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Juan Eslava Galán: "En España jamás hubo convivencia entre religiones, solo condescendencia"

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

"En España jamás hubo convivencia entre las tres religiones en la península Ibérica, solo condescendencia", así de rotundo se expresa el escritor jienense Juan Eslava Galán en conversación con Todoliteratura.es, en las entrevistas a autores que llevamos a cabo, para presentarnos su nueva obra Últimas pasiones del caballero Almafiera que acaba de publicar con su editorial de toda la vida, Planeta, "que es como si fuese mi familia ya que siempre me han tratado muy bien".

El año 2012 es un año cargado de mucho significado para España y es un año en que se van a celebrar grandes efemérides. Una de ellas es el octavo centenario de la batalla de las Navas de Tolosa, batalla campal que abrió la reconquista a las tierras andaluzas. Otra es la conmemoración del segundo centenario de la primera constitución española, denominada la de Cádiz o más vulgarmente la de la Pepa. Y también podíamos añadir el centenario de la muerte de Marcelino Menéndez Pelayo, quizá el más grande historiador español de todos los tiempos, autor de la magistral Historia de los heterodoxos españoles, obra cumbre de la historiografía española.

Para Eslava Galán, las dos primeras conmemoraciones no deberían enfrentarse sino complementarse, son dos hechos históricos de primera magnitud y si uno es importante en cuanto a las libertades personales y públicas, el otro es importante en cuanto a que se consolidó una manera de vivir cristianos - occidental, es decir, la supremacía de la libertad individual en detrimento del atraso y oscurantismo de la religión musulmana, que si bien tuvo un periodo de gloria en la Edad Media, se ha ido abocando al fundamentalismo y a la pérdida de libertades. Toda esa historia de la alianza de civilizaciones no es más que una idea en la mente calenturienta de un inculto absolutamente desapegado de la realidad y de la historia.

Juan Eslava Galán ha escrito una obra didáctica y desmitificadora. Didáctica porque se ajusta a la historia, él es un buen historiador y no lo podría hacer de otra manera, pero la cuenta de una manera divertida, como él señala: "enseñar deleitando", que por algo ha sido profesor de la materia, de forma muy cinematográfica, con capítulos cortos. Y desmitificadora, lo hace así para que conozcamos por dentro cómo era una cruzada, cómo era un batalla contra los musulmanes y la asumamos en lo que realmente fue.

Porque para el escritor jienense, los españoles se avergüenzan de su historia. "Ningún país europeo se avergüenza de su historia, nosotros debemos asumir la nuestra", nos dice. Y tiene toda la razón: para los franceses, un esquilmador como Napoleón es un héroe, pero éste llenó las salas del Museo del Louvre con todo los que fue robando tanto en Egipto como en España y en otros países y los británicos están orgullosos de sus piratas y corsarios, personajes fuera de la ley de los que se valieron sus graciosas majestades. En España se cometieron errores pero muchos menos que en esos dos países.

Eslava ha utilizado en su libro dos buenas estratagemas para que nos quedemos prendados de lo que cuenta. La primera es crear una especie de caballero andante del Siglo XIII a medio camino del Quijote, el rucio de él se llama Rozagante, ¿les suena, verdad?, tiene un escudero, delgado y joven en este caso. Y del capitán Alatriste, mujeriego y pendenciero, casi igual que Almafiera, hasta el nombre es un guiño, lleno de humor y originalidad, por supuesto, para que nos tomemos la historia en su justa medida, desmitificándola. Sólo tiene un defecto, que con la que está cayendo en la actualidad con Francia, nos traiga un héroe francés, "pero de Provenza -se defiende el autor- los occitanos odiaban a los franceses de la Ile de France.

La segunda es haber ideado un narrador "que lo ve todo, incluso los pensamientos de los protagonistas" que es un juglar, que narra de forma cruda, con un punto de retranca y que describe las situaciones y personas de manera realista, con un lenguaje de la época, que se agradece, y que nos señala e incluso regaña para que nos fijemos en lo que a él le parece interesante. Un narrador original, divertido que se asemeja a la literatura de cordel o de ciego que iba por las villas con sus carteles y punteros contando lo que había visto en otras poblaciones.

