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garrote vil

15/03/2024@11:11:00

Es verdad que en muchas ocasiones se recuerdan aquellos tiempos, los de la posguerra y años posteriores, con cierta nostalgia por sus anuncios, las canciones pegadizas, las costumbres que hoy nos producen sonrisa pero, en realidad, es una época de niebla que nos cubría los ojos, entre otras cosas, porque éramos muy niños o jóvenes.

El 3 de marzo de 1974 arrojaron por la noche un artefacto incendiario contra la puerta del Instituto Cultural Español de Dublín, Irlanda, como protesta por la ejecución por medio de garrote vil del joven anarquista Salvador Puig Antich en la antigua prisión Modelo de Barcelona. La rápido intervención de los vecinos, transeuntes así como de los bomberos impidieron que, salvo la puerta de entrada, ardiese el edificio.

Autor de "A garrote vil"

Juan Eslava Galán y su mujer Isabel Castro Latorre acaban de publicar el libro historiográfico "A garrote vil. Verdugos, ejecuciones y torturas en España y otros países", que ha publicado Arzalia Ediciones en una cuidada edición. Un riguroso ensayo donde se hace un exhaustivo repaso sobre todo lo concerniente a cómo se llevaban a cabo las ejecuciones y torturas a lo largo del tiempo en todo el mundo. Haciendo especial hincapié en los verdugos responsable de dichas prácticas.

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Autor de “El último verdugo”

En España se utilizó el garrote vil hasta 1974. En “El último verdugo”, de Toni Hill, el protagonista es un asesino en serie que ajusticia a sus víctimas con dicho ingenio. Está considerada la máquina de matar más cruel jamás construida. ¿Por qué recurre el asesino a un método tan macabra que se inventó en la Roma de los césares? Dicho aparato se refinó en su variante catalana añadiendo un punzón de hierro que penetraba por la parte posterior y destruía las vértebras cervicales.

Arzalia Ediciones presenta "A garrote vil. Verdugos, ejecuciones y torturas en España y otros países", de Juan Eslava Galán e Isabel Castro Latorre
¿Es la crueldad algo natural? Los animales matan para alimentarse y de la manera más práctica. Solo los humanos se complacen con el dolor ajeno. En palabras del autor: “Parece que existe en el hombre un impulso de violencia que es la raíz de una tensión biológica, emotiva y espiritual”.