorrido los diferentes lugares que cita en el libro para escribir sobre ellos? Uno de los componentes que siempre me han atraído de la literatura que me gusta es la capacidad de identificarme con la historia. De ser parte de ella. Si tuviera que describir mi estilo, siempre abogaría por definirlo como real y cercano y para ello, conocer y explorar, no solo las situaciones emocionales por las que viajamos en las tres novelas, sino por los lugares físicos, es fundamental para mí. Soy muy detallista y a la vez directa en las descripciones, no me gusta perderme en las palabras esdrújulas con la idea de hacer sentir el espacio, el sentimiento y el tiempo, y para eso hay que haber estado allí. Su novela “La chica del verano” nos muestra cómo se hace mayor la protagonista. ¿Seguiremos leyendo cómo evoluciona la joven de la novela? La saga comienza con La cuenta atrás para el verano donde la protagonista, una joven rubia de dieciséis años, se enfrenta como niña a la primera amistad verdadera, al primer amor, la primera decepción y a la muerte de su padre. La nostalgia como hilo conductor para crecer hasta los treinta, donde la vida se presenta con el grupo de amigas con el que compartirá el resto de tu vida, el desamor, y los primeros obstáculos de la vida adulta en la segunda parte, Contando atardeceres. La chica del verano supone ese último paso, dónde las decisiones se tornan ineludibles, la amistad toma otra dimensión y las preguntas son más difíciles de responder que años atrás. Entre ellas, la más importante para el personaje: ¿Quería ser ella la Vecina Rubia? Llegados a este punto, quizá sea un punto y seguido. Estoy segura de que quienes hayan llegado hasta la última página lo habrán entendido así, con lo cual no seré yo quien cierre esta historia, si no lo han hecho los propios personajes.
¿Y podremos leer también sobre sus acompañantes de aventuras? Siendo una novela tan coral, con unos personajes tan fuertes e independientes, no me cabe la menor duda que podría escribirse un libro de cada una de ellas. Siento que me he afanado durante el proceso de escritura en construir personas, no personajes, con rasgos que identifiquen y empaticen tanto a la lectora, que acabe por hacerlas suyas, de tal forma que al terminar la novela te quede esa sensación de echarlas de menos. Hay un capítulo en el libro que se llama “La vida en modo difícil”. ¿La vida de una adolescente de 16 años tiene que ser fácil? Ese punto de la adolescencia es con el que arranca el primer libro. La cuenta atrás para el verano narra, con ese punto nostálgico, que no tiene por qué ser siempre negativo, el momento de la vida en el que todo aparentemente es fácil. Vas al instituto, la máxima preocupación son los estudios, pero ahondando en lo profundo la novela se inserta en las decisiones que de manera ligera tomamos a esa edad y que acabarán marcando tu yo del futuro. Ese viaje termina ahora con la última novela. En La chica del verano aparece esa mujer que la niña de dieciséis años ha construido. Para mí, crear ese recorrido a través de las tres novelas hasta llegar al momento Vecina Rubia ha sido un viaje espectacular. En el libro se plantea muchas preguntas. ¿Cuándo las resolverá? Sinceramente, espero haberla resuelto todas, ¿o quizá no? ¿Quería ser La Vecina Rubia? Eso mismo se pregunta la protagonista y es uno de los conflictos a los que se enfrenta el personaje. Es una parte personal que me ha costado escribir en algunos casos porque ha sido un proceso difícil en algunos momentos de mi vida y esta dicotomía es la que se presenta en la novela. La Vecina es parte de mí y yo parte de ella y hasta que nos pusimos de acuerdo en cómo afrontar las cosas, tuvimos nuestros más y nuestros menos. Más más que menos, la verdad. ¿Le cuesta ser un personaje anónimo? Creo que el anonimato ha pasado por varias etapas. Ahora estoy un poquito más acostumbrada, antes quizás era una autoimposición. Sin embargo, llega un momento donde esa idea que barajaba de inicio, donde el mensaje siempre es más importante que la persona, ha terminado por coger consistencia, al menos en mi caso, y ahora mismo ese chat de amigas, del que soy una más y parte integrante, trata con mucho respeto mi decisión. Cada vez se comprende más y mejor que no importa tanto quien está detrás de La Vecina Rubia, sino qué podemos aportar entre todas que sea positivo a través de ella. Sus amigas de las que habla en el libro, ¿son reales, o por el contrario son fruto de su imaginación? Como todo en la vida hay una parte real, otra de ficción, dramatización, e incluso algunas han tenido que ser suavizadas. El porcentaje de cada depende de la lectora. Es una joven atenta a las redes sociales. ¿Cómo influyen estas en su vida cotidiana? A mí me gustan mucho las redes sociales. Creo que son una herramienta increíble si las trabajas con cariño y las disfrutas. Personalmente, he hecho de ellas mi vida cotidiana. Soy consciente de que ser influencer puede contener un significado peyorativo, pero sinceramente no me molesta. Soy influencer y ahora escritora, soy escritora e influencer, soy una amante del contacto a través de ellas para lo bueno y lo malo, como en cualquier otro ámbito de la vida. ¿Conoceremos algún día a La Vecina Rubia? Sinceramente, siento que todas las personas que me leen me conocen. En la faja que acompaña al libro pone que es la primera edición ¿cree que habrá una segunda edición? Esta será la quinta semana en la que la novela esté a la venta y acabamos de imprimir la séptima edición. La chica del verano en dos semanas lleva vendidos 50 000 ejemplares, saliendo con una preventa que ha hecho historia y la saga Verano ya cuenta con un millón de lectoras. Cifras que para mí, como escritora novel que aún me considero, son para estar de lo más agradecida. Gracias. Muchas gracias, de corazón. Puedes comprar el libro en:
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