Una pregunta que los periodistas siempre me formulan en las entrevistas se refiere a los móviles. No, no se asusten; no estamos hablando de los móviles en sentido penal —aunque, vistos los libros que circulan en el mercado en los últimos años, su autoría quizá podría, e incluso debería, incardinarse en algún tipo punitivo más o menos evidente —. Me refiero a las motivaciones, a las razones, a veces conscientes, a veces no tanto, que conducen a un autor a dar vida a una nueva obra.