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“Hammerstein o el tesón”, la biografía del general que plantó cara a Hitler

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Por Javier Velasco Oliaga

Hans Magnus Enzesberger
ha escrito una novela extraña pero objetiva sobre la figura excepcional del barón Kurt von Hammerstein-Equord, el único general que plantó cara a Adolf Hitler. El resultado es Hammerstein o el tesón, una obra que rompe moldes, donde nos describe la podredumbre de un régimen que acabaría con la vida de millones de judíos y con la dignidad de un pueblo que escogió a un líder funesto.


Kurt von Hammerstein asumió el mando del ejército alemán en 1930 y en 1933 presentó su renuncia después de subir al poder Hitler. Él, que hasta tuvo posibilidades de convertirse en ministro de la Guerra renunció a sus aspiraciones personales por un convencimiento ético que llevó durante toda su vida hasta las últimas consecuencias. La novela trata de su vida, pero también de algo más, de la biografía de un régimen inhumano e irracional que abocó a Alemania a una guerra fatal.

Enzesberger inventó la novela documental cuando escribió El corto verano de la anarquía sobre Buenaventura Durruti. Ese género es el que utiliza para presentarnos a Hammerstein a aquellos que no le conocíamos y algo más. Ese algo es la situación de la Alemania de entre guerras. Finalizada la Gran Guerra, el Tratado de Versalles fijó unas condiciones en demasía onerosas para Alemania. Fue mucho lo que tuvieron que pagar y algunas de esas condiciones iban contra la línea de flotación de la autoestima de un país que apenas podría tener ejército, sólo 100.000 militares, frente a ejércitos más numerosos y mejor armados.

Como consecuencia de ese tratado, los alemanes llegaron a acuerdos secretos con los soviéticos para construir una nueva maquinaria militar, que consistió en nuevo armamento y formación del ejército. La ceguera de Europa no supo ver que las condiciones puestas a los alemanes podrían volverse contra ellos, como ocurrió, y que hubiese un florecimiento de los fascismos como reacción a la humillación a la que se les sometía a los alemanes.

Por eso los años treinta nacieron convulsos en el centro de Europa, por eso aparecieron líderes absolutamente locos que convencieron a una población, presumiblemente culta, a unirse al carro armamentístico promulgado por Hitler. El resultado lo sabemos todos: cincuenta y cinco millones de muertos y muchísimos más millones de heridos y desplazados. Afortunadamente, después de la Segunda Guerra Mundial no se cometieron los mismos errores de la Primera, y el perdón y la reconciliación primaron sobre todo en la zona occidental. Otra cosa sucedería en el lado comunista donde los asesinatos se multiplicaron con respecto a lo que pasó en la guerra y la falta de libertades imperó en un régimen tan peligroso como el que habían combatido.

Enzesberger nos lo cuenta y utiliza a Hammerstein para ello. Escribe una novela excelentemente documentada donde ha utilizado fuentes originales de los descendientes del barón y para ello utiliza varias técnicas. La novela en sí, porque la vida del barón es una pura novela y conversaciones póstumas con los principales protagonistas de la trama, incluyendo al propio protagonista, sus hijos y amigos.

Esas conversaciones hacen que veamos diferentes puntos de vista de un mismo pasaje, nos da información, toda la que puede, para que el lector tenga los suficientes elementos de juicio para que se forme su propia opinión. Y en esas conversaciones no se libra nadie, ni el protagonista, cuando conocidos suyos le tachan de vago aunque muy capaz, o el propio escritor cuando algún entrevistado le tacha de olvidadizo.

La novela es la biografía de Hammerstein pero novelada y también es la historia de su familia, de sus hijos, “de su familia no salió ni un solo nazi”, afirma en el libro y así fue. Pocas familias podrán decir lo mismo y eso le acarreó claros perjuicios. Sólo su enorme prestigio lo salvaría de posibles represalias, no así a algunos miembros de su familia que fueron perseguidos por su militancia comunista. Porque sus hijas siempre estuvieron a favor de esa ideología y, también, a favor de los judíos. La familia Hammerstein no entendía de sectarismos.

Los hijos del barón, aún siendo militares, siempre estuvieron en contra de Hitler y participaron, como su padre, en complots contra el dictador, lo que les llevaría a huir y tener que esconderse en los años finales de la guerra. Hammerstein no vio el final de la guerra, no asistió a la descomposición de un régimen del que siempre estuvo en contra y al que previno de los errores que cometía. Fue él el primero que supo que Hitler nunca ganaría la guerra y así lo dijo, sin miedo a la represalias.

Enzesberger ha escrito un libro original, de un dramatismo sincero y pausado. Ha reflejado a la perfección la personalidad de Hammerstein y de todos los protagonistas. Los ha retratado humanos, con sus virtudes y sus defectos, y lo ha hecho como suele hacerlo él, con aspereza y honestidad. El libro es imprescindible para quien quiera entender el periodo de entre guerras en Alemania y en Europa. Lo más difícil es comprender cómo el fascismo cometió tantas atrocidades y cómo pocas voces se levantaron contra aquello. Hammerstein lo hizo, con valentía y honor, y el texto es un fiel reflejo de cómo lo hizo y por qué lo hizo. Este es uno de esos libros donde se explican las contradicciones de un pueblo que en un tiempo de su historia fue liderado por un miserable.

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