El acto de presentación tuvo lugar en el Museo de Bellas Artes de Valencia, la escritora Gloria de Frutos fue la encargada de desempeñar las labores de presentadora. Además, la presentación contó con tres invitados de excepción que acompañaron a Siles en la mesa presidencial: Fernando Delgado, Guillermo Carnero y Sergio Arlandis.
En primer lugar intervino el poeta, ensayista y profesor Sergio Arlandis, quien a su regreso de tierras americanas vuelve a formar parte del devenir poético y cultural valenciano con una apretada agenda. Arlandis, quien puede presumir de ser el responsable de la anterior antología sobre Jaime Siles, Cenotafio, antología poética 1969-2009 (Cátedra, 2011), disertó extensa y acertadamente sobre la obra y estilo del autor de Himnos tardíos (Visor, 1999). Su conocimiento profundo, tanto de la obra, como de la persona del poeta, hizo posible que el público presente, y a través de su discurso, fijase su atención en cosas como la pluralidad de la palabra poética o la fe en el lenguaje, escenario de una batalla entre el yo personal y el yo poético, factores clave en el estilema de Jaime Siles.
Por su parte, el poeta novísimo Guillermo Carnero, amigo de Siles desde su etapa de estudiante, enfocó su intervención desde una perspectiva menos académica y más distendida y entrañable, consciente de —como él mismo apuntó— que aquel acto, más que una presentación al uso, constituía un homenaje a la obra y figura de uno de los Hijos Predilectos de la Ciudad de Valencia. Entre las muchas anécdotas que el autor de El sueño de Escipión (Visor, 1971) tuvo a bien contar, destacaré una que llamó mi atención. En el año 1989, Siles Ruiz optó a una cátedra de Literatura Española e Iberoamericana de la Universidad de St. Gallen (Suiza), tras conseguirla por méritos, le fueron mostrados los currículum de las personas con las que había “competido”, cuál fue su sorpresa al descubrir que su querido amigo Guillermo Carnero, estaba entre los aspirantes a esa misma cátedra, y aún más, Carnero, cuatro años mayor que Siles, al conocer —mucho antes— que podía perjudicar a su amigo optando a esa misma tribuna, envió una carta a la Universidad retirando su candidatura y documentación, alegando que él jamás competiría con su buen amigo Jaime. La verdad es que Carnero se extendió bastante en su discurso, pero el público agradeció el tono divertido y cercano de su intervención con carcajadas cómplices y un caluroso aplauso.
En último lugar intervino el novelista y poeta Fernando Delgado, quien en la actualidad es miembro del jurado del Premio Planeta y buen amigo de Jaime Siles desde la década de los setenta. Fernando, en la línea de Carnero, contó anécdotas entrañables pero también subrayó la importancia de la voz poética de Jaime Siles, tanto dentro como fuera de España, así como también puso en valor su gran aportación a la poesía. Y es que la poesía de Siles, inundada de filosofía, de ritmo, de referencias latinas, culturalista e indagatoria, en tensión contra el propio lenguaje, es hoy objeto de estudio de poetas e investigadores.
Por su parte, la intervención del poeta homenajeado, fue breve y agradecida, no leyó poemas del libro, no es dado a presentaciones propias, es más, con 46 años de trayectoria bibliográfica, esta era la primera “presentación” oficial de un libro suyo en la que él mismo participaba. Anécdotas aparte, Siles Ruiz agradeció también al poeta peruano Martin Rodríguez-Gaona, quien es el responsable de esta edición, su esfuerzo y dedicación en una compilación de más de cien poemas donde están representados todos sus libros de poesía, una edición que cuenta, además de una “poética” de su autor al principio del libro “El texto es hoy el único escenario”, con un texto ensayístico de Rodríguez-Gaona titulado “Del ala de la duda al cántico de disolución”, todo un atractivo añadido a las más de 290 páginas de poesía.
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