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Fernando Sánchez Dragó
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Fernando Sánchez Dragó presenta la novela de no ficción "La canción de Roldán"

"La cultura es un resorte de rescate de la condición humana"

jueves 05 de marzo de 2015, 10:28h

Fernando Sánchez Dragó regresa a la literatura con "La canción de Roldán" como un escritor novel, con un libro que es y no es una novela, muy distinto de lo que acostumbraba a escribir, una obra de no ficción sobre el protagonista del mayor episodio penitenciario de corrupción de España: Luis Roldán.

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Fernando Sánchez Dragó (Fotos: Julia María Labrador)
Fernando Sánchez Dragó (Fotos: Julia María Labrador)

Este martes 3 de marzo se presentó en Madrid La canción de Roldán. Crimen y castigo, el nuevo libro de Fernando Sánchez Dragó publicado por la editorial Planeta, una “Novela de no ficción”, como especifica su subtítulo, una obra que relata acontecimientos reales de la inmediata historia de España, el episodio de corrupción y delincuencia más sonado de los últimos tiempos.

Durante una amena y concurridísima rueda de prensa, el novelista y periodista Fernando Sánchez Dragó nos desveló la génesis y los entresijos de esta novela biográfica sobre los episodios vitales más famosos de Luis Roldán. Con apasionamiento, Dragó recordó desde el momento en que coincidió con él por casualidad fuera de España, hasta las conversaciones que mantuvieron para componer esta obra, pasando por los detalles del encargo que les realizó la editorial Planeta a ambos.

Al poco de coincidir con Luis Roldán en Moscú, justo cuando Dragó salía de asistir al espectáculo de los gatos del teatro ruso (aclaremos, como reiteró el autor, que se trata de teatro y no de circo debido a que son unos animales no domesticables), fue cuando Planeta llegó a un acuerdo con Roldán para que contara sus diarios. A la pregunta de quién podría escribirlos su respuesta fue clara: Fernando Sánchez Dragó, elegido quizá porque hacía poco que se habían visto en Moscú, como si aceptara una sugerencia que la realidad le hizo con ese encuentro casual, pero curiosamente los editores se lo encargan en un primer momento ocultándole que fue el propio biografiado quien le eligió.

Una de las máximas que subyace tras la creación de esta obra es la siguiente cita de Truman Capote, el creador de la novela reportaje, género al que también podemos adscribir La canción de Roldán: “Hiciste algo terrible, pero eso no te resta humanidad. Quiero mostrarlo a la gente.”

Sánchez Dragó experimentó bastantes problemas creativos durante la escritura de este libro. A pesar de reconocerse a sí mismo que lo único que es de verdad es escritor desde los tres años, el proceso de esta novela parecía demostrar lo contrario, hasta tal extremo que le condujo al borde del suicidio porque transcurrían los días y apenas se desgranaban las páginas de su mente: tras diez horas de trabajo al día, sólo había logrado escribir apenas medio folio, uno o, a lo sumo, uno y medio, en lugar de los cinco habituales.

El resultado final son dos novelas, una narrada en primera persona y otra en tercera, confluyentes en una única persona: la condición humana, puesto que todos podemos ser Roldán, ya que el poder y el dinero son un mecanismo que corrompe a cualquier ser humano.

Todo esto llevó a Sánchez Dragó a rememorar un momento de su vida en que se convirtió en Roldán, es decir, en que se corrompió: fue durante un episodio en la cárcel de Carabanchel coprotagonizado con otros tres miembros del Partido Comunista: Javier Muguerza, Manolo Moya, Alberto Saoner y él recibían a un caco de Málaga, analfabeto y admirador de la cultura, hasta que el representante del Partido les llamó para imponerles que le prohibieran entrar, debido a que admitir a un homosexual era un desprestigio. La corrupción inaceptable fue, además del hecho en sí, tener que explicarle ellos mismos la razón de tal prohibición.

La canción de Roldán tiene en su trasfondo numerosas revelaciones, aunque no son lo que Sánchez Dragó pretendía en origen, pero inevitablemente se derivan de las entrevistas que realizó, además de a Roldán, a personajes políticos imprescindibles por su protagonismo de entonces: Rafael Vera, Perote, Cristina Alberdi, Toni Asunción y Julio Feo. Salvo en el caso de Roldán, con quien sí utilizó grabadora, con los demás se limitó a tomar notas y reconstruir esas entrevistas de memoria.

