Voluntarios de acompañar al viento
13/12/2025@11:11:00
Si las abejas se extinguieran, las consecuencias serían catastróficas, provocando una crisis alimentaria, la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas. Pero no solo las abejas, son tantos los aspectos de la naturaleza que debemos cuidar para no revertir en un planeta inhóspito e inhabitable, que no terminaríamos nunca de enumerarlos. Árboles, céspedes, ríos, montañas, mares, campos, cuevas, minas…
Una realidad oculta
Euforia, júbilo, notar que se pueden hacer las cosas, a pesar de la desazón, de la penumbra. No se dan facilidades, hay que ganarse la forma de vivir, cada cual como puede, o le dejan. Todos sabemos que la felicidad no existe, eso es una engañifa por parte de la publicidad y las empresas que siempre quieren vendernos algo.
Nos estamos quedando sin campo. Por especulación inmobiliaria que se expande cual sombra del espectro de Brocken o porque se va quedando sin labradores, sin trabajadores que recogen el sueño con las manos.
El margen de libertad creativa, por un lado, y de juicio de una época que va en contra de lo establecido, por otro, tan presentes en esta obra de teatro fueron, quizá, dos de los inconvenientes que llevaron al fracaso a su primera representación en el Teatro Aleksandrinski de San Petersburgo el 17 de octubre de 1896, donde llegó a ser abucheada por los espectadores. Un hecho que marcó tanto a Antón Chéjov como para no querer volver a escribir ninguna obra dramática más, lo que no ocurriría gracias a que Konstantin Stanislavski la dirigió en el Teatro de Arte de Moscú dos años más tarde y la reconvirtió en un clamoroso éxito.
El morbo en 17 secuencias
Como quien todo lo va a perder y nada le importa mostrar. Como quien se beneficia de lo que se desprende aprovechándose de lo que queda.
A pesar de todo
Diariamente nos llegan, nos alcanzan, noticias del conflicto, genocidio, Israel-Gaza. Es un silencio que se llena de bombas, de llantos, de destrucción, de muerte, de ondas expansivas, de terror, de escombros, de sangre, de familias destruidas. Es el horror de la humanidad, que ha desaparecido.
Querer ser el rey
Un grupo de líderes de la más conservadora ultraderecha mundial se encuentran en un espacio cerrado, en principio afable, hay hasta agua mineral, dispuestas a intercambiar sus ideologías sin bromas, sin emociones, sin implicaciones que las lleven a significarse de manera personal, humana, vulnerable.
Un poeta, una palabra, un silencio
Un poeta, una palabra, un silencio. Me despojo de vanidad y engreimiento, no pongo límites al sentimiento, intento mirar más allá de mí mismo y de mi ombligo, requiero del verso para ello. Ese verso suelto que me abofetea, a veces, que me deja desnudo y en cueros, que me hace un quiebro y, entonces, me quedo en silencio en mi rincón de los poemas tímidos, en las palabras agazapadas sin movimiento y, sin nada externo, grito mis palabras al viento, al aire de tu nombre, al cristal que me devuelve el vaho de mi triste aliento.
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Yo qué sé
La tinta, a pesar de las palabras, mancha el papel. Y hay escenas en el teatro que invaden el escenario. En la pantalla pareciendo lo más verosímil es lo más falso. ¡Qué tontería es un anillo de boda en un dedo de una mano!
Explorar el amor
French Kiss. Tengo la incertidumbre de que otros viven en mí. Están lejos o cerca, posiblemente sin espejos, y siento los labios cerrados, los ojos abiertos, las manos que buscan.
Una conferencia que no lo es
Os cuento el día en el que asistí a una conferencia sobre La cultura y, sorprendentemente, no tenía nada de aburrida. Era una conferencia que no era una conferencia.
Un ladrón de la realidad
A Berto Romero le hace falta el escenario. Se le ve seguro de sí mismo, porque lo tiene todo bien estructurado y bien pensado.
La ambición desmedida
Las palabras también pueden matar, asesinar, conspirar en la sombra para obtener el poder, para que nadie esté por encima del rey, y ese rey quiere ser Ricardo III.
Desafiando al tiempo
Los cómicos o comediantes nunca mueren y siempre bailarán sobre su tumba. Afrontarán el frío de los huesos, harán el amor en los caminos (¿o en los camerinos?), cuando puedan, claro y su mejor premio es el aplauso.
El destino nos acaba juzgando más allá de la percepción que cada uno tenemos de nosotros mismos, quizá, porque hay barreras que no nos atrevemos a atravesar y, sin embargo, el paso del tiempo derriba de una forma autoritaria, por lo que tiene de dilapidación de nuestras fantasías y anhelos. ¿Quién no ha soñado con ser famoso, una gran estrella de cine o un escritor reputado?
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