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Álvaro del Olmo Alonso
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Álvaro del Olmo Alonso

Entrevista a Álvaro del Olmo Alonso, autor de “Hombre sobre una escultura”

"A mí protagonista le preocupa la búsqueda de la transcendencia, de vivir la vida de una forma diferente"

domingo 30 de noviembre de 2014, 18:06h

Álvaro del Olmo Alonso
es un joven escritor madrileño de poco más de treinta años pero que parece mucho más joven, casi un adolescente. Sin embargo se expresa como un consumado literato en la charla que mantuvimos en el Café Central de la Glorieta de Bilbao, que tantas tertulias han escuchado sus paredes, por la reciente publicación de su primera novela por la editorial Rayo verde “Hombre sobre una escultura”.

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Álvaro del Olmo Alonso (Foto: Javier Velasco Oliaga)
Álvaro del Olmo Alonso (Foto: Javier Velasco Oliaga)

“Menos mal que la terminé en 2011 antes de lo del 15M, porque si no, no la habría acabado”, afirma nada más comenzar la entrevista este escritor para el que “la literatura no es sólo un entretenimiento, ya que produce un montón de significados”. Esta su primera novela. Le ha costado más de dos años escribirla. “No estaba acostumbrado a escribir tanto. Hasta ese momento sólo había escrito cuentos. No me había propuesto escribir una novela como proyecto”, reconoce.

Sin embargo, una tarde quedó con una amiga y ésta llegó tarde. Mientras esperaba, sacó un cuaderno y comenzó a escribir. Le dio tiempo a escribir una página, lo que sería el comienzo del libro que ahora presenta. Esa casualidad le decidió para dedicarse a la literatura, aparcando momentáneamente sus estudios de Filosofía. Ahora los ha retomado haciendo un máster sobre esa misma disciplina.

Una vez que tenía escrito Hombre sobre una escultura ni siquiera pensó en publicarlo, ni siquiera en formato digital. Tuvieron que ser sus amigos los que le presionaran para enviar el manuscrito a alguna editorial. “Se lo mandé a 6 ó 7 editoriales. La mayoría no me contestaron. Otra al día siguiente. Ni le había dado tiempo a leer la novela. Y al año me escribieron de la editorial Rayo Verde, que es la que me ha publicado la novela”, cuenta tranquilamente.

La novela es una de esas joyas que caen en las manos del lector muy de vez en cuando. Es un libro para paladares exquisitos a los que no les guste la literatura fácil y de consumo. Lo que el lector se encuentra es una trama envolvente que te va llevando sinuosamente como meciéndote por las cálidas aguas de un mar tropical. Para el escritor fue distinto porque él se dejó arrastrar por una corriente torrencial.

“No había escrito así antes. Me apareció esa manera de escribir de golpe. Yo no suelo enrollar, no me suelo explayar. Me gusta escribir y decir algo. La forma de escribir en forma de monólogo no es una elección, es una forma diferente de decir algo y me sale sin forzar”, expone de manera transparente e, incluso, un poco naif. Si la escritura fue para Álvaro del Olmo gratificante, la corrección fue un infierno por lo trabajoso. “La editorial no me impuso nada, en alguna ocasión me señalaban algún párrafo a mejorar. Si fue menos gratificante, fue porque me resultó muy complicado volverme a meter en el texto”, puntualiza.

Sobre su manera de escribir nos indica los periodos de reflexión que tuvo. “La trama me fue apareciendo paulatinamente. Una cosa lleva a la otra y se va plasmando en el papel. También hice diversas pruebas en cuadernos, pero al final, lo que quedó en la novela se parecía muy poco a lo que diseñé en un principio”, reconoce con humildad y simpatía. Lo que va contando en la novela es la historia de los amigos del protagonista y narrador Hércules Degard en su extraño intento de transformar la sociedad a través del arte.

Su novela arranca de la preocupación, de la sensación, de la lástima y de la experiencia del arte. Esa experiencia la traspasa al protagonista. “He escrito lo mínimo que hacía falta. Ningún personaje es arbitrario. No me sobra ninguno, ni me falta”, expone. Al protagonista lo que le ocurre es que no puede retener lo que lee. “La sensación, la potencia de leer, escuchar algo que se te escapa y se va, ¿qué podemos hacer ante esa pérdida?”, se pregunta el autor.

El protagonista califica obras teatrales susceptibles de subvención. Lee, opina y califica. Nosotros leemos, opinamos y calificamos las obras que leemos, pero ¿qué hay después de una lectura que se perturba? “Se nos escapa. A mí se me escapan los cuentos de Borges. Obras como Los detectives salvajes de Bolaños o el Siddhartha de Herman Hesse, pero también mucha música clásica”, elucubra.

De ahí esa preocupación del protagonista de la novela por "la búsqueda de la transcendencia, de vivir la vida de una forma diferente" y en esa búsqueda le sucede una experiencia que le trastoca y todo lo que vive después lo enjuicia de manera distinta. Justo lo que le ocurre a Álvaro del Olmo Alonso después de acabar de escribir su novela con el 15M, algo que le trastocaría y le hará ver la vida de diferente manera, pero siempre de forma honesta e imaginativa.

Durante los dos años largos que tardó en escribirla, apenas leyó alguna obra para no dejarse influenciar y justo al acabarla surgió el 15M y se presentó en Sol para vivir una de sus mayores experiencias, donde compartió tiempo y espacio con jóvenes de toda España. “Antes del 15M había una sensación común de estar solos. Se terminaba la conversación en un bar con un chascarrillo y ya estaba. Lo que hizo el 15M fue que tomáramos conciencia de que no estábamos solos, que estábamos más cerca de nosotros mismos de lo que creíamos. Entonces ya no tenía sentido acabar una conversación con un chascarrillo y preguntarnos ¿ahora qué?”, explica el escritor madrileño con pasión.

EL 15M le dio fuerza y no sólo de manera simbólica. Ell autor de Hombre sobre una escultura recuerda en nuestra charla una frase que le dijo un amigo relacionada con ese movimiento “el 15M fue como un terremoto y Podemos es una réplica del mismo, una consecuencia, una derivación de ello”. Siente una cierta preocupación por que el nuevo partido político sólo se quedará en algo de “sólo alcanzar el poder y no las formas del poder”, puntualiza con lucidez juvenil, de los que se atreven sin miedo a opinar sin miedo, de los que se dan cuenta de que Podemos tiene la certidumbre de que la gente no está preparada para elegir. Sin embargo, también confía en ellos, “no creo que tengan mala intención. Tienen un enfoque demasiado finalista y el ansia está haciendo que desprecien las formas”, analiza con precisión.

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