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Irina Kouberskaya

23/03/2023@02:02:00

"Borrachos", puede que desahuciados de la vida, aunque sea solo durante el tiempo que dura la borrachera.

¿Qué somos? Quizá no seamos más que el polvo que se lleva el viento. Triste final de nuestro insignificante paso por la vida. Vida anónima. Llena de pretensiones falsas e inútiles. Vida donde el silencio atrapa la soledad de nuestros corazones y nos precipita sobre la mentira. Ese largo e inabarcable telón de fondo que todo lo cubre y preside en nuestro devenir existencial. Ahí es donde la sentencia que representa la muerte se manifiesta por encima incluso del amor. Qué es una vida sin amor y sin la ilusión que nos cambia lo más profundo de nuestro ser y nos arrastra irremediablemente hacia esa felicidad efímera, pero felicidad al fin y al cabo. Borrachos, dirigida por Irina Kouberskaya, es una nueva manifestación de esa necesidad de amor y de decir la verdad que todos tenemos, aunque sea bajo la gran mentira que cobija al mundo.

La obra “Amiga”, de la dramaturga y directora teatral rusa Irina Kouberskaya, se estrenó hace un par de años y sigue representándose en el Teatro Tribueñe con gran éxito de público. El texto está basado en un fragmento de la vida de la escritora rusa Marina Tsvetáyeva, la poeta rusa no tuvo precisamente una vida fácil y eso se refleja en el texto de la obra que tiene un fuerte contenido trágico.

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¿Qué es la belleza sino la implícita salvación que atesora el arte? El arte. Su alma. Fragancias de lo vivido y sufrido. Racional y bello a la vez. Lucha de sombras, temores y fantasmas. Conciencia del yo. Trastero de tinieblas. Luz y oscuridad de la vida. Como dijo John Keats: «¿Es el arte un vuelo hacia lo sublime o simplemente una evasión temporal de la experiencia?» Esa dualidad es la que está presente en este nuevo mapa de las emociones al que Irina Kouberskaya nos somete en La cordura loca de Lady Macbeth. Un espacio para la reflexión de lo que es bello en sí mismo, porque nos muestra aquello que no vemos, o mejor dicho, que no queremos ver.

Nos dice la directora de este montaje de la obra de Valle-Inclán que: «Reconocer la fealdad abre el camino a la sensibilidad y a la belleza», y no le falta razón a Irina Kouberskaya, porque la carga de crueldad, egoísmo y avaricia es enorme en cada uno de los personajes de esta pieza teatral que forma parte del Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte del autor gallego.