Esta historia real está contada con humor pero con rigurosidad. Las virtudes de un buen caballero nos las explica de forma muy didáctica pero amena. La paciencia, la facundia, el humor, el decoro, la gentileza, la largueza, son las cualidades de don Gualberto de Marignane y, por supuesto, la generosidad con el vencido. Recordemos la generosidad en la rendición de Breda, todo un ejemplo que vale para romper otro viejo tópico, "tenemos un historia empedrada de tópicos, acaso cientos de tópicos de nuestra historia que hay que romper, como los de la conquista de América o los del centralismo, ahora autonomías, señala el novelista jienense.

"En la batalla de Tolosa, que se puede considerar una nueva cruzada contra los musulmanes, ideada por el papa Inocencio III para mitigar los fracasos en Oriente de la Cuarta Cruzada, se unieron los cinco reinos de la península Ibérica, los reinos de Castilla, León, Navarra, Portugal y Aragón, además de cruzados venidos de Francia, Britania y, en menor medida, de Italia, los arqueros genoveses.", explica didácticamente Eslava.

Esa cruzada, que terminó siendo una batalla campal, se produjo en terreno abierto. La victoria cristiana hace que las fronteras se desplacen más allá de Sierra Morena. Las pérdidas musulmanas fueron tremendas, tanto en personal, como en riqueza y tierras. Porque hay que resaltar que la cruzada era religiosa, pero también tenía motivaciones económicas. Pero lo más importante fue que "por primera vez, todos los reinos cristianos se unieron contra los musulmanes, que la unión hace la fuerza", destaca el escritor. "Todos tienen claro que lo que se defiende es la civilización occidental, una forma de ser y vivir. Ya que todos se consideraban descendientes de los godos, los habitantes de una tierra que fue asaltada por los musulmanes", añade.

Y sigue abundando en ese tema: "fue un empresa común de todos los pueblos hispanos que poblaban la península ibérica, somos fuertes porque estamos unidos", dice y cree que "a la larga perjudicarán los afanes independistas tanto a vascos como catalanes y creo que se ha ido demasiado lejos y el proceso ya va a ser irreversible", explica taciturno el ganador del Premio Planeta de Novela con En busca del unicornio.

Este escritor que se manifiesta republicano y que cree en la igualdad de todas las personas sin privilegios, también critica a la iglesia católica pero, reconoce que ha sabido evolucionar mucho más que las otras religiones monoteístas y que ha tenido muchas cosas buenas, por eso defiende la forma de vivir cristiano-occidental, que aún siendo cosas diferentes, son el germen de nuestra convivencia, la que nunca tuvieron las tres grandes religiones monoteístas.

Preguntado por las series históricas que pueblan nuestras televisiones y en concreto por la serie Toledo que trata el reinado de Alfonso X, el Sabio, su opinión no puede ser más contundente: "Absolutamente lamentable, vi el primer capítulo entero y me pareció mal hecho, mal ambientado, un culebrón miserable que, con lo que ha costado, se podía haber hecho algo digno". Y la verdad es que compartimos esa opinión al 100 %. Es una serie infumable. Si la comparamos con la británica Roma nos deja en mal lugar, pero lo peor es que hay escritores históricos extraordinarios en España, como el mismo Juan Eslava Galán, hay productoras dignas que podrían haber hecho un trabajo formidable, pero, lamentablemente, pese al dinero gastado, no ha sido así. ¡Lástima de cultura!

Juan Eslava Galán nos da una versión fiel de la historia, con personajes reales y otros ambientados, con una historia de amor, de alto contenido erótico, donde el protagonista y la mujer de su más encarnizado rival protagonizan una tórrida relación, pero hay más, mucho más, en unas páginas que se leen con facilidad y con atracción. Estamos ante un escritor que vive como tal, que vive "en la caverna de Platón. Tengo una idea platónica de la literatura, de lo que voy a escribir, pero nunca la desarrollo exactamente, sino una aproximación de lo que pienso, porque al escribir se enriquece el texto. Pero eso sí, creo que he dado una visión equilibrada de la historia entre la realidad y la ficción, entre el amor y la crueldad. Me siento satisfecho de lo realizado".

Ahora es el lector el que debe juzgar si ha acertado o no.

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