ESCENARIOS

DOS TRONOS, DOS REINAS Lo que pudo haber ocurrido

Por Alberto Morate

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miércoles 20 de marzo de 2024, 23:33h

Dos tronos

Un enfrentamiento dialéctico del más alto nivel, un choque de gigantes que pelean por un trono, un aguacero de tormentas desatadas, falsedad y buenas maneras, pero besos ensangrentados de odio y fuego.

María Estuardo e Isabel I de Inglaterra, Dos tronos, dos reinas; en realidad, un único trono disputado para una sola reina.

En un duelo titánico de dos personalidades inmensas, Nacho Guerreros y Nicolás Pérez Costa se crecen en su confrontación con las armas de la palabra, de la astucia, de la inteligencia. En su calidad de mujeres y en su impronta de masculinidad, serán huracán en dos cuerpos que pugnan por vencer como volcanes en la hoguera de sus pechos.

Pepe Cibrián recrea un diálogo imposible entre estas grandes montañas, en la torre sin vistas a sus reinos. Las dos quieren coronarse, no solo con el cetro que les dé el poder, sino también con la gloria que desean en el clamor de su pueblo.

Son diosas corpóreas que viven con el temor de que una de las dos pueda salir victoriosa. Y los dos intérpretes en una magistral concatenación de trampas, de preguntas, de estudio de la rival, temen cerrar los ojos por si un golpe mortal les asesta una puñalada de repente.

Es una puesta en escena con el rigor histórico de lo que nunca sucedió, pero pudo haber ocurrido. De hecho, al final, acabará imponiéndose una de ellas, sin derramar una sola lágrima, las reinas no están para sentimentalismos, aunque ambas, sufren, las dos demuestran su poder de detener el tiempo, si fuera necesario.

Nos creemos a estos dos inmensos actores, Nacho Guerreros y Nicolás Pérez Costa y que Nicolás también dirige, en este temblor de fuerza en los brazos, en el pecho, en la mente. Nos los creemos como reinas, porque ellos solos hacen que la obra se conduzca en un diálogo poético de rima y literatura, de voluntades que impactan en nuestro entendimiento, de la palabra que acontece.

Son capaces, con el autor, de que no tomemos partido por ninguna de las dos, porque es un combate que producirá empate técnico. Buscan provocar el conocimiento y el extrañamiento, la necesidad de llegar a conocer, más tarde, las personalidades de estos personajes del siglo XVI, en una creación humana más allá de los libros y los hechos de la historia.

Una revelación esta contienda, esta lucha, frente a los límites del poder, frente a los intereses personales de cada una. En un lenguaje verbal, pero también de miradas, de gestos, de introspección simbólica que nos da una idea de cómo la autoridad se impone cuando las personalidades pelean contra su propio destino.