Las revelaciones recibidas han sufrido una doble criba: por parte de los abogados y por parte de las personas que las realizaron, quienes al dejárselas leer se echaron para atrás al descubrir su inesperado tono sarcástico y mordaz y le obligaron a pactar y recortar algunas cuestiones. No obstante, por muy atractivas que resulten para los lectores, no son lo importante en el libro.

Luis Roldán es un hombre rescatado por dos cosas: la lectura y la religión. Cuando está en la cárcel se desploma por completo, ya que se le derrumba todo: su matrimonio, su vida familiar, su relación con los hijos, su fe en la democracia y su visión de España, lo que le convierte en una piltrafa, en un desecho humano, bache del que logra salir a través de la lectura de montañas de libros y a través de Dios. La cultura es un resorte de rescate de la condición humana. Una lectura que le resultó fundamental fue Fenomenología del espíritu de Hegel, porque le demostró qué es un delincuente y a partir de ese libro empezó a ponerse en pie de nuevo, a regresar de ese hundimiento en que se encontraba.

El único compromiso que Dragó adquirió con Roldán para escribir este libro fue que su familia no se viera perjudicada por lo que se contara en él. Un pacto de lealtad y de amistad sellado con un apretón de manos. Creía que lo estaba respetando hasta que al cabo de año y pico se dio cuenta de que incluía un personaje imprescindible con el que incumplía ese compromiso pero que no podía eliminar: una antagonista de esa tragedia, una especie de Yocasta, con la que Roldán tuvo un hijo fruto del último bis a bis en la cárcel con ella. Dada su importancia, la solución para respetar lo pactado y no dañar la novela fue cambiarle el nombre y convertirla en el único personaje del libro que no aparece con su auténtica identidad.

Aunque no formaba parte del acuerdo inicial, Sánchez Dragó le entregó la primera redacción de la obra a Roldán para que la leyera, más de mil páginas que sufrieron un pulido posterior para reducirlas, labor en la que contó con la ayuda de otra persona para suprimir unas doscientas páginas, algo de lo que se sentía incapaz aunque lo consideraba muy necesario.

Al resto de entrevistados también les pasó sus respectivos pasajes por si querían modificar algo de lo allí narrado: Julio Feo simplemente le pidió que cambiara una cosa, Cristina Alberdi y Perote estuvieron plenamente conformes y Toni Asunción y Rafael Vera sí impusieron modificaciones. En el caso de este último se produjo un enfrentamiento delante de dos testigos, el secretario Javier Redondo y la periodista Ana Grao, del que se derivó que haya dos fragmentos del libro escritos por ellos en los que cuentan cómo presenciaron el duelo Dragó – Vera acaecido en el salón de la casa de Ana Grao.

Una de las ventajas de la religión católica es la confesión, una coartada que puede engañar a muchas personas y que permite a cualquiera recibir la absolución si se arrepiente de sus pecados. En el caso que nos ocupa, Roldán pudo confesar sus pecados, cumplir la penitencia impuesta y tener propósito de enmienda, pero no pudo restituir el dinero porque había volado de sus manos en una operación bancaria en la que todo se lo quedó o Paesa o alguien que en un proceso de saltos de ingeniería financiera realizó un movimiento del mismo a un banco de Singapur. Actualmente Roldán se mantiene a través de una mísera pensión de setecientos u ochocientos euros al mes, casado con Natascha, quien también cobra otra pensión aún menor (quinientos euros), y vive entre dos minúsculos apartamentos ubicados uno en Zaragoza y el otro en Moscú.

El origen del título La canción de Roldán es doble: por un lado, procede de una columna así titulada que escribió Dragó para el diario El Mundo cuando el personaje estaba de plena actualidad y, por otro, parodia el título del primer cantar de gesta francés, La chanson de Rolán, parodia que ya originó que ese citado artículo se llamara así por la similitud entre los nombres de los protagonistas (Rolán, Roldán).

Fernando Sánchez Dragó no ha pretendido con este libro juzgar a nadie, condenarlo o absolverlo, porque es sólo un novelista, no un confesor, ni un político, ni un juez, ni un periodista siquiera en este libro, por tanto, su único deber es el de contar. La canción de Roldán es una novela, un cuento filosófico, eso que Voltaire y Diderot llamaban una reflexión sobre la condición humana y sobre la tendencia a la depravación y a la depredación que anida en todos nosotros y, por supuesto, es un aldabonazo en la conciencia de Roldán para superar ese lado oscuro.

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